Sí, sí. Y ahora estoy comiendo espárragos y bebiendo rebujito, no, no estoy en la Feria, estoy en sofá escribiendo el blog y me he quedado sin cerveza - estos dos me liquidaron todas las existencias ayer - y sin comida (y no pienso salir ahora a las doce de la noche a comprar, tengo una lata de espárragos que han sobrado de alguna fiesta, más que suficiente para mis necesidades). Qué día más horrible el día de hoy, no he pisado la calle, decidí no salir por la noche porque estoy un poco pachucha todavía y anoche de cervezas por ahi a las 12 estaba agotada, no podía más (bueno, empezamos a las 7'30 de la tarde, quizás tiene algo que ver), no, no voy a salir, de todas formas nadie me ha llamado para salir para poder decirles que no gracias. Lógico tal vez si piensas que tenía el teléfono desconectado toda la tarde, pero no, yo sé que no me ha llamado nadie. Trabajando, trabajando he estado todo el día, vale, allí va incluida una siesta de dos horas, más bien tres, pero quitando eso he estado todo el día traduciendo a un crítico de arte (y unas cartas de bancos intercaladas, interesantísimo, vamos). Desde luego lo mejor del día ha sido lo que soñé durante esa larguísima siesta, pero eso no os lo puedo contar, vamos a quedar en que estaba ligeramente influenciado por el post de ayer y que las buenas fiestas sí existen.
Pues sí, estuvo Guarni aquí en Sevilla. No hubo jueves cultural porque estoy harta de que la gente no venga así que no lo hice, vino Guarni y nos fuimos con Pepe por ahi, más concretamente a la Peseta, al Atacao y al Cadillac. Primero estuvimos en mi casa tomando cervessassss y oyendo a los Doors, a los Happy Mondays, a Jimi Hendrix (claro, estos dos son músicos). Pepe estuvo esperando un arreglo de bajo fantástico que recordaba de la versión de Jimi Hendrix y luego resulta que el arreglo de bajo era algo así como "¡Poooiiiiiiinnnggg" y punto, bueno, la nostalgia deforma, y nos fuimos por ahi. La Peseta (¿a que se está muy bien en La Peseta? siempre digo, porque se está muy bien en La Peseta), al Atacao que es un encanto, el mejor camarero del mundo, cuando sonríe él sonrío yo, eso es, siempre, y terminamos la noche en el Cadillac que tendrá mucho éxito pero la altura de las mesas es absolutamente nefasta y refractaria a mi anatomía, no hay manera de arrimarme, sólo yo, se entiende, esas mesas me repelen, pero a pesar de estar un poco excluida de la conversación por ese motivo conseguí pasármelo bien.
Pero muy bien, vaya. Guarni es como si lo conocieras de toda la vida, claro, del blog se saben muuuuchas cosas. Un día Pepe y yo vamos a ir a Utrera a ver a una amiga que él tiene allí, iremos de excursión.
Os pido perdón a todos, me estoy quedando dormida. Lo malo es que mañana también toca trabajar, no sé qué pasa últimamente, esto no tiene fin. Y yo pues aprovechando para ganar un poco de dinero este mes y en cuanto me dejen, me largo. Cojo el último tercio de diciembre libre o algo así, casi que puedo, y me queda una semana. Es verdad que no hubiera aguantado hoy en la calle, estoy hecha polvo. Mañana sí quiero salir. Llámame alguien, si no os importa. Y mientras, a dormir, y a soñar, que es lo más güay.