Ayer pasé la tarde en una tienda de artículos de broma, bueno, no, la tarde no, unos 10 minutos, pero si no exagero no estoy a gusto. Estaba buscando patillas y barbas tipo años 70 para mi teatro, y era dificil encontrar algo porque todo estaba lleno de cosas de Halloween, asquerosa importación americana que no pinta nada en Sevilla por cierto, aunque sí me gustaron unas velitas con forma de calavera (ui me voy a tomar otra cerveza), había como una fila de ellas y eran muy pequeñitas y muy lindas, igual me las compro para iluminar esas noches románticas (ya me veo quedándome sola rápidamente, con mis calaveras) o para cuando haya un corte de luz (ya estoy sin agua caliente, una pregunta, si se te rompe el termo ¿a quién hay que llamar?, ¿a un fontanero o a un electricista?, y mientras tanto no llamo a nadie).
Pues que eso, que al salir de la tienda de artículos de broma (ayer) me meto en un todo a cien y veo la escoba más bonita y más folclórica, blanca con lunares rojos, oh, ¡para mí! Con una escoba así me podrían entrar ganas de limpiar... Así que la compré y la llevé a un bar, estábamos mi amiga Pastora, la escoba y yo (y una docena de conocidos nuestros que salían de una conferencia literaria). Y luego me voy para mi casa, con la escoba, y me entraron unas ganas locas de montarme encima y volver a casa volando. Pero muchísimas ganas, casi no podía reprimirlas y sí, en algunos momentos cuando no había muchos transeúntes me subía encima de la escoba, y me parecía que estaba a un paso de salir volando, pensaba, no, aquí no porque no hay sitio para coger vuelo (Los Remedios es un barrio de pisos altos, años setenta), hay que buscar el sitio justo, aquí no porque hay el rótulo de una tienda y voy a chocar, sería subir demasiado en vertical. O sea que para despegar primero hay que colocarte en medio de la calle, justo en medio porque si intentas despegar desde la acera vas mal, colisionas con los edificios, hay que despegar desde un sitio despejado, el despegue tiene que ser suave, aprovechando las corrientes de aire. Pero luego cuando sales del suelo, cuando ya estás en el aire es una sensación increible, da un poco de miedo porque tienes que ir muy concentrada entre los edificios, además hay que buscar el equilibrio y agarrarte muy fuerte, yo por lo menos porque soy principiante, cogía la escoba muy fuerte con las dos manos e iba casi con la cara pegada a ella porque tenía un poco de miedo, pero la sensación que te da es tan única que merece la pena, hay que sobreponerte al miedo, veo mis propios pies en el aire debajo de mi y da una sensación en el estómago y en la cabeza al mismo tiempo y una risa espontánea cuando te ves en el aire y las ventanas de los edificios a tu lado..... hay que hacerlo, tenéis que hacerlo, ahora sí el aterrizaje es más complicado, haces con las piernas como que vas a correr muy rápido pero no puedes y te caes, las manos en el asfalto, la frente, en el asfalto, y te ven allí y se creen que eres una borracha más......
Los lunares rojos sobre fondo blanco. Eso. empollado y puesto por
Pau
21:44
Soñé que como hacía dos semanas que no entraba en el blog, se me cambió toda la plantilla y se llenó la página de dibujos horteras y no podía volver a cambiarlos, y digo voy a volver a entrar en el blog.
Tomo cervecitas todos los días, después de los ensayos, tomo dos cervecitas, o tres, o cuatro, o cinco, y luego me llego a casa y me tomo un vaso de agua, o dos, o tres, o cuatro vasos de agua. Sigo tomando cervecitas cuando no hay ensayos, hoy me he tomado tres, y un café, y Pastora y yo hemos decidido (o nos hemos reafirmado en nuestra decisión de) ir a Dublín a dar una vuelta por los pubs. Y yo cuando acabe el teatro me voy a alguna parte, yo sola, pero no le voy a decir a nadie dónde, ni cuándo, me voy a ir simplemente, y luego volveré y todo será como antes.
Hoy me siento humana, sensual, amable.
Hoy me siento como antes.
Me gusta leer en mi diario mis viajes a Sheffield y a Palma de Mallorca, un día los contaré aquí porque merecen estar aquí. Can Pastilla, Son Sardina (o sea que estás en una playa como sardinas rodeada de pastilleros), el trenecito a Sóller, el hotel cutre, (acabo de entrar un bicho ENORME en mi salón volando por la puerta-ventana pero será inteligente porque ha vuelto a salir, qué alivio), el calor después del frío intenso de Sheffield y de Leeds, Palma, ciudad oscura y catalana, preciosa, me encantó aunque me recordaba Barcelona de sobremanera. Me pasé mucho tiempo buscando una tienda que me vendiera un bolígrafo para poder escribir el diario pero bueno. Total que somos seres humanos y nos olvidamos de cosas al salir del hotel.
Como que hoy me sale la sonrisa natural. Creando atrezzo para mi teatro, pastel combustible de cumpleaños, sofá virtual, rata, ratón, semáforo y más cosas, muy artístico todo y las manualidades relajan, me gustan los fines de semana (por fin).