Una semana hemos pasado en Sevilla, bueno, algo más de una semana, ponle dos, porque sin pie y sin voz no sé adónde iba a ir yo, pero ¡miren esto!, si no se ha estado nada mal aquí:
Sevilla en agosto, jajaja, jajaja, jajaja. Mi piscina en Sevilla en agosto, jajaja, jajaja. Ola de calor, ¿qué ola de calor?
Y esta otra piscina está en Lisboa,
sí, también he chapoteado (o mi reflejo ha chapoteado) durante una semana en los estanques, bañeras y Superbocks de Lisboa. He cojeado por toda la ciudad, una vez más. Lisboa es parte de mi pasado, y me encanta. Desde nuestra base con vistas a la casa del Nuncio de la Santa Sede en Portugal (motivo de muchas horas felices de espionaje y carcajadas desde el bar del hotel) hemos subido y bajado por cuestas y más cuestas y entrado en bares y más bares. Y en restaurantes y más restaurantes. Y ahora estoy de dieta y tengo hambre y estoy aquí en mi salón y estoy aburrida. Aquí, haciendo todas las cosas que tenía que hacer. Y ahora sí estoy aguantando el calor con las ventanas cerradas y las persianas bajadas.
Si no escribo en algún tiempo ¿me perdonáis? Es que no me va la inspiración estos días. Creo que mucha gente que abrimos un blog hace año y medio o así estamos ante la misma situación, estamos luchando con las pocas ganas que tenemos de escribir, y pensando que ya no es como antes, que quizás todo tiene su momento en esta vida ..... Yo creo en el progreso y nunca me he dedicado a la misma cosa durante mucho tiempo, artísticamente hablando, y aunque eso es algo que me ha jodido bien jodida en muchos aspectos, a la vez es algo absolutamente inevitable. Tienes que cambiar, tienes que hacer cosas nuevas. Quiero hacer ... otra cosa. No sé muy bien qué es. Pero ya la encontraré. Escribiré aquí de vez en cuando, o no, y prometo leer todos los comentarios que pongáis porque me encantan vuestros comentarios, siempre los leo varias veces, y nunca nadie me ha insultado, soy feliz, y os quiero muchísimo a todos, ah, y prometo no dejar de leeros, y os contestaré, y volveré pronto, con otra cosa seguramente, pero volveré.
El primer día de las vacaciones (y mi cumpleaños por cierto), me he hecho un esguince en el pie.
Serán unos días sólamente, pero ya no podemos viajar ni pasear. Pero sí podremos charlar, beber cerveza y participar en otros divertimentos propios de la vida en pareja, asi que no todo está perdido.
El tercer día de las vacaciones voy y cojo una peaso infección de garganta. Me quedo afónica. Ya no podemos charlar. Bueno, todavía nos quedan la cerveza y los otros divertimentos, no pasa nada.
La cosa se está poniendo fea así que vamos al médico montados en mis muletas customizadas tipo tuning, y el tío me receta antibióticos.
Olé. Ya no puedo beber cerveza.
Ahora sólo nos quedan los otros divertimentos.
¡¡¡No serán unas vacaciones tan malas, después de todo!!!