Un día, hace 15 años, cuando llevaba pocos meses en Sevilla y me aburría como una ostra, decidí salir un sábado al mediodía con la idea siguiente: en cuanto viera un bar que me inspirara una reacción del tipo de "allí no entraría ni muerta, y sola menos", pues entrar y tomarme una cerveza. La experiencia fue bonita, bonita, entré en 4 bares 4 y me tomé 4 cervezas 4, también estuve andando un buen rato por la calle con un gato tuerto al hombro, bueno, andaba de un hombro a otro, no me preguntéis qué hacía allí pero se negaba a bajar. Pues la idea era entrar en los susodichos bares, escribir mi experiencia (en aquel entonces no hacía fotografía todavía y por lo tanto no tengo fotos, pero escritos sí, apunté todo lo que veía y pensaba, los encontré el otro día. También usé el texto como inspiración para pintar unas medias).
Bueno, al volver a encontrar el texto y leerlo de nuevo me pareció taaan bonito, y además el primer bar me parecía que estaba justo debajo de donde vive Cinzia, así que .... decidí hacerlo otra vez, revisitar los mismos sitios después de 15 años a ver qué había sido de ellos, pero esta vez acompañada por Cinzia y por Pastora. De los 4 bares hablaré de los 2 que más impresión me hicieron después de 15 años.
"CASA R. CASTIZO C/ LUIS MONTOTO AL LADO DEL PUENTE" Mi experiencia en 1990: Tiene el techo alto, muy alto, es lo primero en que te fijas. Las paredes son de ese color tabaco típico de los bares tipo Lisboa, tipo década decadente, tipo años 50. Y creo que en algunos el color de tabaco era blanco alguna vez, se ha puesto así con 3 décadas de viejos fumando y escupiendo encima, y en otros han pintado la pared de color tabaco directamente, para no molestarse en pintarla de blanco y luego tener que esperar todas esas décadas a que cambie de color. El reloj es increíble, es de una madera sucia y oscura con un barniz que ya no es barniz, con el transcurrir de los años, ya no es nada. O sea que no se ve. Yo sé que está allí porque sé de estas cosas, barnices, pinturas. Tiene la esfera color tabaco, pero un color tabaco oscuro oscurísimo, ¿cómo se habrá vuelto así? ¿Los viejos se pondrán delante del reloj con sus puros y con sus cigarros echándole todo el humo a la esfera del pobre reloj? Pues algo así habrá pasado porque el color tabaco tiene una concentración poco normal allí. (Y otros retazos, p.ej...) Se juega al dominó, a las máquinas ........ un futbolín que parece de los años treinta, podría ser de un museo ..... una puerta tan grande que podría ser de una cochera, color mierda ...... y en la puerta un cartelito blanco y negro, oficial (hace 30 años lo habría sido, al menos, ahora es sólo sucio y decadente) que pone “PARTICULAR”. El gran misterio. ¿Qué hay detrás de esa puerta? Quiero saberlo.
Mi experiencia quince años más tarde, en 2005:
Buscamos el bar, no lo encontrábamos. Luego buscamos el puente ... y tampoco. Quedamos en que me habría confundido, hay un acueducto, pero no hay ningún puente. Al final nos acercamos a un quiosco y preguntamos al señor, que tenía edad como para haber sido cliente de ese bar, ... y sí lo conocía y nos dijo que lo habían cerrado hace dos años. Fuimos corriendo a donde nos dijo que había estado, y vimos esto:
Vale, ya no había bar, pero ... fue emocionante verlo así, todo tapiado. (Más tarde, cuando llegó Pastora, me enteré de que sí había estado al lado del puente ... ¡¡¡¡es que han tirado el puente!!!!)
"BAR DEL MERCADO DE LA ENCARNACIÓN" Mi experiencia en 1990: Estoy escribiendo de pie en un rinconcillo del mercado de la Encarnación, y ya no sé si estoy buscando lo que dejé atrás en Lisboa, o si Sevilla es lo que quiero de verdad. Ahora mismo había un montón de gente, pero al sacar el cuaderno yo han pagado y se han ido todos, como si no quisieran que yo escribiera sobre ellos (….) A mi lado, vestido con un pantalón de plástico de pescador de mar, un chico está haciendo estiramientos corporales colgado de una barra de hierro que hay encima de uno de los puestos. Todo huele a pez muerto, a bestia muerta, y un poco más allá (porque ahora estoy en la parte más atrás, más hundida, del mercado), a fruta y a cosas más bonitas. Pero huele sano. Hasta en el olor a pescado y a carne puede haber algo de sano, y aquí lo hay.
Mi experiencia en 2005: Lo hemos encontrado en seguida, aunque no era donde yo recordaba exactamente. Allí de pie, porque no tiene banquitos ni nada de eso, las tres nos tomamos una cerveza y buscamos la barra donde estaba colgado el joven pescador aquel mediodía. Había mucha actividad a nuestro alrededor, estaban recogiendo el mercado. Restos de fruta, hojas de lechuga, despojos de todo tipo. Todo olía igual que ese día, mis amigas me lo comentaron. Empezamos a hablar con el matrimonio que lleva el bar, y eran los mismos,
conjeturaban con quién habría sido el chico haciendo gimnasia en la barra (y decidieron que sería er Migué), resulta que el bar había cambiado un poco de sitio, por eso no encontrábamos la barra al principio, aquí está la barra:
(que ya sé que tengo brazos de gorila), y aquí estamos nosotras,
y aquí está el bar en su emplazamiento original:
Ha sido un día precioso, divertidísimo, me encantan las cosas antiguas, me encanta el paso del tiempo, me encanta Sevilla, me encanta tener amigas para hacer estas cosas, y huelga decir que me encantan los bares. .