Parece mentira, pero sigue haciendo demasiado calor en Sevilla para tomar el sol.
Así que me quedo dentro y este fin de semana he tomado cero cervezas (bueno, no cuento el viernes) y he hecho un enorme cartel que pone "Proibida a venda e consumo de bebidas alcoólicas a menores de 18 anos e a quem se apresente notoriamente embriagado ou possua anomalia psiquica", un semáforo, un bote de líquido de limpieza "Pom!" (partido marxista obrero), un baúl lleno de pantalones de campana, artículos de cutre-bar y otras cosas para el teatro, y he encontrado un ready-made fantástico para hacerle un micrófono a nuestro setentero DJ.
Lo que en realidad me interesa con tanto quedarme en casa es ver las últimas morbosas notícias del caso Madeleine, pero cada vez que salen en la tele o estoy en la ducha, o me llaman por teléfono, o se me olvida en ese momento y salgo a dar un paseo. Así que no sé absolutamente nada. ¿Qué ha pasado?
Habrá más crónicas de mi aburrida vida cuando me pase algo (espero que pronto). Aburrida y al mismo tiempo surrealista, son épocas que se pasan. empollado y puesto por
Pau
21:38
En la foto le falta una rueda, pero ya está terminado del todo. Me lo he pasado muy bien haciéndolo, recortando, pintando, buscando mecanismos para que funcione y para que sea un tanque muy pacífico y antiguerra. Vamos a ir a la revolución de los claveles en él, bueno, yo no, 4 de mis actores, les tengo una envidia loca a los que van a ir a la revolución en el tanque (es que yo me voy andando) en la segunda parte de A Casa dos Loucos que vamos a representar a finales de octubre. Bueno, eso si todo va bien, porque tenemos problemas con la sala y casi que nos tenemos que buscar otra, tendríamos que estar ensayando como locos pero hay gente fuera todavía y me está costando la misma vida reunir todos los que hay en una misma escena para ensayarla, mil cosas, algunos problemas todavía peores, yo ahora tengo que ser como mi tanque y arrollar con todo, pacifista y optimista y decidida. ¿No? Hoy casi me he visto superada por tanto problema, pero saldremos de esta(s), saldremos con otra obra de teatro todavía mejor que la del año pasado, porque es así, es mejor que la otra, más grande, más loca. Problemas aparte, se pasa TAN bien ensayando y buscando todo el atrezzo que no podría vivir sin esto, así que ... Viva a revolução! Viva Portugal! Homens para a cozinha! Liberdade sexual! Agora o bacalhau é para todos os portugueses!
Después de Pau, Biarritz, quería conocerlo. Típico día de agosto (lloviendo). Un sentimiento de no-puedo-irme-de-Pau, yo-soy-Pau. En Biarritz, casi nadie es de Biarritz. Biarritz es turístico, no contaba con eso. Sólo pensaba en todos magnificos edificios de principios de siglo, casinos, hotelazos, balnearios. Y es caro carísimo. Tampoco contaba con eso. Biarritz está lleno de señoras con perros. Y de personas paseando, a muy poca velocidad. Biarritz es muy diferente a Pau. A primera vista, Biarritz no le gusta a Pau.
Muertecita de miedo (porque cuando estás de vacaciones siempre tienes problemas o te inventas unos) (como para divorciarte a la vuelta, en este caso de mí misma) porque tenía una reserva en un coqueto hotelito pero la página web del coqueto hotelito había dejado de existir de repente, no es buena señal diría yo, además mirando mi mapa veo que después de tanto trabajo para llegar a la Rue Gambetta el coqueto hotelito está en la Avenue Gambetta, pero llego, llego, cruzo el centro esquivando a todos los perritos y pensando esto no pinta nada bueno, y veo que por lo menos hay una Gambetta, aunque sea Rua. Buena señal. Y ¡un milagro! mi hotel existe también, ¡qué alivio!, me veía tirada en la acera durmiendo entre los perritos. Y entro y también tenían mi reserva en su cuaderno, y me piden que pague la habitación y pago encantada porque después de cruzar el hostil Biarritz viendo Complet Complet Complet en todas las puertas y de tener tantas dudas existenciales pagaría para que me dejaran dormir debajo de la mesa de recepción (lo que no pude hacer en Pau). Ánimo, me dice, es un tercero sin ascensor, y no me importa nada, subo propulsada por mi alivio, escaleras estrechísimas con alfombra azul, abro la puerta de mi buhardilla (porque era una buhardilla) y lo primero que veo es que tiene vistas al mar (es gris y está detrás de una casa, pero es mar) y que sobre una mesa hay un calentador de agua y unos sobres de café y un café era JUSTO lo que necesitaba en ese momento, y me hice un cafe, sonriendo ya como una loca y viendo el mar detrás de las casas (y pensando ¿qué hago en Biarritz?),
Y luego salió el sol. Y menos mal porque si no vas a la playa no hay mucho que hacer en Biarritz. Puedes subir y bajar inútilmente por caminitos y puentecitos como todos los demás, o puedes gastarte 23 euros en un filete, puedes hablar francés en un restaurante chino, yo qué sé, y si me gusta Biarritz, en una palabra No, no me gusta, lo que tiene de bueno: la playa,
una playa con casinos y el hotel Palace y rocas y puentecitos para ir tú a visitar las rocas, yo en el último día de mis vacaciones, de paso y curiosa, sólamente, y ya está.
No, no de mí misma, de la ciudad francesa de Pau. Una ciudad que se llama como yo... pues había que ir a conocerla ¿no?, SIEMPRE he querido ir a conocerla. Y este verano ha tocado.
Me ha gustado la entrada espectacular en tren, la subida desde la estación en un funicular de principios de siglo (y gratis para todo el mundo desde los años 70, bonito, ¿no?), me ha gustado el centro, las millones de tiendas, me ha gustado el hotel, las vistas desde el hotel y sobre todo el recepcionista del hotel, que tenía una de las sonrisas más hermosas que he visto nunca, y me regalaba esa sonrisa varias veces al día, y yo también le regalaba regularmente la sonrisa más hermosa que tenía pero nada, incluso intenté tener (bueno, tuve) una interesante conversación con él en mi defectuoso francés y nada, y la tarde que me pilló el chaparrón sin paraguas pensé qué bien y subí al hotel eróticamente empapada y desamparada y con toda la ropa pegada al cuerpo y nada tampoco, bueno, he desayunado en el Café de Pau y el camarero era lindísimo también, creo que estoy enamorada de varios paulinos, después de todo es mi ciudad. Un castillo en el centro de la ciudad, bares con hamacas en la terraza, restaurantes miles, platos del día, chalets, volets, simpatía, mucha simpatía en mi ciudad. Mira,
Las vistas de la plaza principal desde mi habitación,
la parte antigua del centro.
Qué bueno postear otra vez.
He conseguido recuperar los comentarios, después de que los dinamitara Blogger, o Google, o vete a saber quién, hace unos meses. Ya podemos hablar de nuevo.
Volveré a postear muy pronto y os contaré todos mis otros viajes de este verano. Voy a terminar de organizar esto y voy a poner nuevos links y empezar a leer blogs también otra vez, como antes.