HOY ES UN GRAN DÍA. Hoy los de la Sevibici han liberado mi tarjeta de su secuestro de 35 largos días (ver post del 31 de agosto) y me han devuelto el dinero. No me han dicho nada, no han contestado ninguna de mis comunicaciones, pero de repente ya no tengo una deuda de 55 euros con ellos. Creo que es porque el otro día encontré un e-mail para ellos (no lo ponen en su página) y les hice llegar mis quejas por ahi, junto con una fotocopia de la factura de telefónica con una enorme lista de llamadas a su número... (aquí está, por si alguien necesita usarlo: soporte-sevici@jcdecaux.es).
Carlos... ya no tendré que usar tu tarjeta. Chari, ya no tendrás que sacar una tarjeta para mí. Qué alegría. Me han gustado mucho vuestros gestos de solidaridad.
Dije que iba a subir algunas fotos para ilustrar lo que conté el otro día sobre mi viaje al Algarve. Aquí están:
Aquí está el señor de las sardinas de la playa de Falésia, año 1987. Observo que está asando pollos y no sardinas, o sea que quizás fuera el señor de los pollos y no el señor de las sardinas, no lo sé, lo único que sé es que no hay ni rastro de él ahora, o por lo menos yo no lo ví, pero tampoco busqué bien. O sea que no busqué con la foto en la mano. Tiene una especie de casucha y tengo más fotos de ella, podría buscar mejor otra vez, a ver si queda algo.... ¿Sigue existiendo este tipo de chiringuito casero con comida buenísima? Lo dudo.... habrán terminado todos bajo la bota de los de Saúde e Segurança... qué pena ¿verdad?
Me tomé un carísimo Sumol en Vilanova, mi antiguo lugar de trabajo, residencia, sinsabores y sueños, mi antiguo lugar de transfers al aeropuerto, de impaciencia y de siestas, de papeleos, de gintonics en el desayuno, y me puse a recordar cosas. Nunca consigues recordarlo todo. Los diarios ayudan. Que conste, en 2009 me sentí feliz, feliz, feliz.
La playa de Falésia hoy en día (lo mismo que en aquel entonces) siempre tiene una luz bonita, te pongas donde te pongas y la mires como la mires. Pero siempre es más bonita cuando puedes tumbarte al sol en ella y cuando no tienes que responsabilizarte de grupos de turistas, por muy bien que se lo estén pasando ellos. Gracias a ti, claro.
Soy feliz aquí. Feliz, feliz, feliz. Estoy más feliz que lo que he estado en mucho tiempo.
Antes me repateaba el Algarve por sus turistas, por su poco espíritu portugués y por lo que era cuando yo vivía y trabajaba y sufría aquí, o sea algo así como:
- la nada algarvía, cuando el dinero sólo compra el aburrimiento, nunca la aventura (aunque no era mi dinero, porque yo no tenía)
- un gigantesco solar lleno de escombros y edificios en construcción
- un lugar donde había un amor incondicional al inglés patata, si hasta oías a los portugueses hablarlo entre sí (inglés patata americano, para más inri)
- un campo de batalla: los portugueses contra el Algarve contra los turistas contra el intelecto contra mi trabajo contra la nada contra mí, todos destrozándonos unos a otros
… y eso ahora ha cambiado.
Ya no lo veo de la misma manera.
El Algarve y yo ahora somos amigos. Por fin.
Me he sentido realmente feliz estos 5 días. Feliz viendo esos antiguos lugares (que por cierto han terminado de construir ya), feliz viendo mi antiguo lugar de trabajo [hace 23 años, es increíble, mi primer trabajo, yo era joven e inexperta], y el sitio sigue allí y está muy bien, es un oasis de tranquilidad y céspedes entre los fish’n’chips, los strip-tease, el cheap booze y el fútbol decibélico en maxipantallas (lo que le rodea ha empeorado, definitivamente), me tomé un Sumol al lado de la piscina y recordaba montones de cosas, feliz feliz feliz he estado, y feliz en las playas, y feliz entrando y saliendo de las cuevas, y feliz paseando y encontrando otras playas, con mil recuerdos, como el del señor que asaba las sardinas en la playa de Falésia y al que yo llevaba nutridos y alegres grupos de jubilados, y comíamos sus sardinas pero ya no hay ni rastro de él. O sea que la sensación de felicidad es agridulce a veces, la nostalgia es agridulce, aunque para mí suele ser una sensación bonita y feliz. Feliz, feliz, feliz. No esperaba gran cosa de este viaje pero ha sido la pera. En cuanto pueda postearé fotos de todo.
Por cierto, nadie me ha hablado en inglés patata. Otro motivo de felicidad.
Desde un apartamentito guay en Olhos d’Água, escribo y posteo.
Con un tío roncando como un cerdo en el asiento de enfrente y una estúpida película americana de bofetadas y gritos, en su idiota versión original y unos subtítulos minúsculos en portugués traduciendo gráficamente los gritos y los eructos de los cuatro lelos que son los protagonistas y una canción a intervalos regulares que dice "¡Ra! ¡Ra! ¡Ra!" y yo en voz baja maldiciendo al roncador y a toda su familia y a los memos de la película y a toda su familia, allí en Estados Unidos.
Casi pierdo el autobús por el atasco que se montó este mediodía en Sevilla. Casi habría sido mejor. Casi, casi.
Lo mejor ahora es que estoy trabajando (bueno, he parado un poco para escribir esto). Me evado de la película y me distrae en general y además gano dinero mientras voy en autobús, eso está bien.
Voy a pasar unos días en el Algarve, sí, en el horrible y turístico Algarve, Albufeira y eso, porque tengo ganas de un poco de playa. A ver si no es tan horrible al final. Yo al menos tengo ganas de visitarlo. El tiempo no se decide, pero soy optimista. Voy a ir a ver un sitio donde yo trabajaba hace más de 20 años y al que nunca he vuelto. Al que nunca he querido volver. No tiene nada, pero trabajé allí. Alguna vez contaré todas las cosas que me pasaron allí (o no todas, no sé).
A ver cómo me van estos días......!!! empollado y puesto por
Pau
16:16