Ah, sí, aterida de frío en la estación de Lyon, o algo así.
Pues llegué a Toulon y aquí hay una parte un poco confusa, o más bien yo estoy un poco confundida leyéndola, porque no comprendo bien porqué me comportaba de esa manera, que por qué yo tenía que ser tan jodidamente independiente todo el tiempo. Al llegar a Toulon lo lógico hubiera sido arrojarme a los brazos protectores de Philippe, ¿no os parece? y decirle, cariño, he cruzado dos grandes países de cabo a rabo en autoestop para verte, ¿no es maravilloso? pero qué va, primero me pasé un día, o una noche, o no sé qué historia en el Foyer de la Jeunesse viendo a mis antiguas amigas e incluso fui a la universidad a ver a no sé quienes, vete a saber porqué, sólo pongo que me llevó un tío en su coche y que me decía todo el tiempo que estaría encantado de tomar un "pot" conmigo ... bueno, yo creo que en el fondo hice lo del Foyer de la Jeunesse porque quería pegarme una ducha y lavarme el pelo antes de que nos viéramos, creo que con la pinta que tendría yo después de dos días de carretera sin dormir, mis motivos eran más bien terrenales y humanos (y tendría ganas de cagar, je). Pero así fue y después tuvimos una hermosa reunión y fuimos muy felices esa semana.
Nos fuimos a la casa donde vivía con su madre, su tía y su hermana, una casa enorme en un pueblito, con muchas habitaciones y recovecos, muy antigua, de "antes de la revolución". Allí me pasé la semana, sintiéndome como digo en mi diario "como una más de la familia, aunque no sabía si llamarles "tu" o "vous", y ostias, toda la comida que me dieron ...." (se ve que pasaba hambre, joé, las penurias de esa época también es algo que llama la atención).
Pero había un pequeño problema.
El frío.
Jooooéééée, yo no sé qué pasó ese año pero era como el récord mundial de la congelación en vida, "vraiment bizarre" como decían ellos, y lo primero que pasó era que se jodió toda la calefacción y el agua caliente en esa casa tan antigua y .. bueno, pa calefacción estaba Philippe, lo sé, pero .... Philippe estaba muerto de frío también. "Qué bonito", escribí, "anoche durmimos con toda la ropa puesta, los abrigos también"... y en un momento confieso a mi diario mi gran preocupación por si estoy "cegada por la aparición más sexualmente atractiva que te podrías imaginar .. es que eso en una relación estorba". No fuera a ser yo una depravada, o algo así .... cosas de la edad. Ahora no me importa. Bueno, no había peligro de dejarme cegar por el sexo, con esas temperaturas creo que muy pocas veces progresamos más allá de más pura amistad, joé, es que con los abrigos abotonaos hasta arriba .... Philippe era un tío definitivamente buenorro pero ... no, no era lo único en nuestra relación.
Llegó el día de marcharme y me marché, seguía tan jodidamente independiente como siempre, ni le echaba de menos. Todo me parecía muy bien, un hermosísimo recuerdo, una relación imposible por la distancia, y yo después de todo no quería novio, yo lo que más quería en mi vida era la libertad.
No tengo recuerdos del viaje en tren de Marsella a Paris (aunque sé que no he conseguido pegar ojo en un tren litera en mi vida, así que supongo que no dormí nada) pero en París ya saqué el dedo de nuevo, muy temprano por la mañana, antes de que saliera el sol. Y pa'l norte, cada vez más para el norte iba yo, al principio avanzaba bien, tenía grandes esperanzas de coger un ferry a las 12 o algo, pero luego ...
... estaba así, como en la foto, pero luego la nieve empezó a invadirlo todo, veía la nieve apilarse en montones cada vez más grandes a los dos lados de la carretera. Y el viento, sí, porque yo miraba la nieve y la nieve no caía de arriba abajo, sino de izquierda a derecha, y los coches me llevaban distancias cada vez más cortas, y luego todos iban al pueblo más próximo, y luego miro y no hay ni un solo coche en la carretera, solo nieve cayendo en horizontal y montonazos de muerte blanca por todos lados, y semi-oscuridad y silencio, sí, eso quizás era lo peor, ese silencio en plena carretera. Y yo andando en medio de la nada y pensando, llegaré bien, no voy a coger un tren, llegaré en el coche de alguien ... alguien ... optimista hasta los tuétanos, pero luego me di cuenta de mi otro problema, que era justamente mis tuétanos, que se estaban congelando.
Ya me habían hablado de lo que pasa cuando alguien la palma de frío, y me hacía gracia porque ese alguien era yo, y a veces tenía un dolor en las manos y en los pies, pero a la vez era como si todo me diera igual, y lo que realmente me apetecía era tumbarme, sí, tumbarme en la nieve a dormir, tenía un sueño delicioso, una flojera en todo el cuerpo, podría haberme quedado allí, en el barranco, a dormiiiiir..... pero bueno, llegó un coche. Y me subí y me vino un dolor insoportable en las manos, y no sabía qué hacer, no podía gritar porque me daba cosa por el pobre tío del coche, imagínate que se sube una autoestopista a tu coche y de repente empieza a chillar como un cerdo degollado. Vale, no gritaré, pensaba, pero es que tenía la cara completamente descompuesta y al final metí la cabeza entera dentro de la bolsa que llevaba para poder descuajaringarla como a mí me apetecía ... madre mía. Me dejó en un pueblo y ya le decía, ¿no hay estación de trenes por aquí?, ya había dicho adiós a mi autosuficiencia y a mi autoestop, ya sólo quería coger un tren o lo que fuera ... pero en ese pueblo no había estación, y a ver si iba alguien a Amiens, sí, Amiens era donde yo tenía que ir, me acabo de acordar.
Pues allí me dejó, a la salida del pueblo, a ver si alguien iba a Amiens. Y tendría yo una pinta tan lastimosa que una mujer que venía en su coche me vió y me dijo, pero hija, vente conmigo, y me llevó a su casa, y me dijo, yo te buscaré a alguien que te lleve a Amiens, y efectivamente me buscó a alguien. Sí, me llevó a su casa, me dió de beber, de comer, toalla seca, calor, y me hizo una foto con su hija pequeña. Y unas horas después el maestro del colegio me llevó a Amiens en su coche y de allí cogí el tren a Calais, a Dunkerque, o a Dieppe, eso no lo recuerdo, y tuve mucha suerte y cogí el barco porque todos los barcos iban tan superretrasados como yo y luego no lo sé, no me acuerdo.
Y llegué finalmente a mi casa, sí, la aventurera llegó a su casa, increible pero cierto, y todo el viaje creo que lo hice para ponerme a prueba y para ver si podía. Y claro que podía. Y no sé si esa semana toqué techo o fondo en mi vida, o qué es lo que hice exactamente, pero sé que conseguí lo que quería. Y lo tengo todavía, está aquí, míralo, es el recuerdo. Aquí está.