Hoy he conseguido que me pongan internet aquí. Sigo aquí, por cierto. Hoy he conseguido que funcione internet, y mañana me voy.
Mañana me voy.....
Esto ha sido tan duro como siempre. Más, en algunas cosas, y menos, en otras, pero duro, siempre. Es duro estar aquí. No me gusta sentirme prisionera en el país de la lluvia horizontal, el país de las alfombras malolientes.
Tengo una amiga, antes no tenía amigos aquí pero he hecho amistad con una chica que conoce a mi madre, nos hemos hecho amigas y ayer salí a tomar unas cervezas con ella, he visto sitios mucho más bonitos que los que veo por aquí todos los días (más feos imposible) (son horribles). Me gustan los pubs rurales, bueno ya sabía que me gustaban. Es extraño estar aquí y salir. Como que son dos cosas diferentes. Aquí nunca salgo. No tengo ganas. Me cuestan trabajo esas cosas. Me cuesta trabajo hablar. Más que costarme trabajo, me cansa.
Veo los coches venir por el otro lado de la calle y pienso que van a chocar, y me mareo. Veo conductores kamikazes en todas partes. Voy a las paradas de autobús que están al otro lado de la calle, y luego pienso que soy un poco idiota.
A veces no sé dónde está nada de repente. Me pierdo.
La gente es estupenda, como en todos lados. Hay gente estupenda en todos lados. La simpatía.
Hace una semana que mi madre está en el hospital. Es tipo residencia, allí la cuidan mejor, yo no podía, no había más remedio al final, estaba realmente mal. Ahora está estable, fatal pero estable, algo más tranquila, o algo así. Ya mejorará, mejoró la otra vez. Sé que yo he hecho todo lo posible. Así que me voy tranquila y ahora paso el testigo a mi hermano (el pobre).
Y mañana cojo un avión a Faro, donde me tomaré algunas copas de champán en la playa por la noche y me quedaré en un hotel con un peaso piscina, y veré a algunos amigos y ¿falarei português? A mi propia fiesta de cumpleaños, con otros cumpleañeros. Será todo un poco surrealista... pero todo es surrealista para mí ahora. El día siguiente me iré por fin a casa, a los calores de Sevilla, a mi sofá, mi cama, mis paredes blancas, mis desayunos, el centro, la calle Niebla, la tele, las cervecitas que se llaman cervecitas y no otra cosa, mi estabilidad, mi ropa, mi espejo, mi ducha mi música mi terraza mi nuevo equipo de aire acondicionado. Casi no me lo puedo imaginar, o sí. Y luego a Albania.
S.u.r.r.e.a.l.i.s.t.a. empollado y puesto por
Pau
21:15
Me he tenido que venir aqui, a Inglaterra, lugar sin acentos en el teclado y sin sol y sin cosas bonitas y sin na de na. Mi madre esta fatal, el primer dia parecia que bah, que mira, que si, que no, pero ahora es como si tu no estuvieras alli, mira el vacio todo el rato y te ignora totalmente. O sea que esta la cosa pues regular, mas que regular. No se que va a pasar, solo se que si entre mi hermano y yo podemos evitar que la ingresen en el hospital pues mejor (solo sirve para que lo pase horrible, con todos sus miedos), y que SI ire a la fiesta que hacemos en la playa de Faro el 31 de julio y que SI me ire a Albania el 9 de agosto, porque si encima te quitan tus viajes y tu ilusion, pues eso no puede ser, de ninguna manera, no gracias. Es complicado pero si alguien tiene que estar aqui, hay que ponernos de acuerdo mi hermano y yo y ya esta.
Albania... todavia no he hablado de Albania. Me voy a Albania porque siempre he querido ir a Albania. Ha sido una peripecia reservar unos hoteles (incluso tengo una noche sin hotel, es la aventura del siglo, vere hasta donde llego en los autobuses delapidados que ruedan donde no hay infraestructura y procurare encontrar hotel y si no, dormire en un bunker), y todo es una peripecia y una gran aventura pero tengo ganas de hacerlo, es algo muy importante en mi vida. Si no fuera por las circunstancias diria que estoy loca perdida, jejeje, yendo a Albania yo solita y ademas recorriendola en autobuses y trenes inexistentes, lentos y/o medio destrozados, ya os contare mas cosas sobre el sistema de transportes. Tengo muchas ganas de ir, y no voy a dejar de ir, lo unico es que puede ser un poco parecido a esto (pais feo donde no funcionan los autobuses y me siento sola)... pero no. Seguro segurisimo que cuando este en el camino empiezo a pasarlo muy bien. Va a ser una experiencia. Una de las experiencias mas grandes de mi vida. Es mi idea. empollado y puesto por
Pau
13:34
Ya sabía (o no, no sabía, quizás) que no podía durar. Todo iba demasiado bien, ya me habéis visto. Tanto viaje, tanto aire acondicionado, tanta alegría, estoy libre, tengo dinero, puedo. Y me ha vuelto a golpear mi peor pesadilla, que mi madre está medio pallá otra vez. Qué mal. Que no vuelva a pasar eso, por favor, que no vuelva a pasar. Llamé esta mañana a mi hermano y está al tanto, va a buscar ayuda desde allí, lo que se pueda, los dos estamos de acuerdo en que tenemos que hacer todo lo posible mientras ella no esté tan mal, mientras sea reversible, ojalá, ojalá podamos conseguir algo. Y hablando con él, me he sentido más tranquila, menos preocupada (lo nunca visto, hablando con él, pero sí). Viéndolo objetivamente, probablemente no será más que un susto, todo quedará en un susto. Pero reconozco que no estoy para nada hasta que se solucione esto, no quiero ver a nadie, sólo a personas muy cercanas, algo así. Quiero aprender a estar perfectamente bien mientras tenga una preocupación, porque preocuparse no sirve para nada. Quiero seguir viviendo esta vida tan estupenda de sentirme bien y de viajar y de organizarme y sentirme a gusto y poder hacer todo lo que quiera. Tener una pesadilla en mi vida no significa que no pueda pasarlo igual de bien mientras no tenga la pesadilla delante, ¿verdad? O algo así. Quiero ser eficiente y alegre ante la pesadilla. Casi lo consigo, si quiero, lo consigo. Ya he conseguido ver lo bueno en esto, me ha enseñado que no se puede bajar la guardia y pensar que todo va a ir bien si no piensas. Y me ha catapultado a una realidad que es lo siguiente: que mi vida actual es cojonuda. Que no la puedo ver con indiferencia, porque vivir en Sevilla, mi ciudad, poder pasear, coger la Sevibici, tumbarme en el sofá a ver la tele, trabajar en lo que me gusta y lo que no me cuesta trabajo, tomarme unas cervecitas con amigos, organizarme unas pequeñas vacaciones cuando me da la gana e ir a Italia, a Praga, a Albania a aprender muchísimo y a moverme las ideas y a escribir y a observar y a hablar el idioma, es cojonudo y sé que tengo que apreciar lo que me está pasando todo lo que pueda, sentir el placer de esta época maravillosa en cada instante, aunque no tengo pareja, y es precisamente porque no tengo pareja que puedo hacerlo, puedo ser yo, nadie me corta las alas mientras me acaricie, nadie tiene poder sobre mí, y siento amor por las pequeñas cosas: palabras sueltas, pequeños objetos, lo otro ya vendrá (o no), lo importante es aprender a cada paso, hacer algo diferente cada día, disfrutar a fondo de tu sentido del humor, de lo surrealista que es la vida y de todo lo que te da, sacando un disfrute de todo, hasta de lo malo porque resalta lo bueno que es lo bueno, no quería escribir este post quería escribir otro pero pasado mañana ese lo escribiré.
Mientras escribo (aplastada contra un ventilador que echa una especie de sopa, la puerta está abierta, entra todo el sol, hace 32 grados, el ordenador calienta motores, tengo tantos aparatos encendidos que está a punto de declararse un incendio forestal, pero en mi salón),
y quedan 20, 15, 10 minutos a que tenga aire acondicionado en mi casa.....
¿cuántos minutos más puedo aguantar este calor?
Y es la última vez......
El aparato ya está en la pared. Uno de los instaladores ya ha recogido sus herramientas y se ha ido a dar una vuelta (¿por mi casa?). El otro aporrea algo en la terraza, quizás su propia cabeza (mala suerte si te toca la parte de la terraza, ¿no? con los 50 grados que hace allí fuera). Son silenciosos y eficientes, un poco como los aparatos que instalan (y simpáticos, cuando hablan) (lo mismo pensarán de mí, quizás, pero eso es porque no saben que estoy escribiendo sobre ellos en el blog, jeje).
Y tampoco saben que les estoy haciendo fotografias artísticas mientras trabajan y posteándolas en internet, jeje..
.
He comprado un termómetro que me debe servir porque va desde 40 grados positivos a 40 grados bajo cero.
He preguntado cuánto queda, quedan 10 minutos. 9.... 8.... 7.....
Alghero, Sardegna, Italia, II. (si todavía no has leido Alghero, Sardegna, Italia, I, lo comprendo, porque sólo Dios sabe cuando voy a postear y no creo que nadie estuviera preparado, pero he vuelto. De verdad, esta vez.).
La mañana siguiente bajé al centro de Alghero desde el lugar este lejísimos y perdido entre elefantes salvajes, andando, porque no venía ningún autobús, charlando con otros veraneantes en el camino y rechazando una invitación de unos señores de Genova para ir a cenar en su barco (suena muy bien, lo sé, pero yo quería estar a mi aire, no quiero que me constriñan, yo qué sé), y llegué finalmente a mi 'apartamento' en el centro antiguo. El 'apartamento' lo alquilaba gente joven, muy simpática, se tomó su tiempo en explicártelo todo, como funcionaba todo. Me preguntaron si me había gustado el Hotel Mistral, y les dije, el hotel en general muy bien, pero la habitación era muy fea y horrible porque era una buhardilla y había que ir agachado y jorobado (bueno, ten en cuenta que no sé cómo decir ni buhardilla ni agachado ni jorobado en italiano, pero me hago entender con aspavientos y muecas), y luego subimos arriba y veo la habitación, resulta que también es una buhardilla y hay que ir agachado y jorobado, ups, creo que he metido la pata.
El 'apartamento' estaba bien, y perfectamente situado justo a la entrada de la città vecchia. Pero va entre comillas porque no tiene cocina, sólo una nevera, un fregadero y una cafetera horriblemente complicada, que me han explicado cómo es pero que no he escuchado.
Pues como no puedo calentar mi agua para mi nescafé traido de casa, ni hacer mis tostadas, lucho con la complicadísima cafetera todas las mañanas y me como los simpáticos materiales para desayunos que han dejado los dueños, croissants sin mantequilla, tazas sin cucharillas, o al revés, finalmente descubro unas microscópicas cucharillas de plástico, junto con unas sobredimensionadas galletas que no me gustan, y en ese apartamento he tomado algunos de los peores desayunos de mi vida. Después de una lucha más o menos larga cada mañana con la sofisticadísima cafetera, conseguía en mi taza un chorrillo de agua fría sin café o unos sedimentos negros imbebibles arremolinándose en el fondo de la taza, que removía con mi subcucharilla de plástico, llorando amargamente.
Y así empezaba cada fantástico día de playa, paseos, pasta y pizza (y grandes cervezas).
Y la cosa era que como no había escuchado cuando me lo explicó la primera vez, me daba vergüenza preguntarle una segunda vez y me resignaba a quedarme en la ignorancia y la vergüenza toda la semana.
Hasta que llegaron unos inquilinos nuevos al 'apartamento' de al lado...
Y las paredes eran muy, muy finas.
Y digo, no puede ser, qué suerte... vuelvo a escuchar toda la explicación de la cafetera otra vez, a través de la pared pero más claro que el agua, y me enteré de cómo había que echarle el agua, a qué botones había que dar primero y que la cosa que le sale de un costado no es una maneta para girarla para arriba y para abajo con la mano como hacía yo, es por donde sale el vapor y es para meterla dentro del café...
Y el último día disfruté por fin de un café medio en condiciones.
Eso es lo que te pasa por no escuchar y no mirar. También en una tienda me probé una estupenda blusa blanca y vaporosa y que me encajaba perfectamente en la parte de arriba, lo nunca visto: cuando hacen la ropa con concavidades ya confeccionadas para meter las tetas las mías nunca caben, siempre las hacen muy pequeñas... y pensé 'esta blusa es un prodigio de la naturaleza' y naturalmente la compré, era sólo cuando llegué a casa y la saqué de la bolsa que ví que en la etiqueta ponía 'pre-mamá'.