Antiarrugas atómico 
  corner   



¿Cuándo podré pintarme los ojos sin pintarme la nariz?


HOME

escríbeme aquí

Mi bloguiperfil

Travesía Superconjuntada: he cruzado el Algarve a pie y ahora voy por la costa hacia Lisboa:

1ª etapa (Abril 2010)Vila Real - Cacela - Tavira

2ª etapa (Abril 2010)Tavira - Moncarapacho - Olhao - Praia de Faro

3ª etapa (Mayo 2010)Praia de Faro - Quarteira - Albufeira - Lagoa
(3 posts)


4ª etapa (Junio 2010)Portimão – Praia da Rocha – Torralta - Alvor - Lagos
(3 posts)


5ª etapa (Ago 2010)Lagos - Luz - Salema - Cabo de São Vicente
(2 posts)


6ª etapa (Abril 2011)Budens - Carrapateira - Aljezur – Odeceixe
(3 posts)


7ª etapa (Mayo 2011)Odeceixe - Zambujeira - Almograve - V.N.Milfontes
(3 posts)


8ª etapa (Junio 2011)V.N.Milfontes - Porto Côvo
(1 post)


9ª etapa (Julio 2011)Porto Côvo – Sines – Santo André – P.Galé
(2 posts)


Categorías:

Albania

Arte

Aveiro

Bragas

Cervecitas

Cosas que ves

El Alentejo

El Algarve

Historias de Aeropuertos

Italia

La Casa del Porvenir

La Sevibici

Ligues

Lisboa

Los Remedios

Mis Escritos

Mis Viajes Solitarios

Moda

Pechugaaas

Pequeñas Reflexiones

Teatro

Tecnología

Tirana

Otrosblogs:


400 maniquíes ya!La Voz del Maniquí

Setentero-musical Cuenta Discos

Edu Un Cronopio Amnésico

M. Noches de Lluvia

Buenísimo Recuerdos a olvidar

Xtraterrestre con X La nada del todo

Fotos en Sevilla Anibal

Otros colores Violeta

Alamedero Nono

No se corta San Canalla

Bailando, sintiendo Retales de Lunares

¿Sólo 40? Cantando mis Cuarenta

En el aire DragonFlyrs

Interesante Salvador Navarro

De cómo pensamos Yo, trébol

Espía Jaio

Lobo gruñón
Grumpy Wolf

Follancias ¿Qué pasa follador?

Relatos reales Memoria

Volvió Lentejo

Mashuca
Cuasiblogh

Volvió al ruedo! PandragoQ


Em português

Nuestro blog
Centro Cultural Lusófono

Lisboa antiga Bic Laranja

Património em perigoLisboa S.O.S.

Pequeñas y grandes ruinas con su cieloRuin'arte

Fonte de inspiração!Portugal a pé

Coisinhas interessantesNosso mundo na net

Há muitissimos
Castelos de Portugal


In italiano

Mi amiga Daniela

Robba


Auf Deutsch

Odile


Anuncios antiguos

Filminas


Esperando a que resuciten

Minshu

Superpava

Milio


Páginas web

Traversa (Mi hermano cruzó África a pie y escribió un libro)

Centro Cultural Lusófono (Nuestra asociación de aficionados al mundo portugués)

La Fosa Bestiaria (Las Hermanas Lumière)

ABC del Kitsch (Jaio)

Mis posts pasados:

Febrero 2003
Marzo 2003
Abril 2003
Mayo 2003
Junio 2003
Julio 2003
Agosto 2003
Sept 2003
Oct 2003
Nov 2003
Dic 2003
Enero 2004
Febrero 2004
Marzo 2004
Abril 2004
Mayo 2004
Junio 2004
Julio 2004
Agosto 2004
Sept 2004
Oct 2004
Nov 2004
Dic 2004
Enero 2005
Febrero 2005
Marzo 2005
Abril 2005
Mayo 2005
Junio 2005
Julio 2005
Agosto 2005
Sept 2005
Oct 2005
Nov 2005
Dic 2005
Enero 2006
Febrero 2006
Marzo 2006
Abril 2006
Mayo 2006
Junio 2006
Julio 2006
Agosto 2006
Sept 2006
Oct 2006
Nov 2006
Dic 2006
Febrero 2007
Marzo 2007
Abril 2007
Sept 2007
Oct 2007
Nov 2007
Dic 2007
Mayo 2008
Junio 2008
Julio 2008
Agosto 2008
Sep 2008
Oct 2008
Nov 2008
Dic 2008
Enero 2009
Febrero 2009
Marzo 2009
Abril 2009
Mayo 2009
Junio 2009
Julio 2009
Agosto 2009
Sep 2009
Oct 2009
Nov 2009
Enero 2010
Febrero 2010
Marzo 2010
Abril 2010
Mayo 2010
Junio 2010
Julio 2010
Agosto 2010
Sep 2010
Oct 2010
Nov 2010
Enero 2011
Febrero 2011
Marzo 2011
Abril 2011
Mayo 2011
Junio 2011
 

viernes, 26 de septiembre de 2008

 
Estoy en el aeropuerto, tomando una cerveza. Bueno, me quedan unos 3 ó 4 milílitros de la cerveza, un momento, ya, ya no estoy tomando una cerveza. Soy supermoderna, con un miniordenador y una conexión a internet en un palito con una luz. La persona más supermoderna de todo el aeropuerto quizás. Embarco (se supone) dentro de 20 minutos. Delante tengo la lista de destinos, hay 16 destinos en la pantalla y el destino donde menos quiero ir es el destino adonde voy. Se puede ir a Tenerife, a Barcelona, a París, a Santiago o a Venecia. O se puede ir a Liverpool. Y yo voy a Liverpool. Son casi las 9 de la noche. Me entró un gran agobio al llegar al aeropuerto, y esperando en el check-in andaba palante y patrás con una cara de oh qué horror y tenía una pinta de ser una persona que está pasando drogas y que normalmente no hace estas cosas que vaya vaya, como de persona nerviosa, pero no eran nervios, era agobio, era como que no quería ir a donde voy, que no conocía a nadie, que nadie me podía ayudar, y el check-in estaba todo muy oscuro, el aeropuerto está de obras y parece que todavía no han puesto las bombillas o algo así. Si pienso en todos los viajes que he hecho y con tanta ilusión, conociendo nuevos destinos, Tirana, Alghero, Funchal, y aquí estoy y me voy a Liverpool y voy a ver a mi madre en el hospital y mi madre está fatal. Y a lo mejor ni me mira cuando vaya a verla, y eso si encuentro el hospital, porque le han cambiado a otro. Pero entré en el bar, me pedí una cerveza y llamé a Pastora y llevo un rato charlando con ella de cosas buenas, otras cervezas, otras personas, otras alegrías y ya me siento mejor, aunque no me queda cerveza.

Y me he dado cuenta de que una cerveza en el aeropuerto (en este aeropuerto) (y esto no os lo váis a creer) vale más barato que en un bar, vale un euro con treinta y cinco céntimos. Eso es una cosa buena. Si no me emborracho es porque no quiero.

Y después me ha venido la idea de postear en el blog.

O sea que me siento mejor. Gracias. Están llamando mi vuelo.



2 Comentarios

lunes, 22 de septiembre de 2008

 
Pesadillas varias (para romper la monotonía de cervecitas y diversión, ya sabes).

Me iba de fin de semana con una amiga pero la amiga decide que no nos vamos de fin de semana y me siento bien colgá, porque yo me iría sola, pero no me quiero ir sola, y además dónde voy, y preocupaciones así. Tengo un disgusto.

Y no ayuda nada el hecho de que me ataque un insecto gigante, además me ataca dos veces, y me impide tomar el sol en mi propia terraza, que de repente pasa a ser la terraza del insecto gigante, hay que jorobarse. Era un insecto de estos que se parecen a los helicópteros, no sé cómo se llaman (y no voy a ponerme a buscar en los Google Imagenes para comprobarlo, qué asco), tipo Metamorfosis total, y que tienen una cara muy expresiva, muy visible, allí estaba, mirándome, el tío, yo veía perfectamente como me estaba observando, y vice versa. Pues primero estaba limpiando la terraza, con Metamorfosis allí parado, inmóvil, y limpio alrededor de él (pero dejando un margen como de dos metros en todas las direcciones, o sea que me quedaba muy poca terraza que podía limpiar). Así que muevo la tumbona para asustarle, así se irá, pienso, tonta de mí, y ¿qué hace Metamorfosis? Pues Metamorfosis sale disparado pero hacia mí y me da en todos los morros, eso es lo que pasa. Y pego unos gritos terribles (como los gritos de alarma anti-cucaracha, de antes, porque afortunadamente hace años que no veo una cucaracha en mi casa), y luego pienso, ¡cierra la boca, idiota, cierra la boca! porque si encima entra ahi, que es capaz, imagínate, y cierro el pico y me meto dentro de casa de un salto.

Después de unos cobardes intentos de espantarlo con un palo (pero yo detrás de la ventana, con la ventana cerrada, sólo sacando el brazo, no me digas que no soy ridícula), al cabo de un buen rato salgo a ver si se ha marchado. Con muchísimo cuidado abro la puerta de la terraza.... ¡¡¡y nada más poner un pie fuera lo tengo en los morros otra vez!!! Otro terrible griterío, cierro dando un ventanazo y tengo que reconocer que soy tan cobarde que ya no puedo tomar el sol, que todo el fin de semana está resultando ser una mierda.

Después de atacarme la segunda vez se fue, a atacar a otros vecinos seguramente, pero me pregunto porqué los humanos somos tan miedicas con los insectos (digo los humanos para escudarme detrás de ellos), huimos taquicárdicos cada vez que vemos un bicho de unos diez centímetros de largo (en este caso) (bueno, no es tan pequeño, ¿no?), o de cinco, o de dos, o de uno. El miedo es tan relativo, yo no tengo miedo de, pongamos un ejemplo, recorrer Albania sola, pero si me encuentro con una polilla o un gusanito bloqueandome el camino me quedo paralizada de terror. Bueno, son dos cosas diferentes (Albania y la polilla).

Luego el domingo me iba al Puerto con Catt y familia para un poco de playita pero tuve que renunciar entre truenos, relámpagos, diluvios y aludes de barro y tal. Vaya. Me apetecía un poco de playa. Es mi último fin de semana. El viernes vuelvo a la pesadilla de mi madre, que sigue muy enferma, incluso está peor (mi hermano se ha ocupado todo este tiempo, no le ha importado, y cuanto se lo agradezco). El viernes empieza el invierno para mí, el panorama no es nada positivo. Esta vez al menos tendremos internet. Voy un poco más preparada, pero no sé realmente qué me espera, será muy duro pero voy a intentar quejarme menos. Si consigo no preocuparme (y lo consigo, porque preocuparse no sirve para nada si no puedes cambiar nada, es mi teoría) conseguiré no quejarme, digo yo. Aunque estas cosas también son todas relativas.



2 Comentarios

lunes, 15 de septiembre de 2008

 
La Voz del Maniquí



Hoy empiezo un nuevo blog. He fotografiado cientos de maniquíes como estos durante años y ya es hora de que ellos tengan su propia página web, donde puedan enseñar sus caras y dar voz a sus pensamientos, por inconvenientes que sean.
.
Subiré uno cada dos días.

Hay maniquíes de España, Portugal, Italia, Francia, Inglaterra, la República Checa, Grecia y (cómo no) Albania.

Destrozados, orgullosos, abandonados, libres, tristes, enfadados, enamorados, hablan de muchas cosas.
.
.
¡Nos vemos allí!



2 Comentarios

miércoles, 10 de septiembre de 2008

 
Albania (y 5): Saranda

Ya es hora de dejar la casucha de cemento en el peñón de Himara, ¡qué pena! (noooo), y antes de las 9 de la mañana ya están llamando a la puerta para ayudarme a bajar al centro con mi equipaje. Yo pensaba que el porte consistiría en el padre de la familia llevándonos en su coche por la supuesta carretera, pero no: el porte consiste en que la chica coja mi maleta y que baje saltando de roca en roca con ella, increible, bueno, llegamos abajo y me deja al lado de un quiosco al principio del pueblo, aquí para el autobús, dice, vendrá sobre las 10, ¿quieres que espere contigo? ¿no?, ¡¡adios!!

Mi instinto, mi experiencia, mi intuición y mi Guía Bradt, todos me dicen que el autobús no sale de aquí, sino del otro lado del pueblo donde he visto que hay una esplanada con autobuses y una parada de autobuses, cosa que no hay aquí, aunque los del quiosco me confirman que sí, mujer de poca fé, que sí. Me siento sobre un murito a esperar, me queda casi una hora, ¿a qué me recuerda esto? No quiero terminar cogiendo un taxi a Saranda, la otra vez fue genial pero una vez es suficiente, recorrer media Albania en taxi no fue mi plan con este viaje.

A eso de las diez menos cuarto, una chica se sienta a mi lado y empieza a hablarme ánimadamente, oh, lo siento, s'kuptoj, no me entero de nada. Pero habla inglés también y me pregunta si el autobús para aquí... pues... ¡buena pregunta! No lo sé. Posiblemente. Y resulta que lo que me estaba hablando no era albanés sino griego, y que es una chica griega que también está viajando sola por Albania.... ¡somos dos! Increible pero cierto. Empezamos a intercambiar anécdotas de inmediato y a esto veo por el rabillo del ojo un 'furgon' o microbús que está parando un poco más allá, con pinta de no habernos visto, hostias, ¡pone Saranda! ¡¡¡Corrrreeeee!!! Nos arrojamos detrás de él, ¿Saranda?, ¡sí! quedan justamente dos plazas... nos vamos........

Lo primero interesante que pasa en el viaje es que unos diez minutos después de salir, un niño que va sentado a mi lado con su familia echa el pato. Pues genial, lo que faltaba, pero pobrecito el niño, con lo mal que se pasa... Paramos en el bar más próximo, tipo venta de carretera, para que se asee un poco el pobre niño, y el pobre furgon, y el pobre todo, vamos, y paramos en el castillo de Alí Pashá.

¿El castillo de Alí Pashá? Entonces esto es Porto Palermo... me doy la vuelta y veo que el bar donde se están metiendo la gente cubierta de vómitos es... ¡el restaurante de Tony! Si Albania es un pañuelo... Le explico a la otra viajera solitaria que yo soy la amiga de Tony, desde que nos conocimos en el autobús en Vlorë. Aunque ahora mismo no me parece el mejor momento para irrumpir en el restaurante apelando a mi amistad con el dueño... para otra vez será. (O no).
.
El resto del viaje transcurre alegremente, a veces las carreteras son muy buenas, a veces son muy malas, y cuando son malas son malas de verdad, a veces parece que rodamos por una cantera,
... y luego me doy cuenta de es porque es una cantera,

el paisaje también esta vez es espectacular,

playas lejanas, y si miras las playas un poco más de cerca ves los grupos de búnkeres,

Albania es única, pero ¿qué es esto?, ¿ya llegamos?

pues sí, ¡ya se ve Saranda! Qué leve ha sido el viaje esta vez, poco más de hora y media. Nos bajamos todos del autobús, la otra viajera solitaria se larga inmediatamente (que por algo es una viajera solitaria), y ahora estoy en la "estación de autobuses" de Saranda:
uuh, qué feo, además por aquí pululan mochileros y turistas, es otro ambiente, en seguida me doy cuenta de que Saranda es diferente, lo que le salva es el bar de la estación de autobuses. Es auténtico, ¿no es una maravilla?:

Y ahora ¿qué? Pues buscar el hotel, el Hotel Andon Lapa. Yo creo que sé más o menos dónde está (jajajajaajaaajaa, ya), y adivina qué, ¡aquí también tardo una hora en encontrarlo! No me ayuda el hecho de que es la última casa del pueblo, en el quinto pino, al lado de una gigantesca escombrera y no pone la palabra "Hotel". Ni nada, para identificarlo. Pero es un hotel, mi hotel, hotel bueno, con fabulosas vistas al mar, y lo más importante, sin cabras.

Me enseñan mi habitación. Bueno, me dejan fuera de mi habitación y se van corriendo, más bien dicho. ¿Por qué será? O-o-o-h, porque en este hotel hay 36 habitaciones, de las cuales 30 tienen fabulosas vistas al mar y 6 tienen vistas a los socavones, excavaciones y cascoteras con demoliciones y montones de desperdicios por donde yo he venido, y adivina a dónde da la mía, qué detalle más feo han tenido conmigo, pienso, y bajo inmediatamente a quejarme. Pues mira, no lo pueden arreglar ahora (la costa en agosto, ya sabes) pero ¡mañana sí! así que con la sonrisa restaurada me dedico a pasatiempos más agradables que deambular por obras de construcción:

Úf, menos mal que hay piscinas y cervezas y comida y sol, porque si no le cogería manía a Saranda rápidamente....

si está todo lleno de agujeros.....

y ¡qué agujeros! Había algunos que me habrían llegado casi hasta los hombros, si me hubiera metido, pero no me quise meter, porque después ¿cómo iba a salir? Además algunos estaban todos llenos de... objetos... y no daban ganas de meterse,
y por la noche imagínate qué peligro, menos mal que iba armada de mi linterna,

Pero después del primer día entre cascotes y polvo de ladrillos, la mañana siguiente ¡me cambian de habitación!

Y ¡este es mi balcón! (Bueno, en realidad mi balcón es sólo la parte de la silla, bastante más pequeño, pero esa vallita de ná se salta fácilmente y puedes corretear por toda la primera planta del hotel si tienes cuidado con no caerte),

esto ya es otra cosa, qué gusto...........
.
El hotel tiene su "playa particular", así que voy a investigar, pues sí, tiene una pequeña playa particular, muy particular, hasta tiene su propio búnker,

... en un rincón abandonado, todo rodeado de desechos. Pero la playa sigue, y el agua está estupenda,

y hay todo tipo de baretos y chiringuitos si los necesitas, también hay todo tipo de rocas y piedras, que son evitables tirándose en las tumbonas de la piscina del hotel, cuando consigues una. Y siempre hay cosas pasando en la playa, siempre hay algo que ver,

pero creo que hay riesgo de aburrirme, Saranda no es Albania, no sé qué es, pero no es Albania exactamente. Demasiado internacional o algo. Me doy unos paseos nocturnos,
que no están mal, esto de la foto de abajo sí que es una costumbre albanesa: a la gente (sobre todo a la gente mayor) le gusta sentarse en la calle y tomar el fresco, lo hacen muchísimo, por todas partes, por parejas y grupos,

Pues eso, tres días en Saranda son demasiados días. Me paso buena parte de ellos intentando conseguir un billete para un barco a Corfú para salir de allí. El puerto es totalmente caótico, recibo hasta piropos ("You are very beautiful!!!") (cosa que no se estila en Albania) (o seré yo, jeje), recibo toda clase de información disparatada, pero no recibo ningún billete para el barco (aunque el bar del puerto es una alegría). Otro de mis pasatiempos en Saranda es intentar postear en el blog, pregunto todos los días en el cíber local, y en otros, pero nunca hay internet (el tercer día sí, lo conseguí), también intento ir a Gjirokastra pero se me amontonan las dificultades (35º de calor y no hay autobuses, problemillas de ná), para otra vez será, al menos lo intenté. Pasa el tiempo, me dedico a pensar, comer y escribir el diario pero estoy planeando mi escape, aquí estoy mirando las islas griegas y planeando mi escape:

Sí, ya es hora de irse. Me ha encantado Albania, pero en ese momento me quiero ir. Quiero volver, pero me quiero ir. Estoy (estaba) contando las horas ya.
.
Y me fui. A Corfú, a Bari (quizás cuente algo sobre ellos) y a Madrid, donde salí de copas con Pepe. Alucinando con estar de vuelta en España.
.
Llegué a Albania muy bien informada, eso sí, eso lo iba notando un poco todos los días. Había leído mucho (muchos blogs, sobre todo) y sabía muy bien qué me podía esperar. Y aún así, Albania te sorprende todos los días. Te sorprende con las muchas cosas buenas que tiene - la comida, la gente maravillosa, lo surrealista que es, esa mezcla de alegría, trabajo y pasotismo que siempre te hace sonreir, los bares, los miles de bares, la cerveza Tirana, los paisajes, y ese ambiente que tiene de ser el último reducto de Europa donde no van -y no irán en mucho tiempo - las hordas turísticas (con la excepción de Saranda, más accesible desde el exterior, muy cerca de Grecia, pero Saranda me recordaba el Algarve en los primeros ochenta, y eso no es bueno. Demasiado inglés patata y demasiada construcción.) Económicamente, Albania necesita turismo. Ya lo tendrá, aunque no será pronto. La auténtica Albania la tenemos para rato.
.
En Albania he sentido muchas cosas. Diversión, cabreo, alucine, cariño, un cariño muy grande, algo así como un amor, un amor al país y a sus personas, risas, frustración (no hay cortinas de ducha), un amor al idioma también, es fascinante, aprendía, aunque sé muy poquito... he sentido muchas cosas. Pero no me he sentido sola en ningún momento. Me encanta viajar sola. Es absolutamente necesario viajar sola. Sobre todo a sitios como Albania.

Etiquetas: ,




3 Comentarios

viernes, 5 de septiembre de 2008

 
Albania (4): Himara

"El jefe de la policía", dice mi taxista Enver, la idea para que yo encuentre hotel parece ser buscar al jefe de la policía de Himara, "¿El jefe de la policía se ocupa de estas cosas?" pienso yo, pero nada me sorprende ya, todo en este país es surrealista. Ya estamos en Himara, un pueblo pequeño de bloques de pisos que ya están arruinados antes de terminar de construirse, y veo la magnitud del problema: no hay hoteles, en una vuelta en el taxi por el pueblo veo un total de dos hoteles, de dudosa pinta (aunque eso no me importa ya) con toallas de playa colgadas en todos los balcones, o sea llenos. No acabo de entender muy bien qué pinta el jefe de la policía en todo esto, hasta que nos lo encontramos por la calle. "¡Hombre, qué pasa!?" "¿Qué tal, tío"? "¡Muy bien, y a ti, ¿cómo te va, colega?" Ah... es que son amigos. Enver le expone mi problema y el jefe empieza a llamar por el móvil. "¡Hotel, s'ka problem!" me dice Enver. "¡Vamos a tomar una cerveza!"

Enver, el jefe de la policía y yo nos sentamos en la terraza de un cutrebar, en la planta baja de un bloque de pisos sin terminar. El jefe de policía no para de hacer gestiones con el móvil, ahora él llama, ahora le llaman a él... parece que conoce a todo el pueblo y que todos se están llamando entre ellos para ver quién puede encontrar una habitación libre. No tarda mucho en cerrar el negocio, s'ka problem, ya tenemos hotel, "cerca del puerto", ¡vámonos!
Por aquí no veo ningún hotel, bueno, no importa, yo me fío. Primero vamos al puerto, pone "POLICÍA, NO PASAR" y por allí pasamos (porque claro, vamos con un policía). Una muchacha joven baja de la montaña y nos saluda a todos, parece que ella nos va a llevar.

Pasamos por la parte de atrás del puerto, edificio triste todo rodeado de escombros y cascotes y mierdas,

y empezamos a subir la montaña, de piedra en piedra (aquí nos deja el jefe de policía, misión cumplida),

subimos, ya estamos viendo el mar desde arriba, hostias, y un búnker, a primera vista parece una roca pero no, es un búnker,

seguimos, menos mal (porque lo que me faltaba era tener que pasar la noche en un búnker),

pero ¿cómo puede haber un hotel por aquí? O esto es un atajo y el hotelito rural está al otro lado del bosque, o... no sé, esto es muy raro, menos mal que tengo mi ángel de la guarda Enver a mi lado acarreando mi equipaje y la chica me puede explicar alguna cosa en su inglés del colegio, aunque la verdad es que no entiendo mucho...
finalmente, el jardín,

y ... ¡una casucha de cemento con la bandera albanesa ondeando en el techo!

Me enseñan una habitación, me parece estupenda porque ahora mismo cualquier cosa que no sea un búnker me parecería estupenda, su madre aparece, me enseñan el salón, etc., me imagino que esto es la casa de la familia pero no, es todo para mí, una casucha de cemento para mí sola.

Úf, lo he conseguido... le doy dinero a todo el mundo, Enver se va, me da su número de teléfono (aunque no sé cuándo le voy a llamar, bueno, ya le pondré algún mensaje quizás, lleno de argot y abreviaturas en albanés, sk prblm, en un mundo perfecto sería capaz, en el mundo real... pues no), ahora ¿qué voy a hacer, sin Enver a mi lado? Iona (la chica) se muestra dispuesta a acompañarme a todos lados. Tengo que comer, pero le digo que creo que puedo bajar al pueblo sola. Vamos allá:

Bajo al pueblo, saltando de piedra en piedra, intentando no perderme en el bosque, y me como una de las mejores comidas de mi vida en una de las muchas terrazas que bordean la playa, es asombroso lo bien que se come en Albania, con ingredientes de primera y recetas albanesas, italianas, griegas y de todo. Tengo la cabeza como un bombo y ni me entra una cerveza, bebo agua (a veces pasa). Estoy cansadísima. Subo a dormir la siesta,

que ni puedo dormir porque estoy tan agotada y alucinada, y pendiente de que venga Iona para vaciar la lavadora y llevarme a la playa. Por suerte, nada más tumbarme aparece, vacía la lavadora pero no me lleva a la playa, le digo que no hace falta que me acompañe, puedo ir sola, creo que es un alivio para las dos, es muy simpática pero no sé de qué hablaría en la playa toda la tarde con ella, así puedo dormir tranquila (pero no puedo) (pero da igual), descanso,

(esto es el salón de la casa),

un poco más tarde bajo al pueblo para mironearlo e investigar y ver lo que hay (definitivamente no hay nada, es un espanto), y estar en la playa un ratito.

Pues eso, Himara es un pueblo de pocas calles, desmoronándose y construyéndose por partes iguales, sin infraestructuras, totalmente sin tocar por el turismo de fuera, pero sí con sus anuncios de Vodafone y su música de discoteca (pumba pumba) que emana a todo volumen de un chiringuito en la arena. Estos son los edificios que hay en primera línea de playa:

también estos:

Es muy surrealista. Hasta la playa es surrealista:

Y la zona, cuando te das un paseo, es extraña: una mezcla de casas abandonadas a pie de playa, otras despedazadas en algún motín histórico, antenas parabólicas, obras sin terminar, cimientos olvidados, hierros que salen del suelo, alguna construcción de lujo con paneles solares, bares, cientos de ellos, tienduchas, úy, ¡mira el jefe de policía!, nos saludamos efusivamente, yo voy por la calle y él está... en un bar tomando algo con los colegas...

Pero hay que ir con mucho cuidado, soy la cenicientas de Himara y no se me puede hacer de noche, voy munida de mi linterna por si acaso pero no me gustaría tener que subir por esa montaña por la noche, por lo visto hay otro acceso, una carretera o algo que debe de estar detrás de la casa de la familia, que está detrás de la mía, subiendo la montaña un poco más, pero no sé dónde está, debe de estar lejos y además ¿cómo la encuentro?, ¿cómo pregunto? Se me está yendo la luz, compro dos o tres cosillas en una tienda y subo enérgicamente por el peñasco, dejando el pueblo abajo con sus escombros y su pumba pumba,

De vuelta en la casucha, me siento un ratito en el patio escribiendo el diario hasta que se va la luz del todo y luego ceno pobremente, sentada en el sofá a la luz de la bombilla pelada del pasillo (porque la bombilla pelada del salón no funciona). El crepúsculo también trae otra cosa, oigo unos cencerros, ¿esto qué será?, cuando miro fuera alguien está trayendo cabras, que deja en el claro delante de mi jardín, allí están, rodeando mi casa, subiéndose a las rocas y diciendo beee beee, pues mira, algo de compañía tengo para mi (primera y) última noche en Himara (eso y el pumba pumba que se oye desde la playa y no me deja dormir.) Quiero salir de aquí. No pasa nada, mañana a primera hora salgo, Iona viene a recogerme y llevarme donde el autobús a las 9, mañana voy a Saranda y sólo puedo pensar en el buen hotel donde voy a ir, la normalidad, mañana, ¿sí?, sí, por favor.............

.

Etiquetas: ,




3 Comentarios

lunes, 1 de septiembre de 2008

 
Albania (3): de Vlora a Himara, por el camino más dificil

Me levanto el jueves por la mañana con un pensamiento (un pensamiento, no una preocupación: es lo que hay), que tengo que conseguir primero un autobús que me lleve a Himara, y luego, cuando llegue a Himara un hotel, porque no tengo hotel, y eso puede ser complicado.
.
Me atrevo con el autobús local (el de las sardinas) para llegar a la "estación de autobuses" de Vlora, que en este caso no es ni un descampado ni siquiera, no es nada, porque simplemente no hay, me encamino al sitio donde el autobús de Tirana me dejó hace dos días, que es de donde digo yo que podría salir. En el sardinabús (que esta mañana tiene pocas sardinas) me lío en conversaciones primero con el cobrador y luego con un chico con gafas de sol que habla muy bien italiano y que me dice que el autobús de Himara/Saranda no sale de donde digo yo sino un sitio al otro lado de la calle, y después de charlar un ratito me dice, si vas a Porto Palermo (pequeño destino entre Himara y Saranda), vete al Restaurante Porto Palermo, es mío, y diles que eres amiga de Tony, ¡te invitarán! Qué simpático, pienso, soy la amiga de Tony, y me bajo del autobús. Me coloco en el sitio que dice Tony y me dispongo a esperar que pase algún vehículo con destino Himara-Saranda. Son las 9'15 de la mañana. Hay un destartalado letrero que algún día debió de poner "Autobus Vlora-Saranda", yo tengo informaciones que sale sobre las 10, "vendrá a las 10" pienso,"soy la amiga de Tony, todo saldrá bien." Un señor vendedor con un puestecito a pie de calle me confirma que el bus sale de ahi. Un poco más adelante. Ahora toca sentarme sobre la maleta y esperar, cosa que hago, durante bastante tiempo.
.
A las 9.45 un bus que parece que pone Saranda, pero no tengo la seguridad, llega en una nube de polvo y sale pitando ... desde el otro lado de la calle. No sé si ponía Saranda realmente y no me daba tiempo ir a investigar, no lo podría haber cogido. Sigo esperando.
.
A las 9.55 dos señores se bajan de un ruinoso Mercedes al verme sentada en mi maleta y me preguntan si voy a Fier, que me llevan si quiero, pero no voy a Fier, voy a Himara. Había oído que pasaban cosas así en Albania. Y que te puedes fiar, que es normal. Hay que ver, pienso, esto es como cuando tenía 20 años y hacía autoestop. Y encuentro que me gusta la situación, aventurera y posiblemente arriesgada, igual que entonces, y la verdad es que me quedé con las ganas de que me llevaran a Fier en su desastre de Mercedes. (Habría sido una experiencia.) Y hay que ver, pienso también, que en una situación como esta te pones en manos de cualquiera. Y no sé qué va a pasar y siento que me voy a poner en manos de cualquiera. Pero lo que no quiero hacer es ponerme en manos de un hotelero de Vlora. Tengo que salir de aqui. Tengo que llegar a Himara hoy. Sigo sentada en la maleta, echándome a un lado periódicamente cuando algún Mercedes quiere aparcar. Pienso, si llegan las 10.30 y no aparece este autobús, voy a empezar a pedirles presupuesto a los taxistas. No será la primera vez que alguien haga eso en Albania. Estoy dispuesta a esperar, o a pagar, pero quiero salir de aquí.
.
A las 10.25 oigo una voz que dice "¿Taxi?" y me doy la vuelta. Explico a grandes rasgos (los que me permite mi albanés) que es que me quiero ir a Himara, pero que no viene el autobús, y que cuánto sería... el taxista amablemente me dice que 6000 leke, 50 euros, me hace la conversión y teclea todas las cifras en su teléfono móvil para que no haya duda.
.
En la situación en la que estoy, me parece una ganga. Me voy con él.
El taxista, que se llama Enver, es genial. Al principio del viaje parece que va a confirmar todo lo que había leído sobre los conductores albaneses, conduce como los demonios, hay un mega-atasco para salir de Vlora pero no hay problema, s'ka problem, él va alegremente por el otro lado de la calle adelantando a todos hasta que salgamos de la ciudad, ea, bien, y qué bonitas las playas, qué bonito el mar, qué oscuro el túnel, qué malo el tráfico, me doy cuenta de que sé hablar albanés.
Menos mal, porque Enver no habla otra cosa.
El paisaje entre Vlora y Himara es precioso. Las montañas son impresionantes. Ah, y también es un poco impresionante el roto del parabrisas ¿verdad? pero claro, si sólo está en el lado del pasajero no afecta nada... le pregunté a Enver si ha tenido algún accidente, pero no, dice que es por un bache que pilló en una calle del centro. Y me lo creo!!

En un pueblito un señor mayor a pie de carretera agita los brazos desesperadamente cuando ve el taxi, y Enver me dice que si me importa que lo recojamos, claro que no.

El señor mayor me supone un alivio porque ahora ellos dos pueden hablar normal un rato y yo puedo descansar y dejar el diccionario de lado un momento, le pido si le puedo hacer una foto y se siente todo orgulloso, además saca un recorte de prensa donde sale una foto suya con el alcalde o algo, la llevaría siempre con él, pero no entiendo lo que pone el titular. Se baja en una venta que hay en un parque nacional, Enver consigue sacarle unas monedas pero está un poco cabreado porque por lo visto el individuo quería pagarle con una cerveza en el bar, jajaja. Este parque nacional (me explica Enver) es famoso por la calidad de su agua, y paramos para tomar agua (el taxi, primero, y luego nosotros).
.
Es un entorno precioso, el parque tiene un bareto con mesas entre los árboles, y vistas, la camarera me trae un vaso de agua buenísima pero de repente el agua se convierte en cerveza, o sea que nos tomamos una cerveza sentados en una de las mesas. Y la cerveza (Tirana, de producción nacional) está igual de buena que el agua, vamos, que prefiero la cerveza. "¡Vámonos!" dice Enver de repente, y nos terminamos la cerveza en el taxi.

El viaje es divertidísimo. Ah, se me olvidó deciros que al final Enver sí conducía bien, son carreteras malas pero en cuanto salimos de los atascos de la ciudad ya no iba como un loco. Eso sí, que comparte la típica despreocupación que tienen los albaneses por dejar basura por todo su paisaje, abre la ventanilla y tira la botella de cerveza... y no entiende bien mis gritos de horror... pero luego cuando ve una papelera campestre a pie de carretera (y que vaciarían una vez cada cinco años o algo así) para el coche para que yo pueda tirar la mía... Resultó que nació en el mismo año que yo, motivo de mucha alegría, y le explico (bueno le intento explicar, porque es un poco dificil si no sabes el tiempo pasado) (ni el presente, la verdad sea dicha) que un año en Sevilla hice una fiesta para toda la gente nacida en el mismo año... que él podría haber venido... pues nada, un viaje muy divertido, y los paisajes estupendos:
(y aquella banda blanca que se ve en la distancia en la segunda foto es la playa).
.
A la altura de Dhermi (otro pueblecito costero interesante) adelantamos al autobús que yo ví cuando estaba en la supuesta parada hace dos horas. Y sí ponía Saranda. Hay que ver, Tony y el vendedor.... Pero me alegro de que no lo haya cogido. Me gusta más este viaje. Sí.
.
Nos acercamos ya a Himara, y le explico mi problema, que no tengo hotel. Que había intentado reservar uno desde España, pero que era imposible.... úf, dice Enver (o algún equivalente en albanés), eso sí que es un problema. Me da algún número de teléfono, que llamo, pero que no funciona (eso también es normal en Albania), sugiere llevarme a otro pueblo costero que no sea Himara, que puede ser más fácil encontrar algo, pero para mí tiene que ser Himara porque el día siguiente tengo que ir en autobús desde allí a Saranda... pero el tema del hotel es muy dificil. Me estoy preparando para dormir en un búnker. Pero "Ah", dice Enver, "tengo una idea......................"
.
(El post se está haciendo un poco largo así que .... seguiré en otro post, dentro de muy pocos días. El próximo episodio será: "Albania (4): Himara, una noche entre cabras."
.

Etiquetas: ,




3 Comentarios



This page is powered by Blogger.