Houston, Houston, tenemos un problema. Visión borrosa en ambos ojos, cambio. ¿Tiene algo que ver con la borrachera de anoche? cambio. Noooo .... ni con la resaca de esta mañana, cambio. Entonces esta noche has ido al cine con MariPaz, cambio. Qué va, me he quedado en casa, cambio. ¿Y cuantas cervezas te has tomado ahora supuestamente escribiendo el blog? cambio. Uuuuuh ... no muchas, cambio. Entonces mira la viga en tu ojo y no la paja en el ojo ajeno, cambio y corto.
Anoche, Jueves Cultural. Llego puntual por una vez en mi vida y me subo al coche de Raquel. Van Raquel y Olga.
Olga: ¡Hola guapa! Raquel: ¡Hola guapa! Pau: ¡Hola guapas! (etc etc) Olga: Tengo sed. Pau: Ah! Traigo una botella de agua. Olga: Qué bien! Pau: Sí, me la he traido para lavarme el ojo. Olga: (silencio. Ya no tiene sed por lo visto).
Llegamos al concierto de Carmen Boika, o de Concha Buika, según el dialecto y nuestra memoria. Nos alineamos sobre un muro Pepe, Raquel, Olga y yo. Empieza el concierto.
Pau: Quiero una cerveza. Pepe: Quiero una cerveza. Olga: Quiero una cerveza. Raquel: Quiero una cerveza.
Pepe y yo salimos en busca de cuatro cervezas. Nos indican que hay un bar "en el concierto". Pues por mucho que lo busquemos con la vista no lo encontramos, ¡ah! por fin lo vemos, allí está, iluminado por una luz tenue a muchísima distancia (no les vaya a molestar la música, vamos). Corremos hacia el bar. Parece el puesto de un jipi un domingo en el rastro (según Pepe) o una tienda de la antigua Alemania del Este (según yo), hay dos mesitas supercutres con manteles de hule completamente vacías, un grifo de cerveza, un hombrecito y una luz tenue. Pedimos las cervezas. Volvemos al concierto. Qué lejos.
Ya he contagiado de conjuntivitis a mis tres amigos con mis miradas abrasadoras y mis besos cariñosos. Estamos los cuatro sentados en el muro y de repente detrás de nosotros en otro nivel más bajo aparece el hijo de Raquel. Nos presenta. Pepe y Olga le dan la mano. Yo, desafiando todas las leyes de la gravedad, del sentido común y de la ética me tiro encima de él desde el muro para darle dos besos. ¡Qué pena! Un chico guapísimo, en la flor de la juventud, ¡contagiado de conjuntivitis!
Llega Marcos. ¡Otro contagiado!
Termina el concierto. Carmen Boika/Concha Buika es muy salá y tiene mucha gracia. Nos gusta mucho el concierto.
Nos largamos a un bar de Triana, absorbemos a un colega literario de Marcos en el camino. Salimos de dos en dos en tres coches. Yo voy con Pepe. Ellos tienen los mejores coches y están aparcados más cerca, pero con la ayuda de mi fabuloso sentido de orientación Pepe y yo llegamos los primeros. Me recuerda (quizás porque es el mismo bar) otra noche que cogí una borrachera impresentable e iba chillando montada sobre la bici de Miguel, Jueves, Junio 12, aquí, no sé qué le pasa a ese bar, es un peligro para una chica decente como yo. Venga, una cerveza, otra cerveza, etc. etc. Olga, Raquel y Marcos se van porque trabajan el día siguiente y no viven holgadamente de sus escritos como los tres que quedamos, Pepe, Javier y yo.
A Javier no le puedo ver porque tiene un parecido diabólico con un ex-novio mío, pero ¿cómo se le ocurre a alguien traer al Jueves Cultural a alguien que se parezca a flrn? Bueno, estoy empezando a ver clones de mis ex-novios en todos lados, creo que estoy empezando a tener demasiados ex-novios. Se acordarán que el otro día apunté aquí los dos mandamientos del Jueves Cultural, y uno era "Es mas fácil que un camello pase por el ojo de una aguja a que un ex mío entre al Jueves Cultural". ¿Y el doble de un ex mío? Los problemas que se plantean son cada vez más complejos esta temporada, ofú. Creo y espero que no haya sido demasiado antipática con él.
Javier, Pepe y yo seguimos bebiendo. Hablamos de la inspiración, de los géneros literarios, de las editoriales (jajaja me lo estoy inventando, yoquesé de qué hablabamos ya a esa hora). Javier se desprende del grupo quedando en firme con nosotros para el jueves cultural que viene, porque vamos a la inauguración de un pintor que es amigo mío (cuando lo veo) y que resulta que es amigo suyo desde la infancia, yo ya lo sabía porque son del mismo pueblo y pensé, ah, estos son colegas seguro, y lo eran.
Pepe y yo (que casualmente nos hemos quedado con el dinero del fondo del jueves cultural) vamos al bar más caro de Sevilla para gastar el dinero del fondo del jueves cultural. Ole, ole y ole. Se va todo el personal que había en el bar más caro de Sevilla y nos dejan allí solos y encima quieren cerrar y nos meten prisa. Pepe me dice que no nota la diferencia de edad entre él y yo, quedamos en que "yo tengo diez años más de anécdotas". Bueno, diez.
Me vengo pa cá y me meto en Internet. Todo ya es borroso (por el ojo, claro, ahem), pero me parece que hablé con Diego en El Salvador y hoy me he metido en varios blogs para poner un comentario y me he encontrado con un comentario mío que puse anoche y no me acuerdo de nada.
Jajaja, iba a contar cosas muy sustanciosas hoy y se me ha ido todo de la cabeza. Mañana cuento las cosas muy sustanciosas, ¿vale? He escrito una carta a alguien y .. os lo quiero contar. Con fotos.