TRAVESÍA SUPERCONJUNTADA DE PORTUGAL, NOVENA PARTE (y II)
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Vila Nova de Santo André, bosque de bloques. Vila Nova de Santo André, geometría en el pinar. Años setenta. Con pintura del año 2000. Ciudad dormitorio con baño particular. Portugal, Petrogal. Es más Petrogal que Portugal. Debe de ser la única ciudad portuguesa que no tiene ni una casa típica. Es extrarradio, puro extrarradio, extrarradio hasta la médula, el centro también. Es como si un trozo de la Alemania comunista hubiera aterrizado en medio del Alentejo. .
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Las personas hablan con un acento muy suave, muy suave. En Santo André no se oyen otros idiomas. A nadie se le ocurre decir "hello" ni "gracias”. Si alguien en Santo André dijera "hello" o "gracias” sería el hazmerreír de Santo André. .
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El pinar llega a pie como yo y se instala en las calles del centro, tiene un pie en las calles del centro. Pero no son calles, son espacios entre bloques. Espacios divisorios más que calles. Cada uno con su pequeña jungla particular, eso sí. Pinos, palmeras. Verde, verde, verde.
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Y el monumento a la bici estrellada (no tengo foto).
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Una densidad de cascos de albañil muy superior a la media. Y polvo de alguna obra en los hombros de todo el mundo.
Hay un barrio entero (en todo el centro, si a algo le puedes llamar centro) cerrado, abandonado y deshabitado, el Bairro Azul. Da una sensación muy especial caminar por sus calles y plazas, con todas sus persianas cerradas, su pintura azul descascarillada, sus malas hierbas. .
Ya os digo, Santo André es una ciudad curiosísima, única en Portugal. La construyeron en los años 70 como alojamiento económico para los trabajadores de la petrolera de Sines (y otras fábricas más cercanas), y hoy en día tiene 12.000 habitantes. La población parece feliz. Yo también. Me gusta ver algo diferente.
Y vuelta a la caminata,
vuelta a la caminata, por carreteras comarcales y cortas y largas y divertidas y aburridas y algunos trozos de puro campo. .
Y llegué a mi destino (parcial), una playa en medio de la nada con un camping que se llama Praia da Galé y está a medio camino entre Sines y Setúbal, o entre Santo André y Comporta, que son mis metas más próximas. El último trozo han sido cuatro kilómetros de esto . .
para llegar a la playa/comida/cerveza, pero ya estaba en turbo... .
Y allí me esperaba un self-service donde podía saciar mi hambre y tomarme un par de Superbocks para celebrar el buen fin de la etapa nº 9 de Superconjuntada (ya la puedo ir llamando Superbockada…) .
La playa es muy bonita pero hacía un calor de muerte y para estar con unas pintas así para no achicharrarme
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como que no merecía la pena. He aguantado unos quince minutos antes de subir al camping (durísima subida en cuesta sin una pizca de sombra) y coger un taxi (qué remedio, no hay transportes y no voy a pie!) a Grândola, que es la base que he elegido para mis andanzas por esta parte del país. No me quedé en el camping. En verano te obligan a un mínimo de 7 noches y yo sólo quería estar 1. Con sólo 1 me volvería loca (con 7 ni me lo puedo imaginar…), a mí la mera idea de quedarme en un camping me aterroriza… no es lo mío que digamos….
Voy a volver a la zona para más andanzas el 7 de agosto y esta nueva etapa incluye Tróia, Setúbal y Sesimbra. Y me voy acercando ya a Lisboa, voy a llegar muy cerca, muy cerca de Lisboa muy pronto…..
TRAVESÍA SUPERCONJUNTADA DE PORTUGAL, NOVENA PARTE (I) .
Salgo de Porto Côvo, en dirección a Sines, y rápidamente descubro que caminar sobre dos pies es muchísimo más fácil que caminar sobre uno, que fue el caso la última vez que estuve aquí. Qué malos recuerdos me trae Porto Côvo.
. Es un día azul, espléndido y radiante y la ruta va bordeando el mar con sus playitas y es geniaL. . . Campo, casitas, cielo, agua, aire (asfalto), animales, sol, sombra, satisfacción. .
. Y la Praia do Morgavel, donde tuve la oportunidad de bajar y bailar un poco en la arena (también para eso necesitas los dos pies, pero lo estoy convirtiendo en mi especialidad), es fabulosa. Como suelo salir a las 8.30 de la mañana, me adelanto a la marabunta y tengo las playas para mí, incluso en julio.
. . Ya se ve la ciudad de Sines en el horizonte con sus chimeneas, naves, reactores y oleoductos, ya está cerca... . . Y tengo que admitir que durante Día 1 de Etapa 9 de la travesía me he especializado en hacer el avión mientras andaba…. es lo mejoooor…. (sobre todo el airecito que sopla por los sobacos cuando lo haces, jajaa…) .
Ya estoy en pleno terreno de malos humos y bloques de cemento, pero es un paisaje curioso y la entrada en Sines, que estaba temiendo por asfixiante y complicadísimo, ha sido mucho más fácil que lo que pensaba,
… y es todo Parque Natural, claro... (bueno, aquí tienen su propio concepto de lo que es un Parque Natural…)
Pues nada, he entrado en la ciudad bailando, ¡¡esta es la travesía que yo quiero!!, y os tengo que decir que en siete palabras ME ENCANTÓ SINES DE PRINCIPIO A FINES porque cuando atraviesas el cinturón industrial y llegas al centro (y a las playas) no hay nada de cementos ni humos ni petróleos y es una ciudad encantadora, muy típica, grande, alegre, con mucho lugar para la cultura y además con un hotel de estos de muchos pisos que me gustan a mí (el Sinerama).
. Día 2: De Sines a Vila Nova de Santo André .
. El día empieza con una salida muy fácil de Sines (me imaginaba chocando la cabeza contra y oleoductos aéreos y puentes bajos, chapoteando en charcos de carburante y precipitándome a pozas de petróleo…. pero no!) seguida por una alameda de palmeras (¿una palameda? ¿una palmereda? ¿cómo se llama eso?), todo bonito, todo bastante aburrido (aunque el iPod lo convierte todo en algo emocionante, así que no me puedo quejar.
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. . De repente la carretera se estrecha y se convierte en esto, sí, es una carretera, no es un río, los peatones pasan por la parte alta con los pies secos y los coches tienen que apechugar con la parte baja, hasta las rodillas de agua (y eso en el mes de julio, en épocas más lluviosos debe de dar susto).
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Y por fin me pongo en la larguísima carretera hacia Santo André (una especie de autovía en obras, de 13 kilómetros de largo) y por ahí ando el resto de la mañana. Es… fácil, por un lado, porque tiene cuatro carriles pero apenas tiene coches, y difícil, por otro, porque una peatona como yo no pinta nada en semejante autopista interestatal y menos un día en que la están repavimentando, asfaltando, cubriendo con chorros de alquitrán y pintura, con cuadrillas de trabajadores levantando la superficie tirándolo todo al aire y aplastándolo otra vez con apisonadoras y compactadores y otros vehículos especiales…
. Así que por vergüenza cada vez que veía una patrulla de estas me salía de la carretera, evitando el contacto humano a toda costa como un animal espantado, y me metía por el bosque, donde era taco difícil caminar (aunque no lo parezca), se te hundían los pies y cada dos por tres te encontrabas con un montón de árboles serrados en trozos bloqueándote el camino, no, el bosque no es mi medio,
y como había que cubrir 13 kilómetros de eso sin bares ni civilización me organicé un sitio para tomarme el Sumol de ananás que llevaba en el bolso,
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y me sentía contenta porque Vila Nova de Santo André estaba ya muy cerca y tenía mucha curiosidad por conocerla. Una ciudad construida expresamente en los años setenta para los trabajadores de las petroleras de Sines, bloque sobre bloque, geometría y utilitarismo, se me intuía muy interesante, muy curiosa, muy… rara, e iba a conocerla ya mismo...
En realidad entré en el Facebook para darme de baja del Facebook, pero al entrar vi una solicitud de amistad, ah, digo, pues no me daré de baja, me quedaré y seré su amiga, mira qué bien, seré amiga de él, venga, vale.
Y ahora soy una de sus 472 amigos.
Definitivamente, me parece que me voy a dar de baja del Facebook. .