Es que una ve unas cosas, cuando va paseando por ahí. Sobre todo si vas paseando por los cementerios. Ahora viendo la foto parece un fotoshop, pero no lo es. El alineamiento era así. También había una liebre correteando por ahí. Todo muy surrealista-deportivo.
Todos hemos tenido 12 años. Todos hemos llevado pantalones de campana, y/o sandalias con calcetines. Todos nos hemos sentado bajo una tormenta incipiente y sobre un almiar pinchoso.
Siempre hay que concentrarse en lo bueno, aunque te pases. Siempre hay que sonreír. Porque sonreír demasiado duele, pero no tanto como llorar demasiado.
Vacaciones. Vacaciones todo el año. A veces forzosas, a veces robadas, a veces legítimas, a veces porque sí. "Las cojo cuando quiero". En teoría, sí.
Y casi, casi se acaba la temporada vacacionera. Y yo hoy acabo de apuntar aquí las anécdotas, las cosas que me pasaron, y me enfrento a la nueva temporada, la temporada en la que el sol ya no brilla, la temporada en que te arrastran al centro y te compran un nuevo, feo y oscuro uniforme escolar, son esas fechas.
Yo tengo posibles vacaciones todo el año, en teoría. Hoy por ejemplo no tengo trabajo. A ver qué dura. Mantengo el optimismo, ya que me encanta cuando tengo trabajo y me encanta cuando no tengo trabajo.
En agosto, sentada en la playa en Paço d'Arcos, Lisboa, una chica se me acerca y me dice, "Perdone.... ¿usted es escritora?" Bueno, sí, llevaba algo así como tres cuartos de hora escribiendo mi diario, inspirada, feliz de la vida. "Es que tiene aire de escritora..." Jajaja, me ha encantado.
Bérgamo, Italia, donde estuve para ir a una boda, se casaba una amiga (Cinzia), me quedé dos noches en un hotel. Después de marcharme y seguir a mi próximo destino, me llegan unos e-mails muy cariñosos del recepcionista... pero muy cariñosos, oye..... y me pregunto por qué.
Me quedo un poco perpleja. Claro que me siento halagada, pero... no me lo explico. No sé por qué.
En otro destino, cenando feliz y solitariamente (y escribiendo frenéticamente, claro, con mi "aire de escritora"), el camarero -en una escena propia de mis 20 años- ha querido quedar conmigo más tarde en el bar, cosa que no me apetecía nada (y que no hice, claro) y que tampoco entiendo muy bien por qué. Hacer furor entre camareros y similares e ir a tomar copas con ellos y similares es cosa del paso de la adolescencia a la juventud, o a la adultez, o a donde vayas después de la adolescencia. Es que yo no tengo edad para estas cosas, por eso me extraña. Será por las extensiones en el pelo, sí, será por eso, o será porque teniendo la edad que tengo de alguna manera he llegado a donde quiero estar, o sea, con poder adquisitivo suficiente, en hoteles en estupendos destinos, sola y haciendo lo que quiero con una pinta interesante y vestida con vestidos que me gustan y escribiendo y sobre todo sonriendo. Sí, quizás quería eso, y el destino ha tenido a bien dármelo, entre otras cosas que no me ha querido dar. Pues bien para mí, si he conseguido eso. Seguiré en esa línea. Porque si no no sabría a dónde ir quizás. Seguiré en la línea de las cosas que me gustan. Todo lo que pueda.
.
Por cierto, los de la Sevibici han vuelto a secuestrar mi tarjeta.
HOY ES UN GRAN DÍA. Hoy los de la Sevibici han liberado mi tarjeta de su secuestro de 35 largos días (ver post del 31 de agosto) y me han devuelto el dinero. No me han dicho nada, no han contestado ninguna de mis comunicaciones, pero de repente ya no tengo una deuda de 55 euros con ellos. Creo que es porque el otro día encontré un e-mail para ellos (no lo ponen en su página) y les hice llegar mis quejas por ahi, junto con una fotocopia de la factura de telefónica con una enorme lista de llamadas a su número... (aquí está, por si alguien necesita usarlo: soporte-sevici@jcdecaux.es).
Carlos... ya no tendré que usar tu tarjeta. Chari, ya no tendrás que sacar una tarjeta para mí. Qué alegría. Me han gustado mucho vuestros gestos de solidaridad.
Dije que iba a subir algunas fotos para ilustrar lo que conté el otro día sobre mi viaje al Algarve. Aquí están:
Aquí está el señor de las sardinas de la playa de Falésia, año 1987. Observo que está asando pollos y no sardinas, o sea que quizás fuera el señor de los pollos y no el señor de las sardinas, no lo sé, lo único que sé es que no hay ni rastro de él ahora, o por lo menos yo no lo ví, pero tampoco busqué bien. O sea que no busqué con la foto en la mano. Tiene una especie de casucha y tengo más fotos de ella, podría buscar mejor otra vez, a ver si queda algo.... ¿Sigue existiendo este tipo de chiringuito casero con comida buenísima? Lo dudo.... habrán terminado todos bajo la bota de los de Saúde e Segurança... qué pena ¿verdad?
Me tomé un carísimo Sumol en Vilanova, mi antiguo lugar de trabajo, residencia, sinsabores y sueños, mi antiguo lugar de transfers al aeropuerto, de impaciencia y de siestas, de papeleos, de gintonics en el desayuno, y me puse a recordar cosas. Nunca consigues recordarlo todo. Los diarios ayudan. Que conste, en 2009 me sentí feliz, feliz, feliz.
La playa de Falésia hoy en día (lo mismo que en aquel entonces) siempre tiene una luz bonita, te pongas donde te pongas y la mires como la mires. Pero siempre es más bonita cuando puedes tumbarte al sol en ella y cuando no tienes que responsabilizarte de grupos de turistas, por muy bien que se lo estén pasando ellos. Gracias a ti, claro.
Soy feliz aquí. Feliz, feliz, feliz. Estoy más feliz que lo que he estado en mucho tiempo.
Antes me repateaba el Algarve por sus turistas, por su poco espíritu portugués y por lo que era cuando yo vivía y trabajaba y sufría aquí, o sea algo así como:
- la nada algarvía, cuando el dinero sólo compra el aburrimiento, nunca la aventura (aunque no era mi dinero, porque yo no tenía)
- un gigantesco solar lleno de escombros y edificios en construcción
- un lugar donde había un amor incondicional al inglés patata, si hasta oías a los portugueses hablarlo entre sí (inglés patata americano, para más inri)
- un campo de batalla: los portugueses contra el Algarve contra los turistas contra el intelecto contra mi trabajo contra la nada contra mí, todos destrozándonos unos a otros
… y eso ahora ha cambiado.
Ya no lo veo de la misma manera.
El Algarve y yo ahora somos amigos. Por fin.
Me he sentido realmente feliz estos 5 días. Feliz viendo esos antiguos lugares (que por cierto han terminado de construir ya), feliz viendo mi antiguo lugar de trabajo [hace 23 años, es increíble, mi primer trabajo, yo era joven e inexperta], y el sitio sigue allí y está muy bien, es un oasis de tranquilidad y céspedes entre los fish’n’chips, los strip-tease, el cheap booze y el fútbol decibélico en maxipantallas (lo que le rodea ha empeorado, definitivamente), me tomé un Sumol al lado de la piscina y recordaba montones de cosas, feliz feliz feliz he estado, y feliz en las playas, y feliz entrando y saliendo de las cuevas, y feliz paseando y encontrando otras playas, con mil recuerdos, como el del señor que asaba las sardinas en la playa de Falésia y al que yo llevaba nutridos y alegres grupos de jubilados, y comíamos sus sardinas pero ya no hay ni rastro de él. O sea que la sensación de felicidad es agridulce a veces, la nostalgia es agridulce, aunque para mí suele ser una sensación bonita y feliz. Feliz, feliz, feliz. No esperaba gran cosa de este viaje pero ha sido la pera. En cuanto pueda postearé fotos de todo.
Por cierto, nadie me ha hablado en inglés patata. Otro motivo de felicidad.
Desde un apartamentito guay en Olhos d’Água, escribo y posteo.
Con un tío roncando como un cerdo en el asiento de enfrente y una estúpida película americana de bofetadas y gritos, en su idiota versión original y unos subtítulos minúsculos en portugués traduciendo gráficamente los gritos y los eructos de los cuatro lelos que son los protagonistas y una canción a intervalos regulares que dice "¡Ra! ¡Ra! ¡Ra!" y yo en voz baja maldiciendo al roncador y a toda su familia y a los memos de la película y a toda su familia, allí en Estados Unidos.
Casi pierdo el autobús por el atasco que se montó este mediodía en Sevilla. Casi habría sido mejor. Casi, casi.
Lo mejor ahora es que estoy trabajando (bueno, he parado un poco para escribir esto). Me evado de la película y me distrae en general y además gano dinero mientras voy en autobús, eso está bien.
Voy a pasar unos días en el Algarve, sí, en el horrible y turístico Algarve, Albufeira y eso, porque tengo ganas de un poco de playa. A ver si no es tan horrible al final. Yo al menos tengo ganas de visitarlo. El tiempo no se decide, pero soy optimista. Voy a ir a ver un sitio donde yo trabajaba hace más de 20 años y al que nunca he vuelto. Al que nunca he querido volver. No tiene nada, pero trabajé allí. Alguna vez contaré todas las cosas que me pasaron allí (o no todas, no sé).
A ver cómo me van estos días......!!! empollado y puesto por
Pau
16:16
Carlos, no sabes lo que dependo de ti (y de esa tarjeta de la Sevibici que me regalaste cuando te marchaste de Sevilla, para que la pudiera usar en alguna emergencia) desde que hace una semana y pico decidí coger una bici y en vez de devolverla, quedarme con ella durante 55 horas y 29 minutos (según los de la Sevibici, claro), pedaleando, pedaleando sin parar, una hora, otra, me he llegado hasta Cádiz, he vuelto, luego a Huelva, he tenido sueño, me he dormido sobre la bici, ¿para qué iba a devolverla?, ¿para dormir?, ¡puah!, ¿para comer?, ¿pero qué dices?, no, no, yo he pedaleado toda la noche y durante dos días más, yo no me canso nunca, yo no devuelvo la bici, yo monto, yo pedaleo, yo soy la mejor, yo tengo el record de días de supervivencia sobre una sevibici, tengo el record de saltos, de derrapes, de wheelies, de can-cans, de no-foots, de cross-ups, de escalada por fachadas de edificios, farolas y papeleras, soy la campeona de la sevibici, y después de las 55 horas y 29 minutos devolví la bici justamente donde.... bueno, justamente donde la había devuelto ya sin novedad y sin problemas 55 horas y 16 minutos antes... mira qué casualidad, ¡en el mismo sitio!
.
De paso, y para entretenerme, llamé al número de teléfono de ayuda de Sevici unas 50 veces, 60 quizás, y no me cogieron el teléfono ni una sola vez. Siempre estaban ocupados con otras muchas llamadas, decían ellos. Incluso fuera de su horario de trabajo. Incluso de madrugada. También (sólo para ver si podía hacerlo sin caerme mientras montaba en bici, claro) rellené el maldito formulario de su página web quejándome, unas 20 veces apróximadamente, sin que me funcionara ni una sola vez. Y ya como el truco supremo de una experta free-rider, ¡les escribí una carta desde el sillín de la sevibici diciéndoles que desbloquearan mi tarjeta, y se la mandé por correo!
.
Y siguen sin decir ni mú, por supuesto. Y mi tarjeta sigue bloqueada, y yo sigo debiéndoles (según ellos) 55 euros y 50 céntimos. Y así seguirá hasta que me digan algo, y si no me dicen nada lo siento mucho pero yo no pienso pagarles ese dinero.
.
Y de una manera, y de otra también, pensaré que la Sevici da un servicio nefasto al público, quizás sólo en agosto, quizás todo el año, y ya veré si hago o no una campaña de odio contra ellos, o si me compro mi propia bici (o si robo una de las suyas) o qué hago, porque esto le puede pasar a cualquiera y te puede pasar a ti (no, a ti no, Carlos, porque no sabes la cantidad de papelitos-recibo que saco de la máquina cada vez que uso tu tarjeta para que no me pillen los dedos otra vez), y bueno, estos problemas son lo que pasa tarde o temprano con la Sevibici, que conste.
Iba paseando por la calle. Esto no tiene nada que ver con mis vacaciones, fue anoche. Iba paseando (bueno, más bien practicando un poco de marcha atlética) por la calle, y paseé (uno-dos-uno-dos-uno-dos) por una calle donde yo viví una vez, hace muchos años, puuagh, malos recuerdos casi todo, la vecina-el perro de la vecina-los otros vecinos-el novio-la soledad-los ruidos-la falta de pelas-la lucha diaria de la existencia, aunque el pisito, la casita en sí, era muy bonito. Pues nada, paseé por esa calle, y era mi antigua calle, y vi mi antigua casa, y miré hacía la ventana de mi antigua casa, y miré dentro de mi piso, y allí estaba yo, de pie en el salón, leyendo un libro. Me quedé mirándome un rato, pero no quería llamar la atención, así que me fui.
Podría haberme saludado, pero me daba mal rollo.
(Por cierto, en esa época la calle se llamaba Manuel Mateos, que vete a saber quién era. De todas formas habrá caído en desgracia porque hace unos años arrancaron su nombre y ahora la calle se llama de Antonio Machín. Como no sé quién era Manuel Mateos, no sé si vamos a más rancios, o a menos...) empollado y puesto por
Pau
20:05
20 días, 20 anécdotas de mis vacaciones (y 20 fotos también). . Anécdota nº 7.
Castillos de Portugal.
(Hola, me he dado un descanso de una semana por nada en particular, y ahora empiezo a hablar de mis segundas vacaciones, me apetecía un viaje solitario de los míos por el Alto Alentejo - por ejemplo - que es lo que he hecho. E increíblemente, a pesar de todo lo que he pasado, estoy aquí en Sevilla de nuevo, sana y salva :)
Pues nada, castillos de Portugal. Castelos do Alto Alentejo. ¿No es bonito este, el Castillo de Belver? Ya os cuento más de Belver, pero una de las cosas que tiene es una playa de río, una de las más bonitas de Portugal, justo bajando y cogiendo por la carretera y luego cruzando un puente y luego 4 kilómetros de pasarela de madera y luego.... pero ¡sí! ¡Se puede ir andando!
Y muy buenas vistas que tiene, como todos los castillos. Vistas sobre el Tajo, ou el Tejo, Cristina, te lo dedico por nuestras actividades en el Tajo con los Lis-poetas.
Este es el Castillo de Castelo Branco. Castelo Branco tiene un castillo, o lo que queda de un castillo, que no es blanco tampoco, pero bueno. Es simpático, todo en él es simpatía, y la ciudad tiene uno de los barrios castilleros más bonitos que he visto nunca. Muchas casitas abandonadas, eso sí... pero allí reside su encanto, si no sus habitantes.
Elvas, ¿qué decir de Elvas? Lo que tiene Elvas (aparte de españoles bocazas) son fortificaciones, murallas, tiene una megamuralla con forma de estrella que es completa, rodea la ciudad. Es del siglo diecisiete, básicamente, se reformó para que los elvenses se defendieran de las invasiones de los españoles, un poco como ahora, vamos, aunque la primera y original versión de la muralla defensiva se construyó en el siglo trece. Y ay de ti si quieres salir de Elvas y no encuentras una puerta en la muralla, o si no tienes ninguna cerca, ahi te quedas, guapo. Bueno, hablando de fuertes militares (¿?), puedes darte una vuelta por las fortificaciones de Elvas y ves las garitas donde los militares de la época hacían sus guardias, y te hace pensar, te hace pensar. Pobres chicos, metidos allí no se sabe cuántas horas, día y noche, a ver si venía el enemigo o si no venía, bostezando, hartitos, con ganas de ir al servicio...
.... pero mirad esto, ¡me parece que he descubierto unos servicios del siglo diecisiete! Casi seguro que son de la época, aunque no había ninguna inscripción ni placa informativa... ¿A que tienen toda la pinta? Estoy segura que son los retretes originales que usaban esos soldados. Un agujero que da al ¿río? (no me quería asomar demasiado), un cubículo oscuro, nada de higiene, ningún sitio para lavarte las manos, ningún soporte para colgar el papel higiénico de la época... además hay dos, pueden ir dos soldados a la vez, si les entran ganas al mismo tiempo, mira qué bien...
De verdad, me ha parecido que he descubierto un trocito de historia militar desconocida. ¡Muy interesante! .
20 días, 20 anécdotas de mis vacaciones (y 20 fotos también).
.
Anécdota nº 6.
.
Villa Bonera en Nervi, Genova, Italia. Es un hotel muy especial. Es tan especial que por fuera es un palacio del siglo dieciséis, es un trozo de historia, una pequeña parcela de una vida pasada. Las tórtolas que se acercan para arrullar a tu lado y preguntar si tienes algo para ellas, las palmeras y los árboles con el mar detrás, la decoración señorial, las señoras mayores dormitando en el salón, digiriendo su pensión completa, felices con sus recuerdos, los techos artesonados, los frisos, el jardincito, la brisa del mar…
Por fuera, el lujo. El lujo del edificio, el espacio, la belleza. Por dentro… una ola de decadencia que lo envuelve todo, y que es encantador. Y las habitaciones… como las de una pensión. Reflejando estilos de hace años, la humildad de nuestros viajes de hace años. Tan necesitado de una reforma… pero espero que no lo reformen, de momento. De momento todos tenemos acceso a esta parcelita de gran lujo con sus buenos precios, sabiendo que podemos saborearla ahora porque algún día llegará esa reforma y ya será un hotel de lujo de verdad, y las habitaciones costarán 4 veces lo que cuestan ahora, y seguramente perderá su carácter en el camino, y será una pena.
En la terraza de mi habitación. La terraza era unas 9 veces el tamaño de la habitación y te apoyabas en sus balaustradas de piedra y veías el mar detrás de los árboles.
Y la habitación… te sentabas sobre el camastro de hierro y mirabas la cara de Cristo y decías “qué fuerte”…
20 días, 20 anécdotas de mis vacaciones (y 20 fotos también).
Anécdota nº 5.
Aveiro, Aveiro es tan...
Es tan, es tan...
... es tan ... que no sé que es. Tan querido por mí, o algo. Es bonito, pero no espectacular. Se vive bien. Es azul, gris, tranquilo. Está lleno de peces y de ovos moles. Y son felices. Y yo soy feliz en Aveiro, oye.
(Los viajes siguen. Mañana me voy otra vez, vuelvo a Portugal como si tuviera algo que hacer en Portugal. Pero es agosto. Me apetecía un viaje solitario de playas de río y de piscinas de hotel. Y eso es lo que voy a hacer. Es ligeramente complicado sin coche. Pero sobreviviré. He intentado ponérmelo fácil. Un poco rural, un poco diferente y un poco interesante, espero. Seguiré con mi anécdota diária siempre que la conexión a internet permita. :) :) )
20 días, 20 anécdotas de mis vacaciones (y 20 fotos también).
Anécdota nº 2.
Día 7 de agosto. ¿ A Travessa do Fala Só? Hoy (pienso, repentinamente) en Lisboa, todo el mundo habla solo. Después de oír el monólogo larguísimo de una señora mayor con su perrito, empiezo a oír más voces. Detrás de mí por la calle viene un chico joven, hablando, hablando, hablando. O tiene un sin manos de estos para hablar por el móvil, o está completamente loco. Miro de reojo. Está vestido pijo-estrafalario, pero es muy joven para estar completamente loco. Bueno, por si las moscas, cruzo la calle.
Y resulta que sí, que está mal de la cabeza. Sigue hablando, y hablando, con nadie. Ah, no, ahora está hablando conmigo. "¡No cruces la calle! ¡Sigue aquí en este lado, conmigo! ¡No me rehuyas!"
Ohú. Menos mal que crucé.
Y a esto viene un enorme y traicionero golpe de viento que me levanta la falda a la altura de la cintura, y como tengo tanta falda y se me sale por todos lados no hay manera humana de bajarla toda a la vez, no tengo manos suficientes para bajarla toda a la vez, y bueno, resumiendo, el pijo-estrafalario-loco ve mis bragas.
Y sigue hablando, claro.... "¡El viento! ¡El viento! ¡Ja ja! ¡El viento, que levanta las faldas de las chicas! ¡Me encaaaaaanta el viento!"
¡A mí no! Aunque me saca unas risitas, eso sí...
En el apartamento que Chari y yo alquilamos na Rua Nova da Piedade (Praça das Flores). Con esa falda.
20 días, 20 anécdotas de mis vacaciones (y 20 fotos también).
Anécdota nº 1.
Día 26 de julio, y estoy en un tren, un tren que va de Milán a Genova. (en Italia, se entiende).
Voy sola. Bien. Ah, no, mierda, se ha sentado alguien a mi lado. Bueno, no pasa nada. O sí. Sólo lo veo de reojo, pero se está rascando la cabeza. Vale. No pasa nada. Al ratito ya se está rascando la cabeza otra vez. Y otra vez. Y otra. Y otra. Dios mío, este tío que va a mi lado está infestado de bichos, de esos que saltan, qué asco, (asumo una postura rebuscadísima con la cabeza estirada hacia delante, de manera que mi cabeza esté lo más lejos posible de su cabeza), ¿y si me cambio de sitio?, ¿si me voy al asiento de enfrente? No, eso sería peor, así lo tengo de frente y me mira, y además sabrá por qué me he cambiado. Sigo en mi postura incomodísima, alucinada, y el tío sigue rascándose la cabeza, una y otra vez.
Es sólo cuando pasamos por un túnel y lo veo reflejado en la ventana que me doy cuenta de que se está haciendo masajitos en la calva.
Foto: Bérgamo, Italia, 24 de julio (como veis, las 20 fotos no tienen porque tener nada que ver con las 20 anécdotas, si no quieren) empollado y puesto por
Pau
22:45
RETRASADO, DELAYED, RETRASADO, DELAYED, RETRASADO, DELAYED. Estoy en el aeropuerto. A punto (bueno, ya no) de viajar. Hoy Bergamo y el martes Lisboa, allí me quedo una semana y media, ponle dos semanas. Mira que tenía yo ganas de este viaje, pero últimamente la noche antes de salir me entran unas dudas existenciales, consisten en repetir la siguiente frase mentalmente, muchas veces, una vez, y otra, y otra:
"¿Pa qué quiero yo viajar, con lo bien que se está en Sevilla? ¿Pa qué quiero yo viajar, con lo bien que se está tirada en el sofá?"
Me pasó con Albania, el mes pasado. "Pa qué quiero ir a Albania?" Ahora es "¿Pa qué quiero ir a Italia?" Es irónico, ahora que puedo viajar. En otras épocas lo único que tenía eran ganas de viajar, pero la cuenta corriente no daba la talla. Mira que he pasado yo veranos enteros en Sevilla muerta de asco. Como mucho, un fin de semana en Cádiz. O sea que esto es maravilloso. Hasta llevo dos ordenadores, para poder trabajar, lo que a primera vista no parece muy maravilloso, pero sí que lo es, está muy bien tener un trabajo que te permita irte a donde quieras y trabajar desde allí.
En Italia se casa una amiga (Cinzia) y en Lisboa he alquilado un apartamento con otra amiga (Chari). O sea que tengo la perfecta combinación de compañía y soledad. La parte soledad: cuando no esté en la boda y los dos días que voy a pasar en Genova, en Villa Bonera (maravilloso palacio del siglo XVI lleno de carácter o cutrehotel lleno de desconchones, según quién lo cuente, tengo muchas ganas de saber), y luego en Lisboa cuando se vaya Chari, que se va antes que yo. Una mezcla estupenda. Chari canta fados por los bares, yo me voy a la cama. Chari hace contactos, yo hago paseos. Paseos para arriba, para abajo, por callejones y baretos, por cafés siglo diecinueve y tiendas de ropa siglo veintiuno, por barrios años cincuenta y por puertos, ratos, estrellas, barrios altos, campolides, campos de ouriques, por ejemplo (uy, detrás mía están hablando en portugués). Qué bonito abrazar toda Europa, aunque pases frío, calor, aburrimiento y calamidades (que espero que no sea el caso). Qué bonito enlazar un país con otro y con otro y con otro, cambiando de diccionario como quien cambia de calzoncillos, aunque viajar a veces no sea más que crear recuerdos. empollado y puesto por
Pau
12:34
Silencio, calor, aire acondicionado, muchos claros en las filas de coches aparcados, vacaciones, trabajo, sí, pero...
Julio es un mes tan bonito. Y los fines de semana más. Tendría que ser julio más meses. Me voy a buscar un novio que se llame Julio. empollado y puesto por
Pau
19:51
Una casita en el centro de Tirana (Tirana, Albania, no Triana, Sevilla),
un pequeño negocio venido a menos según se ha ido cayendo la la casa (ahora rodeada de pisos nuevos y progreso): la pintura poco a poco desaparece, han puesto piedras para que no vuele el tejado. Es interesante leer lo que pone en las paredes, lo que a primera vista parece un montón de graffiti. Dice: "Reparamos paraguas, molinillos de café." "Hacemos llaves. Reparamos cerraduras, máquinas." "No aparcar." Vi que había una bombilla encendida en esa habitacioncita oscura, y un candado en la puerta. Y lo que más me llamó la atención: lo que hay escrito en la puerta. En la puerta pone: "ESTOY AQUÍ. ¡NO OS VAYÁIS!"
Bueno, conseguí llegar.... y conseguí volver..... y no es poco....
Tirana sigue igual. Bueno, no, está cambiando. He visto muchos cambios. Sigue igual de surrealista, alucinante y fascinante, pero hay menos agujeros en las aceras.
Mucha movida en Tirana, mañana hay elecciones generales. Yo voto a Edi Rama. Voto al hombre que pintó Tirana de colorines. Votaré con la imaginación, no con el dedo, desde Sevilla. A ver si hay suerte.
. No suelo hacer publicidad electoralista en el blog, pero una vez es una vez. Me ha encantado Tirana. Próximamente, muy próximamente, tan próximamente como mañana mismo o pasado, explicaré más cosas de Tirana, mis larguísimos paseos por la ciudad y los líos en que me he metido. .
Diossss, salgo mañana para Albania y estoy convencida de que no voy a llegar ni siquiera. Vete a saber dónde me voy a quedar colgada. Me he dado cuenta de que por un error de cálculo mío (léase no mirar dónde están las cosas en el mapa) (léase ser gilipollas) no tengo suficiente tiempo para cambiar de vuelo, tengo que ir de un aeropuerto a otro y resulta que el aeropuerto A (Bergamo Orio al Serio) lo mismo que el aeropuerto B (Milano Malpensa) están en el quiiiiiiiinto pino. Diosssss, voy a tener que coger un taxi. ¿Pero tú has visto lo que vale un taxi? Más que los 4 vuelos juntos. No quiero ni pensarlo. Aunque en teoría si el vuelo llega a su hora, o sea media hora antes de su hora, porque es así como funciona Ryanair, y mi maleta llega rápido, no tengo problema, puedo, puedo.
Eso es lo que va a pasar ¿verdad? No puede pasar otra cosa, ¿verdad? He tenido peores trances aeroportuarios. (ir aquí y luego al último post de la página, el 4 de noviembre). Bueno, vamos a ver, vamos a ver.....
Reacción-solución a este o a cualquier problema: bailar descalzo por el salón al son de un alegre pop árabe o la canción de rap que canta el alcalde de Tirana.
Rezad por mí, para que termine mañana en Tirana y no en Triana. . empollado y puesto por
Pau
18:39
Como ya sabéis todos, el sábado me doy a dar una vuelta por Tirana, Albania.
Me voy a quedar en el mismo hotel que el año pasado, porque me gustó, porque tenía un simpatiquísimo restaurante con buenísimos platos en el patio, porque ya que finalmente conseguí orientarme por todas aquellas calles del centro de Tirana sin nombre ni rótulo ni rumbo ni ná y conseguí saber donde estaba ese hotel, ya no me voy a liar intentando encontrar otro, porque un altísimo porcentaje de los empleados eran sonrientes y simpáticos, por los pájaros gorgoriteantes, por muchas cosas. Vila Tafaj, la página no se carga muy bien pero al menos se puede ver un poco del tejado.
El año pasado (como he descubierto entre grandes carcajadas al volver a leer mi diario-Albania), me partía de la risa leyendo la lista de prohibiciones del hotel, estaban en un tablerito en mi habitación, son geniales, el nº 1 es muy lindo, pobrecitos ellos, el nº 2 te hace pensar Dios mío, ¿pero qué clase de gente suele frecuentar este establecimiento?, lo mismo que el nº 3, y el nº 4, y respeto al nº 5 me imagino el hotelero ante el dilema de da la explicación o arreglar la cosa, y sé cuál eligiría...
Aquí están las prohibiciones (no me acuerdo de qué idioma las he traducido, o si estaban en español ya mismamente, vamos a poner que las traduje del albanés, jaja):
- El cliente no puede cocinar ni consumir comida en la habitación, al menos que esté enfermo.
- No se conceden las habitaciones por horas.
- No se permite hacer la colada en la habitación y tenderla por la ventana, tirar basura u objetos rígidos por la ventana, usar aparatos eléctricos, de fuel o gas, hacer agujeros en la pared para colgar cuadros u otros objetos.
- Los clientes sin equipaje deben abonar toda la cantidad a la llegada.
- En caso de problemas con el alojamiento, el hotelero debe solucionarlos, o bien dar las explicaciones necesarias.
Maravilloso cartel hallado en Tavira, Algarve, anunciando algo que tiene que ver con algún tipo de patada en el culo...
Pero nooo, pero ¿qué has pensado? Si no es un culo, en realidad es un pie gigante, sólo parece un culo si tú quieres que parezca un culo, sólo es un culo para los malpensados, jajajaja.....
Tiene el hábito de caerse al suelo y romperse en mil pedazos cada vez que veo un guapo, así que como os podéis imaginar se está reduciendo rápidamente a la mínima expresión del llavero de Albania..
.
Quizás pueda reponerla ahora en mi viaje a Tirana. Mejor si me compro dos o tres, por si las moscas. . Estoy estudiando albanés. Es muy divertido. El número 16 se dice gjashtëmbëdhjetë, es bonito ¿verdad?, pero espero que me den una habitación un poco más corta esta vez. Los colores también son bonitos. Naranja se dice ngjyrëportokall y rosa se dice ngjyrëtrëndafil, así que creo que compre lo que compre lo voy a comprar en negro, que se dice zi. O en gris, que se dice gri (como en andaluz). O en amarillo, que se dice verdhe. Bueno, que me den los objetos que quieran en el color que sea, la cosa es armarte de fuerza, entrar a los sitios y pedir las cosas. Porque si te sale bien y te entienden da una muy buena sensación. .
Pues pasó lo siguiente, y me hizo mucha gracia. El CCL (nuestra asociación de gente que habla portugués, y/o le gusta Portugal, y cosas así) organiza unas jornadas de cine. Bueno, así suena más sofisticado que lo que es, quiero decir que de vez en cuando proyectamos alguna película en portugués. Yo no soy muy peliculera pero como echo una mano en la organización, me presento allí. Después de los problemas informáticos de costumbre (¿alguna vez ha funcionado un cañón a la primera?) se proyecta la película. Después de unos 15 minutos, como había pensado hacer, salgo fuera a dar un paseo y a tomarme una cerveza. Vuelvo a la película justo a tiempo para ver los créditos.
Los créditos. Veo un nombre en los créditos y me quedo de piedra (no literalmente, faltaría más). Uno de los actores es H., una persona que fue alguien importante en mi vida, estuve con él cuando vivía en Lisboa (sólo que no sé cómo describirle, si como amigo, amante, noviete o qué, creo que todas esas cosas, ya sabes), hace 20 años, era actor y director en el teatro A Comuna, teatro experimental, una vez (bueno, tres) experimentaron conmigo y salí en su obra de teatro, y ahora H., H. en la película del CCL, es su nombre, tiene que ser él, no puede haber dos. Me llevé la película a casa y allí la ví y efectivamente era él... H. ya tenía diez años más que yo cuando estuvimos juntos (muchas tablas, un talento como una casa, muy artista sobre todo, multifaceta), ahora hacía el papel de un viejo, jajaja, y qué bien lo hacía, irreconocible, pero no para mí, "pero es él, es él!", "¡pero son sus ojos!", "¡pero son sus orejas!", "¡pero son sus brazos!", y me parece increíble estar viéndole de nuevo después de 20 años de silencio. La verdad es que siempre me había apetecido ir a saludarle, volver a verle, en algún viaje a Lisboa. Lo pensé muchas veces. La cosa no se terció, no se ha terciado nunca, pero es alguien que siempre he recordado, es alguien que fue importante para mí, en los tres meses que estuvimos viéndonos me enseñó muchas cosas. Tuvo mucha influencia en mi vida. H. Me ha hecho muchísima ilusión saber que sigue ahí, que sigue siendo tan buen actor, además al final del DVD viene ese trozo donde entrevistan a los actores y allí está, sentado en el escenario en A Comuna, y es él, está igual, está idéntico, sólo con 20 años más, claro. Mucha, mucha ilusión me ha hecho. Y he pensado que tengo que ponerme en contacto con él, aunque sólo sea para decirle eso, que me alegro muchísimo de que siga siendo tan buen actor y que me alegro mucho de haberle visto. O algo así. Por e-mail (si tuviera uno, que no lo sé) o presentándome en la Comuna para saber dónde puedo dar con él, o como sea. Como una misión en la vida. Como algo que hay que hacer.
.
Lo he pensado mucho. No me voy a poner en contacto con él para decirle nada, me parece. Es simplemente que no sé si debemos remover el pasado de esa manera. No sé si nos hace felices remover estas cosas. Me creo con derecho a hacerlo, aunque no sé por qué creo que tengo ese derecho. Desde luego (y esto ha sido lo que me ha decidido), si algún ex mío de hace 20 años, o de cuando fuera, se diera la libertad de presentarse en mi vida así de repente para decirme esas cosas creo que no me haría ni pizca de gracia. Y tengo que reconocer que es una gran estupidez que me he metido en la cabeza. Que la época que pasé en Lisboa fue memorable para mí, por muchas cosas, muy importante en mi vida, que le tengo mucha nostalgia y me encanta ir a Lisboa a reencontrarme con mis recuerdos y la ciudad, pero eso ya es demasiado, me lo tengo que quitar de la cabeza. He devuelto la película para no verla más (ya la he visto tres veces) y es algo que llevo dentro, una alegría o una tristeza, no sé cuál, ambas cosas a ratos quizás, algo que me hizo sentir en su día y algo que me hace sentir ahora, algo que me recuerda que es bueno pensar con el corazón a veces y no con el cerebro, que es lo que yo hago siempre y como consecuencia estoy como estoy, en una isla de sensatez y perdiéndome muchas cosas buenas, seguramente, aunque con menos riesgo de quedar como una gilipollas ni meterme en cosas de las que me costaría salir.
Pues en eso estoy.
A veces es dificil asignar las personas al baúl de los recuerdos.
Sobre todo cuando vives con todos los recuerdos a flor de piel, como yo.
(He ilustrado esto con algunas imagenes de mi época lisboeta, algunos de los montajes y cosas que me gustaba hacer).
Me dije que iba a postear cada 4 días (que puede ser cada cinco, que puede ser cada tres), iba a contar una cosa que me ha pasado, quiero contar una cosa que me ha pasado, pero ya no son horas, además tengo la cabeza muy ocupada (con la cosa que me ha pasado) y tengo que hacer sentido de ella, a ver qué significa, cómo ha cogido un hilo de mi vida y lo ha juntado con otro hilo y ha hecho un nudo, pero un nudo muy mal hecho, y cómo debo yo intentar asegurar ese nudo y de paso hacer sentido de mi vida, creo que estoy un poco confundida y mejor si lo cuento dentro de 4 días, cuando esté menos confundida. Tiene que ver con un ex, con el cine, con Lisboa.
Así que en vez de esa cosa voy a contar otra cosa, que me voy a Albania el día 20 (bien podría irme a Lisboa en vez de Albania, quizás, podrías pensar, podría pensar yo), pero eso, no me voy a Lisboa, me voy a Tirana, y a ver qué hago yo en Tirana, pasear, pasear e intentar no meter el pie en ningún boquete en la acera e intentar pasar 4 días paseando, podría coger el cutretren a cutreDurres, podría ver el pirámide, cruzar el río, fotografiar maniquíes con la cabeza reventada, podría tomarme una birrë en el viejo bar de los viejos, comer las mejores verduras del mundo, cosas así, podría intentar ser feliz (creo que seré feliz) y bueno, lo más gracioso de todo el asunto es que después de Tirana paso una noche en Roma antes de volver a Sevilla y por la casualidad más casual Dani también se pasa una noche en Roma ese día así que nos podremos tomar un camparisoda con Sara, sin Óscar y con mis aburridísimas/alucinantes/inquietantes anécdotas albanesas también de compañía (táchese donde proceda).
¿No es chachi piruli este gato con exactamente cinco pies? ¿Y no tiene todo el arte el autor, que ha sabido encontrárselos?
Y si miráis bien este otro no tardaréis en decir pero Caramba, qué bien pintado está, porque realmente está tan bien pintado que más de un adulto querría esas habilidades para si, mirad el efecto pelo enhiesto, ¿cómo lo ha conseguido?, mirad las patas, mirad la harmonía de la cola y la réplica de las cuatro patas blancas en las rayas de la cola... Este gato es alucinante.
Y este quiero saber qué se ha tomado esnifado o inyectado para conseguir un colocón tan extraordinario, esos ojos como tortillas de patatas.
Fin de semana en Tavira, Portugal. Pintando a la acuarela, con amigas, enseñadas por mi amiga Cristi, fabulosa pintora. Las alumnas, una piña, ¡pintoras malas contra el mundo! . La primera noche, con un contigente reducido (Miguel, Cristi y yo) fui a un concierto de jazz un poco... particular. Nos llamó la atención y fuimos. Yo, incapaz de estar escuchando música de jazz sin hacer nada, me pasé el rato escribiendo mis impresiones del acontecimiento en un papel. Este es el contenido del papel..... .
<< “… lo que viene a significar… trompeta, en polaco.” Es una música hecha por muertos, para muertos. . El polaco de la trompeta se pone rojo como un tomate. . No, no es jazz. Son marchas fúnebres, pero con menos instrumentos. . Es el Círculo de Labradores, 1896. Las paredes, blancas con desconchones y moho. Un candelabro con todas las bombillas fundidas menos una. Un espejo ornamentado y un visillo apolillado. Dos de cada tres están dormidos. La cerveza caliente.
Faltan los murciélagos alojados en el techo. Una lucha sobrehumana para no dormirse, la mayoría no lo consigue. El pelo del segundo trompetista se ha evaporado. El parquet, carcoma, 1896. Espérate, ahora hay que aplaudir. Ya está. Algunos aplauden sin despertarse ni siquiera. No se permite fumar, o eso se intuye, porque no hay ceniceros. Pero esto sin porros sería una tortura, si fuera fumadora. Mientras tocan el batería y el bajista, el trompetista se ha quedado dormido. ¿Cómo se decía trompeta en polaco? Un hombre entra con lo que parecen dos mochilas bomba. Dos hombres en la última fila, falta de otra cosa que hacer, ligan. Los cables de los candelabros están colgados por la superficie, como en Albania. Ya te digo, esto sin porros sería una tortura.
Un bailarín, un bailarín es lo que les hace falta a esta gente.
Menos mal que tienen un bar.
La música ahora es un poco como Riders on the Storm de los Doors, sólo que en este caso el autoestopista le mata al conductor nada más subirse al coche.
Y el resto es música póstuma.
Barbas, gafas, rizos, patillas muy finitas, sobre todo muchas gafas. Una coleta solitaria. Yo soy la única que lleva extensiones. Si no llevas el jersey sobre los hombros destacas como alguien raro. Es el intervalo. Los músicos han ido al servicio, todos al mismo tiempo, ahora mismo están en la cola. Me agarro a mi cerveza caliente como un símbolo, algo que no es (como si fuera bebible). Las entradas avanzan según progresan la noche, pero nadie se queda calvo del todo. En una mesa abandonada (todos han ido al servicio), los restos de un agua mineral. Un hombre rasca la oreja. Esto es mortal. El visillo siglo diecinueve baila movido por una ligera brisa de la calle, bla bla bla. Mortal. No sé qué es peor, el concierto o el intervalo. Me voy. Acabo de encontrar mi chaqueta, Cristina se había quedado dormida sobre ella. >>
Sé que Cristi no va a querer que saque aquí la foto donde ella está dormida en primer plano con otros individuos durmiendo detrás, así que saco esta otra....
. Ah, que conste que de todas las cosas divertidas que hicimos este fin de semana, casi me quedo con el concierto de jazz como el mejor. Fue TAN surrealista... .
Los primeros días del calor, y salgo a la calle, no puedo evitarlo, con una falda puesta. ¿Habré hecho bien? Mientras camino hacia mi destino, miro a mi alrededor. Me cruzo con otra mujer, y ella no lleva una falda, lleva pantalones azules. Veo a dos mujeres, llevan pantalones azules. Veo a otro grupillo de mujeres, todas llevan pantalones azules. Empiezo a sentirme muy rara. Todas las mujeres menos yo llevan pantalones azules.
Me siento realmente conspícua e inadecuádamente vestida con mi faldita. Cuando llego al bar donde voy, la escondo (y mis piernas con ella) debajo de la mesa y de allí no me levanto. No me pondré otra faldita hasta que esté un poco más avanzado el verano.
Me parece que soy la única mujer en Sevilla que no lleva pantalones azules. Ah no, allí hay una con una falda. Y con medias de lana. Hace 32º. Me agobio y empiezo a quitarme prendas con sólo verla. . En casa, tengo unos pantalones azules, aunque no me los pongo casi nunca. Me pruebo los pantalones azules. Me van bien.
Pero me niego rotundamente a ponerme unos pantalones azules para salir. No puedo. No soy capaz. Para camuflarse en la marabunta como un ser convencional, para no decir absolutamente nada con tu ropa, para no atreverse, no mojarse, no pensar. Para eso sirven los pantalones azules. Me niego.
El día siguiente, llena de dudas e inseguridades, me pongo otra faldita y salgo a la calle. Lo sé pero no puedo evitarlo. Las primeras ocho mujeres que veo llevan pantalones azules. No, no, no te suicides todavía. Estás en Los Remedios. Alguna también lleva pantalones beige o marrones. Por lo menos cuando llego a la Alameda con todos los hippies ya no me siento rara, hay mujeres vestidas como yo. Existimos.
Ya les tenía manía a los pantalones pero ahora es una cosa imparable, arrasadora, aplastante.
Los primeros días del verano son un desajuste. Y si tuviéramos paciencia veríamos mucha gente con las mismas inseguridades e felizmente incapaces de remediarlas, somos muchos pero sólo vemos uno. .
El desenlace del culebrón de las vampiras extraterrestres vendedoras de artículos de tupperware (siento haberos hecho esperar):
Unos días después, oigo '¡rrras!' No puede ser...... es la persiana.....
Inmediatamente (bueno, después de un tiempo prudencial de unos diez segundos) me abalanzo hacia la terraza, estiro el cuello en forma de 'U' alrededor del palo que separa mi terraza de la de los vecinos y meto la cabeza dentro de su territorio.
El balcón está abierto. En el salón, hay una señora de pie y una niña sentada en el sofá en paños menores.
¡Ups!
Vuelvo a meter la cabeza donde tendría que estar.
Un poco más tarde, oigo a través de la pared, horror de horrores, una tele.
Es una familia.
No hay más misterio. . empollado y puesto por
Pau
20:21
No vienen por la mañana. Me he dado cuenta de que sólo vienen por la tarde.
Y (quitando al cateto que oí esa vez) son mujeres, son muchas mujeres. Quizás 6, 7, ó 8 mujeres.
Es algún tipo de reunión. Hablan, y hablan, y no sé de que hablan, ya que lo único que he oído claro son: "a qué hora", "el martes" y "por tu parte".
Pero también sé que aunque siguen las persianas cerradas a cal y canto, no están en la oscuridad absoluta, no, porque he visto que hay un enorme agujero en la pared. Por ahí les debe de entrar la luz.
.
.
Definitivamente, la teoría de Carlos que son extrarrestres o vampiros (aparte de desternillante) empieza a cobrar fuerza.
Ayer, estaban hablando. Y hablando. Pero el volumen, que normalmente era muy alto y me molestaba (si hasta he tenido que irme al dormitorio para concentrarme en lo que estaba haciendo), se iba bajando, y bajando, y al final no se oía nada.
Las persianas del piso de mi vecino siguen bajadas. Cerradas a cal y canto.
Pero, ¿esas voces? ¿No vienen de su casa?
Pego la oreja a la pared. Efectivamente, son voces, voces de mujeres (qué raro, nunca oí ninguna mujer con él), además son de varias mujeres, y vienen de su piso.
El día siguiente también. Y el otro. Varias veces al día, oigo voces de mujeres. Y una vez oigo la voz de un hombre, pero la voz tiene acento cateto, mi vecino no era así. Y siempre las persianas totalmente cerradas. Si de verdad les han cortado la luz como dice en la carta, esta gente debe de estar allí reunidos en la oscuridad más absoluta. ¿Quiénes serán?
Mi vecino hacía poco ruído normalmente, y siempre estaba solo en el piso, nunca oí a nadie con él. Aunque ahora que lo pienso hace un mes o así que se había vuelto especialmente silencioso. Y nunca me volví a encontrar con él en el pasillo. A veces me preguntaba por qué.
¿Otro caso de muerte súbita, como le pasó al primer vecino que tuve aquí?
Querer matar a los vecinos cuando hacen ruido no es lo mismo que irlos matando, uno por uno. Os juro que yo no tengo nada que ver en todo esto. Yo no me cargo a mis vecinos. O por lo menos a este no me lo habría cargado. A otros sí, quizás.
Si se aclara el misterio os lo contaré... empollado y puesto por
Pau
19:33
Voy a postear sobre mis viajes por el este de Europa, pero al volver a casa no puedo evitar postear esto, me parece urgente, apremiante, inquietante:
Tenía (tengo, no hay que saltar a conclusiones) un vecino. Un vecino de al lado. Que apareció de repente, cuando el anterior inquilino se murió. No, perdón, cuando los otros anteriores inquilinos, los folladores, concibieron finalmente y se marcharon.
Me encontré una vez (una sola vez) con él en el pasillo. Yo salía, él entraba. Y me quedé como sin aliento, como sorprendida. ¡Hola! ¡Hola! Cierro mi complicada multicerradura con mi llave con llavero recuerdo de Albania, y en ese momento el llavero de Albania explota, y parte de él cae al suelo, a los pies de mi nuevo vecino. Yo me agacho para recogerlo. Mi nuevo vecino se agacha para recogerlo. Nos volvemos a encontrar, esta vez más cerca del suelo. Yo llego la primera y recojo el llavero en pedazos del suelo. Nos levantamos. Sonrisas. Qué educado es mi nuevo vecino. ¡Gracias! digo. Qué educada soy yo. Bueno, no sé. Según.
Mi nuevo vecino, en dos palabras: 1. Qué 2. Lindo.
Vuelvo de viaje y entre las cartas que hay en mi buzón hay un aviso muy raro, que me dice que me cortan la luz. ¿Me cortan la luz? Me cortan la luz, por una deuda, una pequeñísima cantidad sin pagar, bla bla, bla bla, bla bla. Es un papel roto por una línea de puntos, y dice que me cortan la luz. Lo miro mejor y no es para mí, es para el piso de al lado. El piso de mi nuevo vecino.
Bajo con la carta y la dejo en su buzón.
Meto las narices en la rendija que separa mi terraza de su terraza, y miro la terraza de mi vecino. Allí no hay nadie. Las persianas están bajadas y hay todas las señales de que alguien ha abandonado el piso de prisa, muy de prisa. empollado y puesto por
Pau
22:56
Los desayunos de la Quinta do Caracol (Tavira, Algarve, Portugal) son larguísimos, larguísimos, y acompañados siempre por gorriones, ranas, mirlos, buhos, cuervos, gallos, palomas, golondrinas y todo otro tipo de pájaros cantores.
Me siento allí con mi café, mis tostadas y mi mermelada de tomate y observo a todos.
Plan de seducción de un mirlo: persigo a la mirla a toda pastilla. A saltos: boing, boing, boing. Me echo una cagadita. No pasa nada, no me ha visto. Boing, boing, boing. Me paro un momento y saco una lombriz del suelo (no lo puedo resistir). Boing, boing, boing. Ya se ha ido la mirla. Bah, volverá. Me voy a comer.
Luego te vas un ratito y tomas el sol en las tumbonas del jardín. No sé por qué, pero cuando yo voy a la Quinta do Caracol siempre hace un sol espléndido. Quizás siempre lo haga allí y punto. ¿Por qué no? Como pasar a otra dimensión.
Qué de pájaros. Y cómo cantan. Ese canto tan perfecto, tan largo, tan repetitivo. Si no se puede copiar y pegar, no sé cómo lo hacen.
Escribo cosas. Así soy feliz.
.
Bueno, son los primeros días de la primavera y el patio está revolucionado. Pájaros, sapos, abejorros, todos están ligando. O sea que todos (menos una servidora) están ligando. Y la verdad es que después de tres días y tres noches de cantos, trinos y cacareos ininterrumpidos están para pegarles un escopetazo algunos de ellos, pero bueno.
.
¡Ah! ¡Tengo la solución! ¡He encontrado un gato gigante que puede hacer el trabajo por mí!
.
Pero ese está en el centro del pueblo y tiene otras cosas que hacer.
.
Estoy aquí de avanzadilla, investigo lugares (bares, principalmente, jeje) que nos pueden ser de interés en una bonita excursión que vamos a hacer aquí en mayo, con curso de pintar a la acuarela incluído, que va a dar mi amiga Cristi (yo sólo ando con los artistas más artistas). ¿No es una maravilla esta tienda-bar? Sí, en esas mesas al fondo te tomas la cervecita... si no se te cae una escoba en la cabeza, claro. Aquí vendremos, seguramente.
.
Me doy una vuelta por el cementerio, porque me gustan los cementerios, tienen muchos personajes de muchas épocas diferentes que me gusta fotografiar. Me gusta imaginar cómo sería su vida.
.
Y ¡he podido ir a la playa por primera vez este año! Cogiendo un tren y luego andando, andando por la carretera y bajando, bajando a ver qué había, llego al final de la calle y mira lo que hay.... kilómetros y kilómetros de playa y sólo veinticinco personas en ella (las he contado). Y un día con sol, con brisita, que parecía mediados de junio. Eso sí que ha sido una suerte.
.
Hasta que me ha picado una avispa en la estación, claro. Malditos bichos, ya no sabéis qué hacer para fastidiar al prójimo.
.
Me gustan estas escapaditas. Para pensar, para estar con mis cosas.
.
Me he encontrado, unos años más joven, en un cartel en la pared de una casa abandonada. .
Hoy hace 20 años de la tragedia de Hillsborough. Puse la tele un momentito, vi unas imágenes de un estadio de fútbol e oí el número 96, y supe que se trataba de eso. Murieron 96 personas. Rick y Trace estaban allí. O sea, que murieron dos de mis mejores amigos, y 94 personas más. Apagué la tele en seguida porque sé que les gusta sacar unas imágenes de la gente muriéndose que no sacarían tan alegremente si ellos hubieran perdido a alguien allí. Pero eso no lo pueden entender. Para otras personas son imágenes interesantes, seguramente muy morbosas. 20 años. Fue hace 20 años. Yo vivía en Lisboa, allí me enteré de qué había pasado. Ahora también da la casualidad de que estoy en Portugal. Lo único que puedo decir es que a Rick y a Trace los sigo queriendo igual que entonces, como si no hubiera pasado el tiempo. Igual. Todos somos las personas que éramos hace 20 años, no sólo ellos, no sólo yo.
Mañana escribiré sobre otra cosa. Donde estoy, tengo material :). empollado y puesto por
Pau
17:47
A veces tengo ganas de postear, pero eso es lo único que tengo: ganas. No tengo material. No todos los días tengo encontronazos con viejos verdes, regalos para chicas mayores o grandes pechugas que vienen volando por el aire y se pegan a mí. Me pasan otras cosas, pero ... no sé.
El otro post que siempre quiero hacer y no hago es sobre lo que me pongo en la cabeza cuando me ducho, que es algo completamente... insólito. Ese ya vendrá un día de estos.
Sigo escribiendo. Escribo cuando puedo. Mi personaje ficticio, mi alter ego que no se parece a mí, jeje, ya se ha acostado con deiciocho, veinte, veinticinco hombres. Los otros doscientos cincuenta se sobreentienden. Es psicológicamente compleja. Los devora con el cerebro. Es una cínica. Y sin embargo, en su vida hay 1. poesía y 2. humor, que creo que son las dos cosas más absolutamente necesarias que hay en esta vida. Bueno, después de la cervecita, la amistad, el buen tiempo, la creatividad y el blog y un largo sinfín de... otras cosas, pero esa es mi vida, no la suya. Pues lo que estoy escribiendo está prácticamente escrito todo, sólo tengo que seguir poniéndele orden, añadir algún trozo y enderezar algún entuerto. Hay partes que no encajan o que son demasiado largas, y esas partes cuando las veo las arranco de cuajo y las tiro a la papelera de reciclaje, cosa que me da mucho placer. Me queda bastante trabajo todavía. O no, no sé. Pensaba que lo terminaría más rápido, y no es así. Pero el otro día Mau y yo leímos unos trozos juntas, y viéndolo por los ojos de otra persona y por los tuyos al mismo tiempo... eso es algo muy bueno, eso ayuda mucho. Te quitas de tonterías. Ayuda a abrir una puerta para que veas realmente lo que has escrito. Y me quedé contenta.
Recuerdo con muchísima alegría las veces (muchas) que me senté en un bar a escribir un episodio, a veces también en alguna plaza o algún parque. Y cada episodio que escribí así lo asocio con el lugar donde lo escribí y creo que me acordaré toda la vida y todos me producen una sonrisa de oreja a oreja, incluso los sitios donde no lo pasé demasiado bien y donde escribí cosas oscuras (que son los mejores, quizás). Escribir me produce euforia, ¿seré normal?
Cosas que me han pasado últimamente, algunas de las cuales no tienen que ver con mi pelo (nuevo).
1. Voy por la calle el otro día y viene acercándose un señor de unos ochenta y cinco años, muy mayor, muy bajito y aparentemente muy inofensivo, y se queda repentinamente parado delante mía y exclama, textualmente: "¡¡Vaya par de tetaaas!!" Luego hace un ruido que hacen las personas que llevan una dentadura postiza, como para no tragársela, no sé cómo se escribe así que no lo escribo, y se va por su camino. Me río para mí por lo surrealista de la situación, que me ha parecido algo propio de la serie de Benny Hill (si alguien se acuerda de eso) y es sólo un trecho más adelante que me quedo parada y me digo a mi misma, toda ofendida, "¡pero ¿por qué no me ha dicho nada de mi pelo?!"
2. Voy a una perfumería a comprar unos artículos. En esa perfumería casi siempre te regalan algo cuando compras, alguna muestra, cosas pequeñas... algo. Voy a la caja y pago, y el dependiente se dispone a buscarme el regalo, el regalo ideal para mí, se supone. Me mira. Revuelve en los cajones, pero nada. Me mira de nuevo. Casi saca una cosa, pero la vuelve a meter. Me mira más detenidamente. Es que tiene que ser el regalo perfecto ¿no? Será algún producto maravilloso para mi maravilloso pelo, seguro... Pasan los minutos y sigue revolviendo en los malditos cajones, y mirándome de nuevo. Finalmente se da la vuelta y me da... una crema antiarrugas.
3. Después del comentario enigmático (11 de noviembre en este blog) sobre las partes del cuerpo de un ¿pollo? que salió flotando al ambiente hace unos meses del bar de enfrente de mi casa cuando estaba tomando el sol, y que Antoñita y Chari se encargan de recordarme regularmente, para que no se me olvide, jeje, gracias, entro el otro día en mi supermercado local y me acerco al mostrador de las carnes, o sea, a la carnicería, cosa que sólo hago cuando no hay cola, porque soy una persona muy impaciente. En los 20 segundos o así que tarda el carnicero en atenderme, pasa lo siguiente: sale otro carnicero de entre bastidores de repente, y Carnicero II le pregunta a Carnicero I, fuerte y claro, contundente y tajante:
"¡¡¡¿¿¿HAS VISTO QUÉ PECHUGA MÁS GRANDE???!!!
Y yo, con cara de pasmada, miro hacia abajo y sólo veo una pechuga, la mía. Yo soy la única pechugona en la cola. Sólo puedo suponer que no soy la única en todo el conjunto de la cola, el mostrador y la tabla de cortar de los pollos.
Hablando del bar de enfrente, mirad lo bien que se lo montan ahora, desde que se acabó el invierno. Por primera vez en la historia arrastran las mesas y las sillas al césped, y allí toman sus cervezas y comen sus pechugas. Da gusto verlos, ¿verdad?
La Taberna de Fados vista por los ojos de Pau/Amália. . Antes de empezar.
Corre corre corre. Corre, corre. Corre. ¿Pero tendré todo listo a tiempo? Los programas de mano, las fotocopias, los cuadritos, los carteles, el vestuario de todo el mundo, la siesta, ¿la siesta? Bajo a hacer las fotocopias del programa: manchas, rayas, charcos de tinta, transparencias, puuagh, tuvieron que tirar 80 a la basura. Me he enemistado con todas las copisterías de mi barrio y he sacado los programas por la impresora.
Ya estamos en el pub. Corre, corre, corre. Colgando cuadros quitando cosas poniendo cosas organizando el vestuario. Carlos es ingeniero y consigue colgar una cortina y el cartel de Don Sandeman.
Delegando responsabilidades. Olvidándome de las responsabilidades propias y de las de los demás. Es - que - no - hay - tiempo. Ya me estoy vistiendo de Amália, ya me estoy maquillando y pintándome las ojeras, el rimel corrido, el pelo revuelto, la cara de alcohólica. Empezamos a las 8. Ya son las 8. Los músicos venían a las 7, ¿no? Son las 8… y todavía no han llegado. ¿Quéeeee? El local está a rebosar de gente, hay gente subida en taburetes para poder ver, no cabe ni un alfiler, es el llenazo absoluto.. y no hay ni un solo músico, bueno, sólo Rui, que toca en playback.
El público.
¡Ah! ¡Aquí vienen! Pero no pueden pasar, hay demasiada gente. La gente no les deja pasar. Tienen que aclarar que son los músicos para que les dejen pasar. Pero al menos están aquí. No hemos hecho la prueba de sonido todavía, pero tenemos que empezar ya. El público está inquieto. Oigo voces impacientes detrás de mí, 'cuando tú quieras', 'empieza ya', yo no necesito los músicos para mi canción, es en playback, hago de tripas corazón y empiezo. ‘Lisboa Alcoólica’. Mientras canto hacen la prueba de sonido (sin sonido, claro) y enchufan sus cables. Tengo un camarero propio (Sergio) que me sirve miles de bebidas durante la canción. Es un buenísimo actor que nunca falla, me tranquiliza. Al principio me sentía horrible pero ahora la canción no va nada mal.
Cantando Lisboa Alcoólica con Rui (Dani).
Carmen presenta. Chari canta (es la fadista principal). Falta un cable del piano, o algo así. Hay que improvisar mientras lo solucionan. No improviso. La próxima vez, sí. Fallos técnicos, silencio, caos generalizado en el escenario. Me aferro a la idea de que el público lo notará bastante menos que nosotros. El caos dura unos diez segundos (para el público), y unos diez horas (para nosotros).
Chari (o Rosario Solano).
Luego estoy muy a gusto en mi papel de Amália. Sólo tengo que sentarme en una esquina de la barra, poner mala cara y beber, beber y beber.
Chari (o Rosario Solano como la conocemos en estos círculos) canta como los ángeles. Los guitarristas Yorgos y Chemón y el pianista Vítor son tremendamente buenos. A pesar de los retrasos y los sustos, cuando trabajas con profesionales tan buenos, se nota. Y todo va bien.
‘Recusa’, el desafío, la pelea de fadistas. Primero yo tengo que tirarme al suelo (supuestamente borracha) desde lo alto y mi marido Rui viene corriendo a salvarme. Me voy a tirar y mi marido no viene corriendo, inexplicablemente se queda parado en medio. Me tiro de todas formas. Y ya viene, pero justo a tiempo. En vez de caer en sus brazos caigo a sus pies, pero me salva del porrazo contra el suelo. La canción-pelea sale extraordinariamente bien. Ya estamos en vena.
Mi siguiente canción es ‘Feira de Castro’. Ayudada por mi guardaespaldas Joaquina, me cambio de ropa y salgo al escenario. Y ¡sorpresa! Feira de Castro, que es mi canción más difícil, rápida, movida y con una secuencia de baile en medio, ¡sale bien! Además estoy ya muy relajada. Hago el ganso con mi bailarín, además él es tan gracioso con su peluca (que pierde a la mitad de la canción) y el tema está tan lleno de alusiones a grandes borracheras que el público se pasa el rato riéndose y nadie vislumbra ni siquiera los meses de inseguridad que he tenido con esta canción, inseguridad con mis capacidades como cantante (cosa que no soy), los ensayos a diario (pobres vecinos), el deseo de terminar con todo esto y no cantar nunca nunca nunca ni un fado más. Pero todo eso lo dejé atrás. Lo paso muy bien.
Con Carlos en 'Feira de Castro'.
.
Después de la actuación nuestra vienen los (falsos) espontáneos. Falsos, porque dos días antes pasamos la tarde entera con ellos ensayando todas sus canciones. Son maravillosos. Todos. Son buenísimos. Cada uno a su manera. Mucha variedad y mucho arte. Amália les aúpa desde su esquina de la barra. En realidad yo soy la única espontánea verdadera, porque interrumpo cuando me da la gana y canto una canción.
Las espontáneas Bili y Felisa.
Mi papel como fadista alcohólica, como os decía, consistía en sentarme en una esquina de la barra y beber, beber y beber. Lo que no sabía el público es que dentro de los botellines de cerveza portuguesa que me tragaba con tanta ansiedad sólo había agua… sólo empecé a beber casi al final del espectáculo (aunque luego recuperé el tiempo perdido)… hartarte de beber cerveza está muy bien pero no contribuye mucho a la coordinación, que digamos…
El público, un diez. Y mira que aguantó mucho, allí de pie la mayoría, había hasta gente en la calle, muchos no consiguieron entrar ni siquiera. Eso me dió pena. Pero ya relajadísima al final de todo, fue genial poder saludarle a todo el mundo. Mi momento favorito. Mis gracias desde aquí al CCL que lo hizo posible, al Pub Mariscal, a Chari, que se encargó de mucho más que lo que le correspondía, a todos los que participaron y ayudaron.
.
Con Joaquina a Porteira (Mau). Gracias Dani y ¿Carlos? ¿Carmen? por las fotos
El día siguiente me puse mala, los comienzos de una faringitis que se me ha complicado un poco por razones que contaré en otro post, y llevo exactamente una semana afónica, ni un hilillo de voz. Sólo puedo dar las gracias (no sé a quién, en este caso) por la suerte que he tenido que me pasara después y no antes de la Taberna de Fados.