Vamos a poner que me voy a Lisboa (y sí, he estado en Lisboa, ahora, una semana, pero ya he vuelto), y vamos a poner que me voy a Lisboa pero a Lisboa años 60.
Como muy a mi pesar no puedo ir a Lisboa años 60, vamos a poner que colecciono postales antiguas, o que compro un lote de postales antiguas maravillosas, y que decido hacer un cuaderno de viaje con ellas, pero un cuaderno de viaje muy especial.
Y vamos a poner que el cuaderno de viaje pesa un huevo, pero que es muy, muy bonito. . Y existe ese cuaderno, y escribirlo ha sido algo excepcional, una experiencia única, yo sabía que iba a ser algo bueno pero ha sobrepasado todas mis expectaciones, ha sobrepasado todo.
Voy al mismo lugar de la postal, intento situarme (y aunque no lo parezca puede ser muy difícil), me doy cuenta de cuál era el sitio desde donde hicieron la foto, hago la ‘misma’ foto (también muy difícil porque hay que tener en cuenta toda una serie de cosas que ni se me habían ocurrido, el tiempo, por ejemplo, la hora del día y la época del año, aparte de cosas para mí más obvias como el tipo de objetivo de la cámara o si han plantado un megaedificio de seis plantas justo delante de lo que quieres fotografiar) (sí, pasa… ¡me ha pasado!) (y encima el megaedificio parece antiguo… con lo cual te confunde totalmente respecto a donde estás y donde tendrías que estar).
Y escribo. Escribo en portugués (no lo tenía muy claro, había muchas interrogantes antes de empezar pero !zas!, en cuanto te sientas en el sitio con la primera postal todo se te hace claro), escribo sobre lo que veo, lo que no veo, lo que siento, lo que se me aparece, pequeñas reflexiones, y oye, me siento superfeliz y siento que estoy creando mucho más que un cuaderno de viajes.
Intentar reproducir esta vista del Elevador de Santa Justa, por ejemplo, ha sido una experiencia inolvidable, “estará hecha desde los grandes almacenes Pollux”, pensé, como pensaría cualquiera que conozca la calle sin realmente haber estudiado la postal a fondo. Así que me voy a los grandes almacenes Pollux, aunque veo que en casi todas las ventanas han puesto estores blancos opacos y va a ser un poco complicado… subo a la quinta planta y explico mi empeño a la dependienta, que me levanta el estor, y muy bien, pero luego pensé, no, no es esta planta, era otra más baja, y bajo a la cuarta planta. Puede ser desde aquí, puede ser… hablo con la dependienta de la cuarta planta, que también es simpatiquísima y hasta me abre la ventana para que salga al balcón a hacer la foto. Que no es cosa fácil, porque a ese balcón no ha salido nadie en los últimos ¿treinta años? y la puerta está dura dura dura, pero al final conseguimos abrirla y salgo y… no, la foto no se hizo desde allí. Se hizo desde más cerca. Hay menos casas en medio. Pero me encanta la vista y es bastante parecida y estoy emocionada al pensar que soy la única persona que haya salido a un balcón de los grandes almacenes Pollux en treinta o cuarenta años, así que hago la foto encantada y considero el trabajo un éxito.
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Y luego me voy al bar, claro, porque el bar de la octava planta de los grandes almacenes Pollux es de mis bares favoritos de todos los tiempos, y me tomo una cervecita y hago alguna foto más.
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Luego bajo y por fin lo veo claro, la foto de los años 60 se hizo desde la azotea de una casa mucho más cerca, al lado de otras que ya no existen.
Al día siguiente salgo con mi cuaderno otra vez… .
La mayoría de las postales de mi colección no son de los años 60. Varias de ellas son de hace más de 100 años, además están escritas por personas reales a otras personas reales, de la época, y son una pasada. Aquí hay un ejemplo…
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Un inconveniente de hacer esto ahora ha sido el frío, hacía muchísimo frío. Otra, que no tuviera apenas tiempo, entre los problemillas de siempre con el apartamento donde se suponía que tenía que dormir y la cantidad de trabajo que tenía, que me impedía salir durante toda la mañana, y que luego a partir de las 6 de la tarde es de noche ya… son cosas que no tomas en cuenta planeándolo todo desde Sevilla… Aún así he completado 3 páginas y he empezado otra, y me he llenado de ganas de seguir con este trabajo tan bonito, que le recomendaría a cualquier persona que le guste un poco la historia y que pueda encontrar postales antiguas, de cualquier sitio, no sólo de Lisboa. Voy a redondear las páginas que llevo hechas y las saco aquí en cuanto pueda para que veáis cómo me lo estoy planteando, a ver qué os parece, cómo va a quedar el libro, y ojalá consiguiera inspirar a alguien más a hacer algo parecido…
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Y volveré a Lisboa en agosto (que me parece que es la próxima vez que podré pasar unos días con tranquilidad para dedicarme a estos menesteres) y lo completaré, o lo seguiré completando.
Ha sido un descubrimiento de los mejores. . Continuará… .