Pesadillas varias (para romper la monotonía de cervecitas y diversión, ya sabes).
Me iba de fin de semana con una amiga pero la amiga decide que no nos vamos de fin de semana y me siento bien colgá, porque yo me iría sola, pero no me quiero ir sola, y además dónde voy, y preocupaciones así. Tengo un disgusto.
Y no ayuda nada el hecho de que me ataque un insecto gigante, además me ataca dos veces, y me impide tomar el sol en mi propia terraza, que de repente pasa a ser la terraza del insecto gigante, hay que jorobarse. Era un insecto de estos que se parecen a los helicópteros, no sé cómo se llaman (y no voy a ponerme a buscar en los Google Imagenes para comprobarlo, qué asco), tipo Metamorfosis total, y que tienen una cara muy expresiva, muy visible, allí estaba, mirándome, el tío, yo veía perfectamente como me estaba observando, y vice versa. Pues primero estaba limpiando la terraza, con Metamorfosis allí parado, inmóvil, y limpio alrededor de él (pero dejando un margen como de dos metros en todas las direcciones, o sea que me quedaba muy poca terraza que podía limpiar). Así que muevo la tumbona para asustarle, así se irá, pienso, tonta de mí, y ¿qué hace Metamorfosis? Pues Metamorfosis sale disparado pero hacia mí y me da en todos los morros, eso es lo que pasa. Y pego unos gritos terribles (como los gritos de alarma anti-cucaracha, de antes, porque afortunadamente hace años que no veo una cucaracha en mi casa), y luego pienso, ¡cierra la boca, idiota, cierra la boca! porque si encima entra ahi, que es capaz, imagínate, y cierro el pico y me meto dentro de casa de un salto.
Después de unos cobardes intentos de espantarlo con un palo (pero yo detrás de la ventana, con la ventana cerrada, sólo sacando el brazo, no me digas que no soy ridícula), al cabo de un buen rato salgo a ver si se ha marchado. Con muchísimo cuidado abro la puerta de la terraza.... ¡¡¡y nada más poner un pie fuera lo tengo en los morros otra vez!!! Otro terrible griterío, cierro dando un ventanazo y tengo que reconocer que soy tan cobarde que ya no puedo tomar el sol, que todo el fin de semana está resultando ser una mierda.
Después de atacarme la segunda vez se fue, a atacar a otros vecinos seguramente, pero me pregunto porqué los humanos somos tan miedicas con los insectos (digo los humanos para escudarme detrás de ellos), huimos taquicárdicos cada vez que vemos un bicho de unos diez centímetros de largo (en este caso) (bueno, no es tan pequeño, ¿no?), o de cinco, o de dos, o de uno. El miedo es tan relativo, yo no tengo miedo de, pongamos un ejemplo, recorrer Albania sola, pero si me encuentro con una polilla o un gusanito bloqueandome el camino me quedo paralizada de terror. Bueno, son dos cosas diferentes (Albania y la polilla).
Luego el domingo me iba al Puerto con Catt y familia para un poco de playita pero tuve que renunciar entre truenos, relámpagos, diluvios y aludes de barro y tal. Vaya. Me apetecía un poco de playa. Es mi último fin de semana. El viernes vuelvo a la pesadilla de mi madre, que sigue muy enferma, incluso está peor (mi hermano se ha ocupado todo este tiempo, no le ha importado, y cuanto se lo agradezco). El viernes empieza el invierno para mí, el panorama no es nada positivo. Esta vez al menos tendremos internet. Voy un poco más preparada, pero no sé realmente qué me espera, será muy duro pero voy a intentar quejarme menos. Si consigo no preocuparme (y lo consigo, porque preocuparse no sirve para nada si no puedes cambiar nada, es mi teoría) conseguiré no quejarme, digo yo. Aunque estas cosas también son todas relativas. empollado y puesto por
Pau
21:14