En estas fechas del año si no bebes pingües cantidades de alcohol te sientes como una mierda, no sé muy bien por qué. ¿Realmente tenemos algo para celebrar hoy? Yo no. Este año tengo un aniversario horrible, me siento horrible, espero poder pasármelo bien, voy a hacer todo lo posible. En principio no quería ver a nadie pero me han invitado Antonio y Pastora a ir a cenar con unos amigos a Condequinto, que como su propio nombre indica está en el quinto conde, pero por lo menos es Sevilla. Llevo un surtido de regalos muy tontos y todos los limones que sobraron de otra cena, voy a hacer un tartar de salmón (muy finolis yo en el fondo) y me pondré guapa, dentro de lo que cabe. Y me lo pasaré bien.
Bueno, las nocheviejas siempre son memorables por muy horribles que sean, y me he propuesto acordarme de todas ellas, he rebuscado un poco en lo más hondo de mi memoria y otro poco en mis diarios y he encontrado las más antiguas, son superbestia y me he reido un buen rato, empiezo:
La nochevieja más antigua de la que tengo recuerdo (porque de pequeña mis padres siempre me mandaban a la cama antes de las doce y yo como una idiota iba) es de cuando tenía, pues tendría quince años. Y es la peor, no espero tener una nochevieja peor que esa en mi vida. Tres parejas y yo sentados en el salón de una casa. Bueno, ellos más bien tumbados, o en distintos posturas, todos morreándose, y yo más aburrida que una ostra. Imposible conseguir un taxi e irme. Y cuando dejé saber que la fiesta me resultaba un poco tediosa, uno de los miembros de las parejas, un chico muy pequeño que tenía una pareja muy grande que había ido al servicio, me dice "aburrida, ¿eh? Yo te soluciono eso" y quiso morrearse conmigo también, qué horror, un asco de fiesta vamos, cuando llegaron los padres de alguien con un vehículo para sacarnos de allí más que un coche fue parecía un bote salvavidas.
El fin de año siguiente, o el otro quizás, lo pasé vomitando. ¡Sí! Había descubierto el alcohol duro, y en grandes cantidades. Tenía mi propio novio, ya no era la única impar, y era una fiesta multitudinosa y muy alcohólica y muy buena, pero bebí tanto y tan rápido que me puse malísima, además durante horas. Sólo me quedo con el recuerdo de pensar obsesivamente: si me muero a las doce en punto, ¿cuál pondrán como la fecha de mi muerte, 1980 o 1981?
Fin de año ¿siguiente? (no tengo las fechas muy claras). Tenía un novio serio, y yo tan contenta de besarle bajo el muérdago, según la antigua tradición. Después de unas veinticinco cervezas me equivoqué y besé a otro bajo el muérdago. ¡Ups! Mi novio no estaba nada contento, no, no, no.
Fin de año 1982/1983. Mucho mejor, en mi diario puse que era "el mejor de mi vida", pero como habeis visto eso no es dificil. Me fui al pueblo de una amiga. Yo no sé cómo tenía amigas con la cabrona integral que era yo en esa época, de hecho no tenía muchas, tenía más bien amigos, muchos amigos. Ligué con un amigo de mi amiga, y lo consideré un gran logro, porque ella me había dicho, "es raro con las chicas". "Qué lujo ligar y que se acabe sin más", puse en mi diario, después de dos días estaba harta de él ... el problema era que un mes más tarde apareció de improviso con un amigo en Sheffield donde yo vivía para visitarme .... no quiero ni pensar en qué pasó.
Fin de año 1983/1984. Quizás en justo castigo por mis actividades del fin de año anterior, lo pasé muerta de asco y sin salir en casa de mis padres. Digo en mi diario, "necesitaría un novio si viviera aquí".
Fin de año 1984/1985. Tuve un invierno muuuuy movido, cogí y me fui al sur de Francia en autoestop para estar con un noviete muy guay y muy especial que tenía allí, la verdad es que estaba enamorada. Me lo pasé genial aparte de las tormentas de nieve y que estábamos en una casa de "antes de la revolución" y se cortó la electricidad por el frío tan intenso, las condiciones tan malísimas, teníamos que dormir completamente vestidos y todo, lo que es la nochevieja la pasamos en un coche en un bosque, probablemente porque en el coche hacía más calor.
Fin de año 1985/1986. Estuve con una amiga Rebeca en Prestatyn, Gales, fuimos a una discoteca y nos ligamos al único guapo de Prestatyn, ¡sí!, se llamaba Kevin, bueno, no lo ligamos los dos exactamente, pero es complicado de explicar, no sigo.
Fin de año 1986/1987. Estaba en Albufeira en el Algarve, trabajando en el programa Young at Heart (algo así como el Imserso) de Thomson Holidays. Yo tuve que organizar la fiesta de fin de año para mis ancianos turistas. La costumbre es que a las 12 de la noche todo el mundo se besa, y la idea de que me besaran todos los abuelos era demasiado para mí, y la verdad es que no me apetecía besar a nadie ese año, ni joven ni viejo. Había quedado también esa noche con unos amigos en un restaurante, a ver qué os parece el plan: a las 12 menos 5 me largué de la fiesta y llegué al restaurante a las 12 y 5, conseguí mi propósito de no besar a nadie. Recuerdo como algo precioso el estar justamente en la colina más alta de Albufeira y oír un rugido enorme subir del pueblo a las doce en punto ....
Cuando se fueron ellos y me quedé sola con él, tenía que ponerme las medias porque estaba arreglándome para salir, y no me corté nada, saqué la pierna, y desenrollé la media y me la iba acomodando por la pierna, y cuando llegué arriba del todo, pues claro, él empezó a besarme, y no paraba de besarme, y así fue.
En el sueño, claro, no en la realidad, y mi sueños son siempre así, llenos de escándalos y de buenos momentos que luego en la realidad no son así ni quiero que lo sean.
Y la realidad es que llevaba zapatos de tela en la nieve, que me tomé una pinta en Quiggins y me gustó, que vi Shrek y Harry Potter para pillar cultura general, que los azafatos de EasyJet se visten igual que los basureros de Lipasam, que me cansé, me cansé mucho en el viaje de ida, que me resfrié y casi se me estalla el ojo derecho en el aterrizaje de vuelta, pero ya estoy bien, que me olvidé de todo cuando me tomé la cerveza con Jeanette y Pete, que el frío no es nada divertido no señor, que allí los telediarios duran cinco minutos nada más, que los villancicos que ponen en Virgin Records son insoportables, que las vallas publicitarias llevan carteles que le dice a la gente de no pelearse cuando bebe ni pegar a sus hijos, que me ha ido algo mejor con mi familia pero mi madre se enciende y empieza a hablar y no encuentro el botón para apagarla, que me sulfuro contra mi hermano por el tema de los regalos como siempre pero me sentí bien porque le compré lo que necesitaba y lo que deseaba, que una falda voluminosa es útil para subirte al autobús con una bolsa gigantesca, la escondes detrás de la falda y el conductor no la ve, que ha sido la primera vez que he vuelto a viajar desde que me iba tantas veces a Barcelona y todo el tiempo en el aeropuerto le llevaba a él como una jodida maleta, y no pude desprenderme de él en ningún momento, al final lo facturé por la cinta transportadora y al llegar no fui a recogerlo, y efectivamente lo perdí, no volvió, y la verdad es que sigo sin tener mucha idea de por qué me dejó, y que intenté aplastar con mi asiento en el autobús a una tía que roncaba pero no lo conseguí, y que llegué a Málaga a la 1 de mañana sin hotel ni nada y no oía después de lo del avión y el ojo pero todo fue muy bien y encontré hotel, y que Málaga me gustó, y que lo último que esperaba hacer hoy era escribir un post largo pero ya es tarde.
Como podéis deducir, ¡he visto la nieve! La nieve ha sido un poco roñosa en mi jardín y sólo nos ha agraciado con unos cuantos copos que no han cuajado ni en el aire, además no se podían fotografiar porque caían de izquierda a derecha y me confundían, pero he visto la nieve en el aeropuerto ayer en el viaje de vuelta. Y con un retraso en el vuelo de tres horas y media pues ¡genial!, me ha dado todo el tiempo que necesitaba para corretear y retozar alegremente haciendo muñecos con pipas en la boca y bolas de nieve para tirar a los otros pasajeros frustrados y coger una neumonía y cosas así. ¡Miren qué hermosa estampa! :
Bueno, vale, no es muy hermosa, pero ya os he dicho que sólo ha habido nieve en el aeropuerto. ¡Miren esta! :
Bueno, vale, es un poco horrible, pero ¡miren esta!, esta al menos tiene flecha y coherencia y luna:
Pero ya os digo, no había muchos aludes de nieve donde elegir. Así que os aguantáis.
Pero CDs, ¡¡¡cuántos CDs he comprado!!! En donde no vivo y donde no me van a volver a ver me meto en todo tipo de antros para encontrar cosas raras de mi época como Spear of Destiny y Shriekback (estoy cada vez más anclada en los ochenta, ¡sácame de aquí alguien!) (pero me gusta oyee), he comprado en el sótano de la foto, ¿me véis bajando a estas catacumbas y subiendo con una recopilación de los New Order?, pocos lo harían....
Una va por el barrio y topa con las cosas más extrañas, primero un intento de asesinato en una tienda de pelucas (que por cierto unos días más tarde estaba cerrada por defunción, sí, como lo cuento), y ahora esto ....
De hecho me recuerda un poco las navidades del año pasado, los muñecos de nieve descomunales, las mil y una horteradas que vi, y lo más increíble de todo es que voy a volver a hacerlo este año también (pasado mañana me voy). Estuve trece años sin ir a ver a mi mamá en navidad, y ahora voy y lo hago dos años seguidos. Pienso que ante todo hay que ser impredecible.
Y mientras sucede la realidad de la cena, o fiesta, o salida, o reunión, o lo que sea, también sucede otra realidad escondida debajo de la primera realidad, y de la que no se percata nadie, bueno, o sí, a veces.
Resulta que una se viste antes de salir y se pone las cosas más bonitas que encuentra, o las cosas que más apetecen, y baja a la calle. Y cuando estás en la calle y ya no puedes subir a casa es cuando todo empieza a rebelarse, o sea que:
Las medias empiezan a reptar hacia abajo por tus piernas con vida propia, arrastrando el liguero con ellos, si lo llevas. La minifalda empieza a subir y hacerse cada vez más temeraria y mini. El sujetador empieza a subir por la parte de atrás y bajar por la parte de delante. La blusa se separa de la falda y se va, dejándote con el ombligo al aire como las quinceañeras. Y de las bragas no digo nada, no, no, no voy a empezar. Y una se tiene que meter en un callejón oscuro para arreglarlo todo (bueno, o se queda allí en medio, porque el sábado pasado no había tantos callejones oscuros como yo necesitaba entre mi casa y la de Daniela), y cinco minutos después ya lo tienes todo descuajaringado de nuevo.
Y yo me pregunto, ¿por qué las medias siempre se bajan y la falda siempre se sube? ¿No sería mucho mejor que las medias subieran y la falda bajara? ¿No sería mejor que el suje se subiera por la parte de delante y se bajara por la parte trasera?
Pero este año estoy volviendo a descubrir mis medias de colorines de los años ochenta de cuando estaba en Lisboa, y las que pinté en la soledad de mi primer año en Sevilla (en la foto están), y estoy comprando muchos calcetines maravillosos larguísimos y llenos de rayas y acotaciones.
Como merecido premio a mi gran empollonería en la clase de italiano, Daniela me invita a una supercena con profesores de la academia y enormes cantidades de bebida y comida y risa. Ha sido divertidísimo y he practicado un poco de carcajadas, sobre todo cuando todos bajamos tambaleando a la calle a la 3 de la mañana e intentamos quitar de en medio un molesto vehículo aparcado en doble fila delante del coche de sr. invitado Jorge, con enérgicos empujones y gritos a pesar de tener el freno de mano bien puesto ... y el conductor dentro. Después de hacer un cóctel superbestia con todo lo que encontrábamos a mano y un 70% de vodka de Murcia (un cóctel castigo, principalmente para castigar a mi profe Alfredo que se olvidó de traer el ron), todos nos pusimos a contar muchas anécdotas y ningún chiste, eso me gusta. Quizás me han querido invitar como arma decibélica letal para vengarse los vecinos ruidosos de arriba ... no sé, pero la risa es buena, ¿no?, y nos reímos todos.
El próximo post traerá una foto de piernas pero ... estoy sin ordenador de nuevo de vacaciones forzosas (oh, es terrible) y no puedo sacarla de la cámara. Aparecerá dentro de 2 días, ¡sin falta!
Viendo esta foto de las cosas que siempre tengo a mano en el cuarto de baño se puede saber muchas cosas de mí, entre ellas que estudio italiano sentada en el wáter.
Hace unos días tuve la ocasión de ser testigo de algo insólito, violento, inquietante. Mirando un escaparate de una tienda vi que había dos mujeres, una en cada lado del mostrador. Y una tercera mujer entre ellas, a la que no se veía el cuerpo pero a la que la clienta tenía cogida por el cuello, o por las orejas, y le había forzado a doblegarse sobre el mostrador, y la clienta estaba casi encima de ella, sujetándole la cabeza para que no se pudiera levantar. No se veía la cara de la víctima, sólo se le veía el pelo larguísimo desparramado por el mostrador. Desde la calle no se oía ningún grito, eso es lo que era lo más extraño, con la puerta de la tienda cerrada parecía que todo pasaba en el más absoluto silencio. Y ahora la dependienta le sujetaba y la clienta empezó a tirarle del pelo, no paraba de tirarle del pelo. Ante la mirada fría y sonriente de la otra. Y luego me di cuenta de que era una tienda de pelucas.
No hay problema, ya me he reseteado y aquí estoy de nuevo con un típico post provocativo y borde, de los que tanto le gustan a Borjamari.
Dios es el creador de todas las cosas y de los seres humanos, y cada cosa la ha hecho a su justa medida y en su correcta proporción. Pero oigan, creo que Dios se ha equivocado y me ha dado el busto de otra señora, o sea, que siendo yo más o menos (digo más o menos) delgada, tengo las tetas de una persona enormemente gorda, y que además crecen año tras año y ya no hay sujetador que pueda con ellas. Y eso significa que tiene que haber una chica grande y corpulenta en algún sitio del mundo que tiene las mías verdaderas, porque las mías no tendrían que ser así, y tampoco tengo antecedentes familiares ni nada. Y probablemente ella se da cuenta y se siente defraudada, o se hincha de silicona para restablecer sus proporciones, y yo he recibido una doble ración y es bastante injusto, ¿no? como muchas cosas en este mundo, es una metáfora de este mundo, vaya.
Las cosas que me hacen llorar son la soledad venidera, las amistades que sé que no se pueden mantener, los viajes frustrados y ver que las relaciones de los demás casi nunca se rompen, sólo las mías. Me hacen llorar mis dudas navideñas. Me hace llorar el fin de año. Y me hacen llorar los recuerdos que me atracan y acuchillan en cualquier lugar, en cualquier momento. Los hospitales me dan asco, los supermercados indiferencia, la calle agilidad y mi cuarto de baño paz. Estoy saciada de sentarme en el sofá, me lo está diciendo mi pierna izquierda continuamente. Levántate y anda. Estoy rara, estoy sentimental, estoy mal, y sin embargo suelto las mismas carcajadas en cadena, son muchos años de costumbre. La alegría es un hábito. Me doy cuenta de que me va a hacer falta mucho tiempo para estar bien de nuevo, mucho. No dos meses, no cuatro meses. Ya hace tiempo pasó el momento ser fuerte por necesidad, hoy puedo llorar por todas las cosas si quiero y no pasa nada. A veces necesito no sonreir como necesito respirar. A veces estoy harta de sonreir. Hoy me repatea lo superficial. Seré superficial mañana. Y me gustará. No estoy mal. Esto va y viene. Irá y vendrá durante mucho tiempo, lo sé. Mejor aceptarlo. Enseñarlo, no esconderlo. Tengo el tic de enseñar cosas. Creo que eso es bueno.
Suficientes problemas tengo yo pa que ahora unos paleontólogos descubran un chimpancé prehistórico y le pongan mi nombre.
Sí, sí, ese soy yo, y he salido en todos los telediarios. ¿Le tenían que poner justamente mi nombre? Si quieren ponerle algo en catalán, podrían haberle puesto Jordi, ¿no? Ah, no, Jordi ya lo han usado para otro. Así que Pau, Pau se llama el vetusto animal.
Claro, y ahora todos se ríen de mí y me evocan mentalmente, columpiándome entre árboles y meneando mi rabo prensil.
Sí, sí, anda, reíros de mi físico, malos que sois, pero si Diós y Cataluña me han hecho así, ¿qué puedo hacer?
Justamente así me he sentido yo este fin de semana, al menos los momentos cuando no tenía una cerveza en la mano.
Claro que me alegro por el descubrimiento, y por el mono y por el nacionalismo catalán, pero no necesitaba esas observaciones ahora.
Sobre todo después del incidente de los zapatos el otro día.
Jajajaja, noooo, eso no, porque resultó con lo de los zapatos que la dependienta se había equivocado y yo no, o sea que NO tengo los pies de dos números distintos. Jajajaja, pero siempre pasan cosas, ¿verdad? Siempre encuentro mi excusa diaria para reírme un poco.
Antiarrugas va (ayer) (después de su clase de italiano) al centro de Sevilla a comprar una falda larga, y resulta que se compra dos camisetas y un par de zapatos y una falda cortísima estilo Barbie trabaja en una oficina moviendo el culo y atendiendo al público que quiera comprar artículos de plástico para cretinos, bueno, me estoy desviando, es que quería contar mi experiencia con los zapatos en el Corte Inglés.
Son zapatos geniales, estilo años 20, de color rosa, tienen mucho estilo, sólo me queda borrar el vergonzoso logo del corte inglés de dentro del zapato con la planta del pie bailando el charleston o algo así, bueno, me los probé y aparte de bonitos me iban estupendamente, me estaban perfectos y comodísimos.
Y a esto viene la dependienta a interesarse y le doy los zapatos que me he probado y le digo, me van muy bien, me los quedo. Y la dependienta mira dentro de los zapatos y me dice, "Pero cuáles, (agitando el zapato izquierdo)¿el 38? ó (agitando el zapato derecho) ¿el 39?
No he dejado la foto de mis cuartos traseros en primera plana del blog durante una semana queriendo, ¿eh?, es que he tenido
a) una semana muy frenética, y
b) un gran desbarajuste informático
que me han apartado de mis deberes y no he podido escribir. Ahora sí.
Hola, ¿qué tal estáis? (es que tampoco he podido leer blogs, ni nada de nada). Poco a poco me iré reincorporando.
Os dejo con mi pensamiento del día, pensamiento pensado por una mujer exitosa en todas las facetas de su vida (o que le gustaría serlo) (ya sé que no es lo mismo, pero en algún sitio hay que empezar). Es asín:
Cualquiera que sea el defecto que tengas, siempre habrá un tío al que le guste eso.
Una cosa, ¿por qué los jabones transparentes de fresas y de moras y de frutos tropicales y que huelen la mar de bien duran una semana con suerte, y el jabón que tengo ahora que es color caca de perro y que huele fatal y que es como un bloque de excrementos prensados, lleva ya un mes y no parece que vaya a agotarse nunca?
Os dije que iba a contar algo sobre mi feliz, infeliz estancia en Lido di Jesolo. He empezado a releer mi diario de la época y he dado con esto:
... y he soltado una buena carcajada, lógicamente. ¡¡Un poco de autocrítica viene muy bien a veces!! Me encanta. Ojo, se supone que ya me vestía algo mejor cuando estaba en Italia, por lo menos sé que lo intentaba, este dibujo se refiere al verano anterior, cuando me mandaron a trabajar a Portugal, desde luego enviarme a Torralta, Portugal era arrojarme a un foso de animales salvajes, vaya vaya con la Thomson Holidays, menuda dedicación tenía yo, aguantando esos sitios.
Me gusta sobre todo el detalle de los bolsillos del pantalón .... y el "handbag", claro, o sea una chaqueta que arrastraba por los suelos, en el diario digo que estoy muy contenta porque por fin he comprado un bolso, así creo que pretendía caerle bien a la gente o algo, teniendo un bolso .... en la mente era estudiante todavía, y así seguí varios años más, la verdad que sí. Desde luego no le caí bien a nadie con mi bolso, jajaja, jajajaj, jajaja, y sí que era diferente, ya lo creo, yo era una zona catastrófica, alerta roja, jajajaja, más noticias pronto.
Hola, estoy rara, que es lo normal estos días, tomando finalmente una birra en mi casa, y acabo de escribir esto en mi diario, lo voy a poner tal cual con sus significativas faltas de ortografía y su rareza y todo, porque es la verdad:
Estoy, simplemente, intentando hacer sentido de esto. De la soledad, de la cervecita, de la nacionalidad, del italiano, de mis preguntas y mis conversaciones con la gente, de mis amigos, del comer y beber, de la oscuridad, del quedar y no quedar, de porqué él me dejó, de porqué ya no me gusta el arte, de porqué no dejo de remilgos y me emborracho ya bien de una vez, del tiempo, del dormir, de la putísima siesta que me deja hecha un trapo, de porqué como tantos macarrones si no es para practicar mi italiano, de porché me habéis abandonado, de porqué un sueño te puede dejar de mal humor todo el día, de porqué odio los fines de semana y amo los lunes, de porqué soy diferente, de porqué soy diferente.
Oyeeeeeee, y no pienso postear más hasta que alguien me comente algo, ¿¡eh!?
Reencuentro con José Luis. José Luis es un amigo que hace ... hmmmm .... ¿cinco años? que no lo veo. Quedamos en el Ánima y es como si el tiempo no hubiera pasado, o sí, vaya, no sé, José Luis es pintor y además pinta, eso tiene mérito, en los tiempos que andaba con él, yo era Hartista (antigua fotógrafa) y yo ahora ni fotografío, ni pinto, ni me harto ni siquiera, yo simplemente no hago nada. Y encima me parece muy bien no hacer nada, es el colmo de la pasotez, digo que el mundo del arte es un horror ... y sin embargo me alegro de que J-L siga en la brecha, sí, me alegro, en ese aspecto es como si el tiempo no hubiera pasado. Y veo con una mezcla de entusiasmo y de consternación que voy a terminar haciendo alguna cosa, o al menos hablando de hacer alguna cosa, bueno, no sé, pero ya tenemos una participación en una exposición de Peter para el año que viene, jeje...
Pues eso, que el jueves salimos, después de mi clase de italiano. Primero bebimos,
luego comimos (de eso no tengo fotos), y luego visitamos esta reencarnación del espíritu de los setenta a raíz de una conversación sobre el Samoa 2 (hice una astuta maniobra y cogí en otra dirección porque terminar en el Samoa 2 a esas horas francamente no era plan, por mucho turismo de caspa que quisiéramos hacer), pues eso, fuimos al magnífico Don Diego:
y ya estaba bien pa un día de entresemana. Aquí hay un cuadro de J-L,
¡Ahora voy a mi clase de italiano! Por segunda vez.
¡Qué impresión me hace ir a clase de italiano! El martes ha sido la primera vez en mi vida que he ido a una clase de italiano.
Os preguntaráis qué hago en nivel 3 si nunca he ido a una clase de italiano.
Pues aprendí italiano aquí:
En Lido di Jesolo, pero eso es otra historia.
Os la contaré pronto ...
Qué ordenaditos están todos en la playa, ¿verdad? Qué sentido de la simetría. Como todo lo contrario que yo cuando estaba allí, yo no tenía sentido de la simetría ninguna en mi cabeza ni en mi uniforme de Thomson Holidays ni en nada ... fue una experiencia muy dura. Divertida a veces, pero también horrible. Y aprendí mucho esos meses.
Me sigue haciendo impresión ir a clase de italiano. ¡Qué nervios! Supongo que esto se me pasará. El martes tenía miedo, no sabía nada, pensaba que a lo mejor iba a ser yo la madre gansa entre un montón de patitos de dieciocho años, pero no, no es así. Y es que soy tan payasa, a ver si aprendo a callarme la boca y no decir tonterías .... pero no, eso es inevitable. El italiano es tan divertido .... No tengo mucha experiencia de ser alumna, oye, o no me acuerdo, tengo el tic de ofrecerme voluntaria para todo .... bueno, supongo que eso es bueno. Muy simpáticos los alumnos y el profe. Sip. Ya os cuento más ....
Aquí dentro está mi vida desde los 18 hasta los ***ahem*** años. O sea, toda todita, o casi. (Hay 5 diarios más, pero no caben, necesito una estantería más larga). Empecé el 23 de junio de 1982, con una letra tan cuidada y tan densa que me marea ahora cuando la miro, y digo He decidido escribir un diario, pero así, todo con palitos muy rectos. Lo último que he escrito hasta ahora, en la página 15 del diario nº 87, es lo siguiente: (pero mñ es lunes y me gustan los lunes, me irá mejor que hoy, domingo, día solitario de mierda).
Sí, voy por el diario nº 87. Sólo me faltan dos de mis diarios, robados, lo peor que me pasó en mi vida. Y lo mejor está en esos dos pero también está en todos los otros. Son mi patrimonio cultural. Son todas mis experiencias, son mi vida, son lo más valioso que tengo. Cuando los leo me pongo eufórica, me muero de la risa, me pongo con los ojos como platos y digo Nooooo, actúa exactamente como una droga, es igual que emborracharte, pero sin matar neuronas y sin resaca. Hay algunos que no puedo volver a leer (todavía) o que no me gustan, pero la mayoría me chiflan. Son una locura, la absoluta locura de mi vida.
Estoy sola, es una mierda. La soledad se va, luego siempre viene y me da en el coco como un bumerán.
Cada vez más, veo que muy a mi pesar estoy condenada a llevar una vida interesante.
Ventajas de tener la gripe (porque no lo sabíais, pero tengo la gripe) (bueno, ya estoy mejor), eso, Ventajas de ser una optimista con gripe:
Mmmm, uuuh, no sé. A ver:
Que paso olímpicamente de trabajar, y eso siempre sienta bien.
Que he descubierto un superpotito para adultos, la tetrabrik de crema de no se cuántas verduras, o no sé cómo se llama, una asquerosidad verde que seguro que te hace vomitar un día normal pero que sabe a gloria cuando estás enfermo.
Que duermo nueve horas por la noche, en vez de cinco.
Que he perdido un buen kilito o dos con todo lo que he sudado y con todas las tostadas y patatas fritas y platos de pasta que no he comido. Ahora tengo el cuerpo perfecto y nadie me ve. Mejor que al revés, ¿no?
Que no he tenido que cumplir con ninguno de mis deberes.
Que he podido abrazar largamente y tiernamente a mi bolsa de agua caliente.
Que un amigo muuuuy antiguo ha encontrado mi blog y me ha mandado un mail y nos vamos a ver.
Y he estado muy bien de ánimo. No me he sentido sola, porque no he tenido ganas de ver a nadie. Ya no temo la soledad. Y ya no tengo ataques de odio, sino ataques de amor. Todo y todos me gusta.
Pero no veo la gracia en no haber podido ir a mi primera clase de italiano. Ni a la primera, ni a la segunda, que era hoy. Me hacía mucha ilu haberme apuntado a italiano, y tenía que empezar el martes y me da mucha pena y mucho coraje. Ahora cuando me una al grupo yo seré la nueva, y seré la que ha tenido la gripe, y nadie querrá sentarse a mi lado.
Bueno, no sé. No pasa nada. Paciencia. Tengo muchas ganas de empezar, y ahora empiezo el martes que viene. Ya os contaré.
Las tijeras de una peluquera, un arma de doble fila.
Con lo contenta que me sentía todos los días viéndome el pelo tan largo. Me habrá quitado dos dedos, como yo le pedí, pero tendría los dedos como dos butifarras extra gruesas y no me percaté a tiempo, vaya. Siempre me pasa esto y siempre lo paso fatal cuando me cortan el pelo.
Ah, pero me han quitado cinco años de encima, eso sí.
Hace por lo menos un mes que no me pongo campante y jovial en mi casa tomándome una litrona de cerveza , pero anoche pasó, y qué extraña sensación. Lo que más me gusta es que yo haya sido capaz de ponerme campante y jovial, con cerveza o sin cerveza, que pueda reirme sin sentir desesperación detrás de mis estúpidas carcajadas, porque vaya mesecito que he pasado, todos mis esquemas vitales se han venido abajo uno tras otro, algo que nunca me había pasado en la vida. La culpa es mía, lo sé, por haberme enamorado de esa manera, si te enamoras te estrellas, pero ahora consigo sentir algo de indiferencia por fin y algo de olvido. Todavía un par de veces al día me vienen unos pequeños ataques de odio, de estupefacción, de infinita tristeza, de violencia, de por qué, pero duran unos diez minutos y luego se van por donde han venido, así que creo que ya puedo pegar esta foto de unas sonrisas tomada en la Calle Betis con mi Hermana Lumière ya hace dos o tres semanas, pero no pude postearla entonces porque me parecía que irradiaba falsedad, ahora no:
Pues eso que me tomé una superlitrona de cruzcampo organizando mi colección de cintas y colocándolas en un supermueble comprado especialmente y he revivido muchísimos momentos de mi pasado como por ejemplo (y vete a saber por qué la cinta de los New Order me recordaba esto) estar en un descampado en el coche de un tío de unos cincuenta años medio calvo que me decía Adiós, guapa, ¿por qué no me das un beso? y yo echándole una mirada de absoluta superioridad sin sentir ningún miedo y saliendo tranquilamente del coche y andando por el descampado mirando mis pies mientras pisaban el suelo del descampado y pensando, he venido aquí en autoestop para ahorrarme 180 pesetas, en realidad estaba huyendo de algo ese día, ¿de qué estaba huyendo?, ah sí, de Starsky, huía de Starsky (Starsky era un noviete que tenía, le llamábamos así por su parecido físico y su amigo Hutch), quería estar sola y hacer cosas consecuentes y compatibles con ser una persona muy fuerte, jaja, yo cuando hacía autoestop siempre llevaba un cuchillo de cocina en el bolso. Nunca llegué a degollar a nadie.
Y he pensado que me gustaría hacer una fiesta, la fiesta de la cinta estropeada, no, la fiesta de la cinta histórica, donde todo el mundo traiga cintas de "Varios" de hace una década o mejor de hace dos, o tres, preferiblemente que suenen fatal y que tengan interferencias de la radio pero que tengan temas geniales y olvidados. Tom Petty, Rare Earth, Medina Azahara, música porrera y/o bailable, todo vale (menos canciones lentas aburridas y románticas, eso no lo permito).
Y esta mañana al despertarme la idea de hacer esa fiesta me parece una soberana tontería, a la luz del día todo es distinto.
También a raíz de vete a saber qué, una cadena de pensamientos relacionados con mi ordenador, creo, estaba pensando en una tarde que pasé mucho más recientemente - el año pasado - bebiendo cubatas en el Samoa 2, más cerca de casa,
¿¿¿una tarde bebiendo cubatas en el Samoa 2???
ya lo sé, qué vergüenza, pero yo sólo fui en pos de un amante que tenía en aquel entonces y si había que ir al Samoa 2, pues había que ir al Samoa 2, era justamente como pasar por la puerta y entrar en la España de los primeros ochenta, la España que yo conocí cuando vine. Tíos bigotudos e impresentables admirando tus minifaldas y preguntándote si hablas español, me veía como una sueca en Benidorm en la época del destape y no me merecía eso, reconozco que llevaba una falda demasiado corta y un top demasiado limitado pero me había vestido para el chico que admiraba, no para los bigotudos circunstanciales.
Y toda esta maravillosa música, El Imperio Contraataca, Mr. Jones de los Talking Heads, Shriekback, Howard Devoto, Grace Jones, Some Girls are Bigger than Others de los Smiths, Dead or Alive, Japan y Depeche Mode, me ha recordado más bien cosas cutres pero me encanta recordar cosas cutres desde mi sofá porque total que también son mi patrimonio cultural y oye, no me acordaba de lo genial que era Nina Hagen, y tengo miles de vivencias cutres que os puedo contar otro día si queréis.
(Este post es de hace dos días, no puedo postear desde mi casa y tengo que ir a un cíber, pues aquí estoy).
Sólo ha sido una faringitis, pero he tenido unos ataques de tos que parecía que estaba poseída por el mismísimo diablo. Y para seguir fiel al más puro estilo El Exorcista, la primera noche que me pasó y me desperté buscando desesperada mi jarabe, eran las 4.44. La noche siguiente me pasó de nuevo y cuando miré el reloj eran las 5.55. Y la tercera noche … a ver, a ver, pensaba yo …. eran las 2.22. No, no, no era una pesadilla. Sólo la confirmación que todas las cosas raras del planeta me pasan a mí. Sustoooo…..
Siempre he tenido un fetiche por este individuo, desde que le fotografié por primera vez en la Rua dos Fanqueiros en Lisboa. Hace la mar de años. Se llama Mi Chico y he hecho decenas, cientos quizás, de versiones de esta misma fotografía, reveladas en todos los tamaños, encuadres y colores y usando todos los procedimientos posibles. Esta copia tan grande y contundente es la versión que más me gusta. Pasó una cosa curiosa, hacía años que vivía feliz con él, siempre estaba allí, lo miraba todos los días y me gustaba y me fascinaba, al margen de mis otras pasiones, claro, porque no tenía nada que ver, no era humano, es otro tipo de amor, perfectamente compatible con cualquier novio. Pasó que un buen día me di cuenta de que yo había ido envejeciendo, y él no. Y de repente yo era mayor que él. Yo siempre había sido más joven que él. Y de repente él era un chiquillo joven y ya no me gustaba. Le tengo simpatía y le tengo cariño. Recuerdo la época que pasé con él, y de alguna manera me hizo feliz, pero ya no le tengo pasión. Es un caso extraño. Es uno de los poquísimos casos que he tenido en mi vida de desamor con el paso del tiempo.
A pesar de mi gran estupidez, he conseguido montar tres muebles de Ikea. Uno, haciendo movimientos circulares con la muñeca. Otro, con pseudointeligencia, paciencia y cariño. Y el tercero, a martillazos.
No, no. En la fiesta me derrumbé y ya era imposible ir a la playa. En la fiesta estaba sentada con unas personas desconocidas y poco conocidas iniciando conversaciones absurdas sobre bolígrafos y zapatos y me levanté a buscar amigos y no vi amigos, sólo vi una silla y me senté en la silla y silenciosamente me vine abajo. Y Pastora me sacó de allí.
Fue horrible, fue como el grito de Munch en tecnicolor y en el más absoluto silencio.
Este fin de semana iba a ser muy duro a la fuerza, este fin de semana él tenía su billete para venir a verme, y yo aquí sola, sola, y ya bastaba de ser fuerte y de ser fría, en algún momento el dolor lo tienes que sentir y lo tienes que asumir. Esto no es superficial y no puedo tratarlo como si lo fuera. Así que ayer, ni playa ni nada, gracias por invitarme, de verdad, pero tuve que pasar todo el día en la cama y en el sofá, sin moverme, asumiendo esto. Y duele, pero llega el momento en el que tienes que entregarte al dolor para poder pasarlo y asumirlo, y estar bien después.
He dormido diez horas del tirón y estoy mucho mejor. Tenía como una imagen de él en un espejo largo que empezaba a acompañarme a todos lados, y bien hermosa que era esa imagen, por eso me dolía tanto, pues esta mañana ese espejo ha recibido un martillazo y está en mil pedazos que de una en una no significan nada. Ahora recogeré los pedazos y los tiraré a la basura.
Ah, y devolveré el Grito de Munch al museo. Ya era hora.
Ahora soy la torre eléctrica de Irún a la que le pusieron una bomba en cada pata, pero que no se cayó. Y ahora soy la M de McDonalds al que Iván le arrancó su tapa roja, pero que sigue meneándose como la M de McDonalds. A veces soy la casa sin techo, la pared con balazos, a veces el semáforo de cuelga de dos hilos (pero si yo estaba en verde). No sé qué más cosas soy o puedo ser, porque estos días el trabajo ni me deja tiempo de ver las noticias, y cuando las veo no me concentro. Hoy fiesta, mañana playa. Ni putas ganas de nada. Mis amigas y mis amigos me sacan, y yo les sonrío (a veces falsamente). Sabía que este fin de semana iba a ser duro. Yo no tengo ganas de fiesta, pero si la fiesta tiene ganas de mí, algo es algo.
Después de una tensa espera de tres días y medio delante de mi propia escuela de Beslán, vino mi propio Huracán Frances y me lo destrozó todo. Mal, mal, mal. Sopló como una verdadera bestia. Mi bonita casa voló por los aires y ahora no sé ni dónde está.
Pero yo compré esa casa porque me gustó. Y no sabía de qué materiales estaba hecha. No pensé en eso, no pensé en huracanes. Yo sólo pensaba en lo feliz que estaba. A veces me parece que lo mío no tiene remedio, que vaya donde vaya me instalo siempre sobre una gigantesca falla sísmica. Y siempre se abre.
Debería de ser un mes bonito, porque hace buen tiempo y es el principio de muchas cosas. Pero el mes de septiembre siempre, siempre, siempre, siempre es una mieeeerda.
Una semana hemos pasado en Sevilla, bueno, algo más de una semana, ponle dos, porque sin pie y sin voz no sé adónde iba a ir yo, pero ¡miren esto!, si no se ha estado nada mal aquí:
Sevilla en agosto, jajaja, jajaja, jajaja. Mi piscina en Sevilla en agosto, jajaja, jajaja. Ola de calor, ¿qué ola de calor?
Y esta otra piscina está en Lisboa,
sí, también he chapoteado (o mi reflejo ha chapoteado) durante una semana en los estanques, bañeras y Superbocks de Lisboa. He cojeado por toda la ciudad, una vez más. Lisboa es parte de mi pasado, y me encanta. Desde nuestra base con vistas a la casa del Nuncio de la Santa Sede en Portugal (motivo de muchas horas felices de espionaje y carcajadas desde el bar del hotel) hemos subido y bajado por cuestas y más cuestas y entrado en bares y más bares. Y en restaurantes y más restaurantes. Y ahora estoy de dieta y tengo hambre y estoy aquí en mi salón y estoy aburrida. Aquí, haciendo todas las cosas que tenía que hacer. Y ahora sí estoy aguantando el calor con las ventanas cerradas y las persianas bajadas.
Si no escribo en algún tiempo ¿me perdonáis? Es que no me va la inspiración estos días. Creo que mucha gente que abrimos un blog hace año y medio o así estamos ante la misma situación, estamos luchando con las pocas ganas que tenemos de escribir, y pensando que ya no es como antes, que quizás todo tiene su momento en esta vida ..... Yo creo en el progreso y nunca me he dedicado a la misma cosa durante mucho tiempo, artísticamente hablando, y aunque eso es algo que me ha jodido bien jodida en muchos aspectos, a la vez es algo absolutamente inevitable. Tienes que cambiar, tienes que hacer cosas nuevas. Quiero hacer ... otra cosa. No sé muy bien qué es. Pero ya la encontraré. Escribiré aquí de vez en cuando, o no, y prometo leer todos los comentarios que pongáis porque me encantan vuestros comentarios, siempre los leo varias veces, y nunca nadie me ha insultado, soy feliz, y os quiero muchísimo a todos, ah, y prometo no dejar de leeros, y os contestaré, y volveré pronto, con otra cosa seguramente, pero volveré.
El primer día de las vacaciones (y mi cumpleaños por cierto), me he hecho un esguince en el pie.
Serán unos días sólamente, pero ya no podemos viajar ni pasear. Pero sí podremos charlar, beber cerveza y participar en otros divertimentos propios de la vida en pareja, asi que no todo está perdido.
El tercer día de las vacaciones voy y cojo una peaso infección de garganta. Me quedo afónica. Ya no podemos charlar. Bueno, todavía nos quedan la cerveza y los otros divertimentos, no pasa nada.
La cosa se está poniendo fea así que vamos al médico montados en mis muletas customizadas tipo tuning, y el tío me receta antibióticos.
Olé. Ya no puedo beber cerveza.
Ahora sólo nos quedan los otros divertimentos.
¡¡¡No serán unas vacaciones tan malas, después de todo!!!
No es que no tenga otra cosa que hacer, pero cuando una está prisionera en su casa por los efectos del calor, una lee los nombres y las instrucciones de las cosas.
Los Viscofresh son viscosos y frescos, los Bacti-stop paran las bacterias, los Brilimp limpian y también dan brillo, y los Huercasa han venido de la huerta a mi casa, ¡¡¡qué arte!!!
Pero ¿¿¿es realmente necesario avisarnos en el envoltorio del RapidIce (collarín enfriador de botellas de cerveza) que no lo metamos en el microondas???
Pero ¿cómo quieren que escriba más de dos líneas con treinta y cinco coma dos grados de temperatura en mi salón? Se me funden los sesos, creo que dos líneas es más que suficiente en estas circumstancias.
Menos mal que tengo mi arma secreta nocturna y puedo dormir, jeje, más información en próximos posts.
Anoche, ¡¡¡¡CUARENTA GRADOS EN LA CALLE A LAS DIEZ DE LA NOCHE!!!! Perdonen mi obsesión, pero es que estoy obsesionada.
Os dejo con esta maravillosa fotografía realizada por nuestro amigo Don Feo en una calle de Sevilla, qué gran artista, capaz de mejorar los atributos originales del mismísimo Niño Jesús y dotarle de poderes que no tenía...
Ordenando la casa he vuelto a descubrir el termómetro que usaba cuando hacía fotografía, y lo he sacado de su escondite. Y también he descubierto que hace 35º en el salón, y pienso que quizás es mejor dejar las cosas donde están.
Hay bares y bares, y yo he estado en todos, y me gustan todos, aunque con matices. O van de mal en peor, o van de bien en mejor y yo no me doy cuenta, o estoy concentrada en otra cosa, o no sé qué me pasa. La cosa es que si pides cuatro cosas se olvidan de dos, y también pasa que sabes de antemano lo que hay en el menú porque viene en forma de pegote reseco en el vaso de la cerveza, o momificado y extendido por el dorso de los pinchos del tenedor. ¿O me estoy equivocando de sitios? ¿En dónde me estoy metiendo?
Madchester, UK, y Barceloca, España. Aparentemente no tienen nada que ver el uno con el otro, pero sí, ahora sí lo tienen, los veinte grados de temperatura en julio y la lluvia torrencial.
Hace trece grados más en Sevilla que en Barcelona, y yo estoy en Barcelona, jajaja, jajaja, jajaja.
A falta de pegamento de contacto (peligro peligro), ayer decidí pegar la suela rebelde de un zapato con superglue (peligro peligro peligro), como consecuencia directa de tales acciones me quedé con el zapato pegado a la mano, a mis dedos anular y corazón de la mano derecha concretamente, allí estaba el zapato, pegado a de mi mano, y así iba yo por la casa pensando qué hacer, con un zapato colgado de la mano, Jesús, María y José, y ahora qué. Entre otras ideas pensé en entrar en internet con la otra mano y teclear ayuda en Google, pero pensé en la página Que Buscas Qué y me partía de la risa pensando en que iba a escribir exactamente el tipo de gilipollez que escribe la gente cuando entra en tu blog por ¿error?, me daba vergüenza que alguien leyera mis llamamientos como CONSEJOS PARA QUITARME ZAPATO DE LA MANO SE ME A QUEDADO PEGADO CON SUPERGLU, o talvez REMEDIOS CASEROS QUITAR SUPERGLUE Y QUE HAGA FALTA UNA SOLA MANO, al final con 10 minutos de paciencia y de bailar la Yenka (izquierda izquierda derecha derecha adelante detrás un dos tres) me desprendí finalmente de sus garras, o al revés, y me recordó el día que abrí la puerta del congelador justo después de descongelarlo y metí la mano y ... ese no lo intentéis en casa, niños ... bueno, cualquier excusa para mearse de la risa es buena, ¿verdad? (siempre que te puedas despegar para llegar al cuarto de baño, claro).
Pues no escribo porque no sé de qué escribir, es que hay tanto donde elegir.
No sé si escribir de los ya famosos apagones en Sevilla, y de la rueda de prensa que celebraron sobre los apagones ... hasta que se les fue la luz ... o de cómo sabes que la luz ha vuelto porque oyes subir de todo el barrio un rugido colectivo de "¡Ha vuelto la luz!"
O de la "hipotética burbuja inmobiliaria en la cual posiblemente nos encontramos, según algunos expertos". (De verdad, la llaman así, una no sabe si reírse o llorarse tóa).
O de que Geyperman ya estará en Madrid, Feo ha estado en Sevilla y Jaio estará en Barcelona (y parece que la vamos a conocer por fin, ole que ole, más bloguireuniones).
O de que me encanta escribir el blog, pero entre apagón y apagón (exagero), averías de Internet (también), trabajo (no) y pasotismo rampante (tampoco) a veces no encuentro el momento.
De aquí en adelante escribiré mucho, mucho, mucho. Y os leeré mucho, mucho, mucho.
Jaja, postear para mí es lo mismo que pasotear, lo sé, lo sé, lo sé, pero ... no fue por exceso de sexo, ni siquiera por exceso de amor, ¡¡¡fue por un fallo informático!!!! Ya sé que no dejo de sorprenderos, pero es la triste verdad. Y ahora estoy escribiendo esto desde un Cíber.
El Cíbercafé, el lugar de mi barrio donde más palabrotas se oyen por segundo, el lugar donde si está toda la sala vacía y hay un solo tío jugando estruendosamente a los marcianitos te colocan a su lado, el lugar donde nada te dan y todo te venden, el lugar donde sólo vienes si no hay más remedio en este mundo - un momento -
- mierda mamón te voy a coger por los cojones hijoputa maricón ¡¡¡gooooool!!! -
- y bueno aquí estoy bajando lo que será mi próximo trabajo y mientras tanto ojeando un par de blogs, me he reido mucho con los coments, gracias y siento no visitaros más. Todo cambiará, vuelven los buenos tiempos desde ya, siiiiii ....
Cuando hay que trabajar en un sitio (y ha sido mi caso, ayer) (hoy no, menos mal) donde están de obras en el local de al lado, el pesimista se fija en los golpes, y el optimista se fija en los espacios entre golpe y golpe.
El pesimista para en los semáforos en verde porque sabe que se van a poner en rojo de todas formas.
El pesimista se queja porque hace frío en la nevera. El optimista acerca las manos a la bombillita, y sonríe.
El optimista nunca es tan optimista que cuando tiene un pesimista al lado.
Con un pie en la piscinita, tomo el sol en la terraza todos los días, el cielo es azul azul azul y hay cientos de golondrinas.
Unas 100 ó 200 se juntan y giran en el aire, en un grupo ahora compacto, ahora espaciado. Van chillando, pero sólo chillan si están cerca de otras, cuando una golondrina se aleja del grupo no chilla nada.
Yo he visto una golondrina muy de cerca y era muy muy bonita, tienen las plumas como las escamas del pez, son como pájaros de peluche. No se acercan nunca a las personas, yo sólo ví una golondrina de cerca porque estaba en el suelo muerta.
Pues eso, giran y giran todas juntas en el aire, y a veces una va detrás de otra y hacen piruetas y persecuciones, y las dos se alejan del grupo, luego vuelven. Y lo mismo dos minutos más tarde la misma golondrina se va detrás (o delante) de otra golondrina. O sea, que están ligando, pero no en serio, están divirtiéndose, comparando, experimentando, mirando a ver. Y el golondrinero es como nuestras discotecas, un centro de ligoteo, no sé si hay algunas a las que eso les parece muy superficial y no les gustan las discotecas, no sé si algunas ligan más que otras, no sé si algunas se emparejan, se alejan y luego no vuelven, y no sé qué música oyen, pero yo también me divierto mucho como espectadora, aunque no bailo.
nunca he sabido casi nada de ellos, me he enterado que en catalán se dice fura, y yo que siempre había pensado que La Fura del Baus significaba La Furia de los Baúles, bueno, cambiando de tema, hurón, huraño, gruñón, hoy Enanitos Currando ha cerrado su sitio, una pena, me gustaba ese blog.
Tengo que escribir el blog.
Tengo que escribir el blog.
Tengo que escribir el blog.
Tengo que escribir el blog.
Tengo que escribir el blog.
Tengo que escribir el blog.
Tengo que escribir el blog.
Tengo que escribir el blog.
Tengo que escribir el blog.
Tengo que escribir el blog.
Tengo que escribir el blog.
Tengo que escribir el blog.
El amor y los desayunos al sol me han mantenido alejada de mis obligaciones como bloguera, ¡un poco de disciplina!, ya lo sé. Pero ya está aquí la primavera, y con ella las piernas y las terracitas, las camisetitas y las sandalias, las flores en el pelo y los vasos en el congelador, los caracoles y el ofú qué calor, la alegría y las cucarachas, ups, no he dicho eso último, las coletitas y el gazpacho y la sonrisa y el agua fresquita. La ¡hola! de calor. empollado y puesto por
Pau
21:46
Hola, han estado aquí mis amigos y ahora estoy descansando/trabajando, ya sé que no es lo mismo. Me ha dado pena cuando se han marchado, ya nos volveremos a ver en un país u otro (en Francia, probablemente), nos lo hemos pasado muy bien. Creo que han/he probado absolutamente todas las tapas que existen en Sevilla, y todas las cervezas también, por supuesto, y naturalmente todos los cafés y todos los chocolates y todos los churros, y todos los vinos y tipos de tinto de verano, y se han hecho expertos pidiendo cosas, casi todas nuevas para ellos y por consiguiente nuevas para mí también, he disfrutado viendo Sevilla con ojos nuevos. He prometido no escribir sobre como Pete rompió la persiana y Jeanette mandó el ascensor al quinto pino, y por supuesto no voy a poner nada sobre como yo después de tomarme dos cervezas empecé a tropezar con todos los salientes metálicos de las obras del metro, pero todos toditos, ¿por qué nunca hago eso cuando no he bebido?
Bweeeno, pues nada, he estado exhausta, después de todo el trajín, y estoy en fase de acostarme a las 11.30 de la noche y trabajar mañana y tarde sentada en el sofá y comprar verduritas y zumos y periódicos y no hacer mucho más. Todo cambiará pronto. Tengo otra visita muy esperada el fin de semana que viene. ¿No paro o no paro? Ya pararé. Tengo una parada programada para ... el lunes que viene. Sí.
¿Se imaginan a Pau Antiarrugas subiendo a la Giralda, a saltitos?
Pues como lo oyen, como lo oyen. Creo que estoy loca. Pronto llegaremos a esto:
(Bueno, esta foto es de otros tiempos. Mismo lugar, otros tiempos. Misma energía. Eso es lo que me gusta. Estoy muy bien últimamente.)
Pero es que están aquí mis amigos, y por mis amigos (si me insisten) lo que sea. Ahora ellos duermen un peaso siesta en la otra habitación, y yo estoy aquí con los ojos como platos escribiendo el blog. Me encuentro incapacitada para la siesta hoy, a pesar de las dos supercervezas que me he tomado, cosas extrañas. Jeanette fue mi primera amiga. La primera vez que ví a otra niña pequeña, a otro ser como yo, era ella. Eso significa mucho.
Esta no es la cara que yo puse el viernes cuando tuve que volar en Business habiendo pagado Turista (o eso pensaba yo).
La cara que yo puse cuando tuve que pagar un vuelo en Business por narices o cojones era más bien ésta:
Aunque a cambio de todo el dinero que pagas, por lo menos te dan de comer.
Bueno, te dan esto de comer:
Aunque no es tan pantagruélico como parece en la foto, es más bien pequeñito, y también viene con un triángulo de toblerone (y el moho que aparece en la foto no estaba todavía).
Y un periódico gratis, claro, te dan un periódico gratis, razón de peso para volar en Business. Y una caja de chocolatinas, y un zumo de tomate, y veinte mil toallitas para lavarte las manos.
He vuelto ayer en Turista, y en Turista me han dado, no se ría nadie por favor, un caramelo de Spanair.
Ya sé que no escribo, mañana escribiré sin falta y os contaré cosas, es que he tomado un pequeño descanso para ingerir sustancias emborrachantes y comida japonesa y para dormir siestas kilométricas, no he parado, en otras latitudes, eso sí, no en Sevilla, unas vacaciones, justo lo que necesitaba, je je je.
La Feria no cambia. Siempre es distinta. Varía el número de rebujitos y de manzanillas que ingieres, pero siempre son muchísimos. Varía la hora a la que vas y la hora a la que vuelves, pero siempre vas muy temprano y vuelves muy tarde.
Bailo de mal en peor. No nos ha dado tiempo a Pastora y a mí terminar con el tema de mis clases, con lo cual aunque doy el pego con los abalorios y el traje, me muevo como un pato borracho espantando moscas en la pista de baile. Pero reirnos nos reimos. Aunque estas dos me han relegado rápidamente a la posición de fotógrafa y tocaora de palmas (si me acuerdo de soltar la cámara primero, mejor).
Carmen de blanco y negro y rojo, yo de rosa y colorines varios, Pastora de celeste.
Hmmm, tiempos modernos. Ahora más que una feria de ganado parece una feria de telefonía móvil, y todavía más divertido porque no oyes absolutamente nada. Es guay. Volveré el año que viene, si Dios quiere.
¡Este maldito cacharro no me deja subir mis fotografías de borracheras y playas fantásticas! Vaya rollo. Así nadie puede ver nuestras sobredosis de cervezas en lugares maravillosos. Hay que ver. Lo intentaré más tarde. Bueno, que conste que me lo pasé muy bien en Lisboa. Que la casa de Antonio es chulísima y comodísima con vistas guays y que quedamos con mi amiga Cat y que paseamos y que comimos cosas muy buenas y que estuvimos corriendo y chillando como locos cuesta abajo por las calles del Bairro Alto en todos los idiomas y que asistimos a una casposísima verbena en una plazuela vecina. La compañía inmejorable. Lisboa como debe ser, y como es.
Puesto que tengo energías, y no, a ratos, depende, he ido a pasear. Los tres hemos ido a pasear. Hemos subido 1.230 escalones y hemos entrado en el barrio de la vejez. En el barrio de los desconchones y de la oscuridad. De las tabernas abaldosadas y vinosas. De las miradas para dentro. De la caligrafía temblona en papeles en paredes. De los precarios andamios, de las goteras. Esa decadencia, ese hundimiento y falta de esperanza, es lo que me gustaba de Lisboa cuando vivía aquí. He vuelto a sentirlo, aún estando acompañada. Me gusta. Me gusta. Me gusta.
Sí, me escaqueo un día de mis trabajos y mañana por la mañana cojo un autobús con Pastora y nos vamos las dos a Lisboa. Nos quedaremos en casa de Antonio, en el Chiado. ¡Estoy contentaaaaa....!
Lo que no sé muy bien es cómo voy a volver, ya que el domingo parece que no hay autobuses a ningún lado, o sólo a sitios muy raros, y de madrugada. Igual me quedo en alguna ciudad portuguesa, todavía por concretar, el domingo por la noche y me vengo el lunes. Ya veré a ver dónde me lleva la suerte y la casualidad y mis ganas renovadas de hacer viajes azarosos e inciertos, todos los fines de semana. ¡Esto es como en los viejos tiempos!
Postearé desde allí. Sin acentos pero con ganas. Me encaaaanta Lisboa.
Evam, Flor y Minshu, ¡¡¡los ganadores!!! Las razones de Flor eran las más cercanas a las verdaderas, me he reido mucho con todos, desde luego.
Ah, el secreto de las fotos es como sigue: para salir con el pelo largo y rubio, la mirada enigmática y las medidas de reloj de arena es muy fácil: te haces un carrete entero de fotos, entre muchas horribles ¡alguna siempre sale bien!
Buen momento para recibir una llamada en el móvil, estupendo momento para recibir una llamada en el móvil.
Entro en una tienda pequeña y moderna. Bisutería, bolsos, y una sola barra con ropa colgada. Me gusta una blusa negra, de licra, de escote picudo, con muchos botoncitos. La cojo de la barra y avanzo decidida hacia el dueño de la tienda, buscando el probador con la vista, probador, ¿dónde está el probador? Digo, ¿dónde está el probador? Dice el muchacho Ah, el probador lo monto yo en un momento, Ah, digo yo, aprensiva, ah, vale. Empiezo a dar vueltas, ya no hay marcha atrás, y vueltas, y más vueltas, mientras el chaval coge palos y los clava no sé cómo en el suelo detrás del mostrador, estirando artísticamente unas finísimas telas blancas entre palo y palo dejando muchos huecos y claros, (très antirides atomique esto, pienso yo, horrorizada, ¿se supone que yo me tengo que meter allí?) (Y además en cuanto me meta en ese medio metro cuadrado de espacio con huecos y claros y me quite la ropa me van a llamar al móvil, lo sé).
Bueno, ya está, dice el chaval y hace la cortesía de alejarse lo más posible del efímero y temblequeante tipi, oh fú, y yo me meto dentro. Me quito la chaqueta. Me quito la camiseta. Mis ropas van apareciendo en lo alto del precario refugio, y tiembla, y tiembla. Y cuando estoy en sujetador, pues claro que me llaman al móvil. Quéeeee vergüenza, todo, madre mía, converso brevemente con Pastora echando risas histéricas todo el rato, y ella no sabe porqué.
Ufff, hhhmmfff, puufff (ruidos de Pau poniéndose una 40). No sé cómo me queda porque claro, no hay espejo, la tienda entera está forrada de espejos pero aquí dentro no hay espejo. Y ahora ¿qué? ¿tengo que SALIR para VERME? Fú y refú, miro hacia abajo y veo un escote kilométrico, un busto sin fin, y la blusa completamente pegada, no por nada he tardado tanto en ponérmela, parece una capa de pintura más que una blusa.
Y salgo del probador, como si saliera de la ducha en actitud de ¡¡¡dame una toalla, rápido, dame una toalla!!! Y el dueño de la tienda me tiene que buscar un espejo que no tenga un expositor de pendientes delante, yo no soy capaz, y estoy encorvada como un 3, o como un 6, si tomas en cuenta la barriga. No, no, más bien como un 9, si tengo el escote de Dolly Parton con esta blusa, que no me mire el hombre, efectivamente el hombre no sabe ni dónde mirar, vergüenza generalizada.
Estoy más acostumbrado al contacto con espaldas, y con culos, así es mi vida, no me suelen abrazar. Así que cuando vino hacía mí el señor de la casa con los brazos abiertos sentí un cariño especial que pronto se convirtió en una felicidad inmensa al sentirme cogido en brazos. Qué emoción cuando pasé por la puerta del piso y entré en el ascensor. Sí, después de servir fielmente a la familia durante todos estos años, por primera vez me han sacado de paseo.
Y aquí estoy en el callejón justo donde me ha dejado el señor. Nuevos sonidos, nuevos olores, diversión, el mundo, pasan muchas piernas de gente nueva, hasta se han sentado dos o tres. Y una chica me ha hecho una fotografía. Me siento alguien.
Ahora se ha hecho de noche. Me gustaría subir de nuevo a casa, estoy empezando a tener un poco de frío. Yo mismo me pondría en marcha, pero ¿adónde voy a ir yo con esta pata chunga? Ahora vendrá el señor, ahora vendrá.
A Feo se lo han llevado a dar una vuelta unos amigos y aprovecho para escribir esto. Bebiendo espero .... Hmmm, aquí no bebemos ni Cruzcampo, ni Estrella, ni Carlsberg, ni San Miguel, ni Heineken, aquí bebemos Fink Brau, es más barata, bueno, eso no es verdad, en realidad bebemos Cruzcampo, Estrella, Carlsberg, San Miguel, Heineken y luego bebemos Fink Brau y le damos vueltas al gato en la silla giratoria y leemos un libro que se llama Boring Postcards. Tampoco es verdad que se lo hayan llevado para celebrar la semana santa con él, no, la vuelta la damos nosotros, ahora cuando acabemos la Fink Brau. ¡Hic!
Autobús con mil personas arremolinadas en la puerta celebrando la fiesta de la primavera, gato, tigre, sillón sentado en callejón, merengues blancos, merengues rosas, poste disfrazado de seta, zapatería, ballena, cuchillos, 115 tomates, 6 señales de tráfico, otras cosas.
Os los váis imaginando, ¿vale?, aparecerán todos aquí cuando yo vuelva a Sevilla, me he dejado el cable de la cámara en casa.
Fotografiar las cosas es un poco como besarlas, ¿no?
Estoy en un estado de gràcia mayor, comiendo aguacates y bebiendo zumo de arándanos. He ido a dar un paseo, todo en línea recta porque si no me pierdo, y he encontrado un barrio con tiendecitas y con bares, miles de bares. En Barcelona hago de todo menos postear, porque estoy inmersa en otras actividades, porque he leído muchos periódicos y luego los he dejado caer todos detrás de la cama formando un gatuperio que no volverá a leer nadie. Porque a pesar de todo, sigo trabajando, por las mañanas. Porque ahora que asomo la nariz por entre las cortinas por primera vez y husmeo posibles paseos y exposiciones y cambios de escenario, el sol radiante ha dado paso a un gran gris apático que se extiende por todo el cielo sin excepción. Porque me da igual. Porque estoy feliz.
Mmmm, paradas de autobús que cambian de sitio, rutas que varían sólo para darse de cabeza con la fiesta de la primavera, retrasos de dos horas en los vuelos, bares que empiezan a convertirse en dispensarios de bocadillos de pringue, ¡¡ya está aquí la semana santa!!
Las diez, las once de la noche en la Plaza de Cuba.
La Plaza de Cuba es donde la juventud hace sus botellones, tiene un nombre muy apto y un montón de banquitos de piedra entre los árboles, pide a gritos que hagan botellones a la sombra de sus vecinos.
Está llovisqueando y no hay nadie, cero botelloneros. Detrás de los árboles, una gran puerta, está abierta ... aaah, nonooooo, es el convento. Nonooooo. Sigo andando, voy hacía mi casa.
Hay una tienda de muebles, muebles que molan mazo y que son carísimos. Con un enorme papel en la ventana, Liquidación, nos vamos de aquí, nadie nos compra, estamos en bancarrota. Por debajo del enorme papel se asoman las patas de una cama. Tiene una sábana. Tiene un edredón. La sábana se asoma, la cama está un pelín deshecha, justo como la mía.
¿Por qué, por qué, por qué, por qué no puedo dormir en esa cama, sólo una noche?
Necesito haber bebido para ver las cosas claras. A veces me equivoco pero sé porqué. Todo está tan claro, tan clarísimo, que terminas viendo mal. Es como ver con gafas cuando no las necesitas.
Para que veáis que aquí no todo son tonterías, para que veáis que soy licenciada, universitaria, académica, titulada, que tengo una carrera y no sólo en las medias, que no me he pasado toda la vida haciendo la pingüina,
Sí, aquí estoy de graduanda, aprovechando la ausencia de mis padres ese día y todos para hacer lo que me daba la gana, y aquí está mi mejor amiga Susana, Susana es genial, el númerito del elefante fue fantástico,
y aquí estoy yo de nuevo, otra vocación perdida,
no, nunca fui monja porque no me gustan los dulces. Fue por eso, ¿no?