Ah, pues el primer Jueves Cultural de la temporada ha ido muy bien.
Lo nunca visto, llegué la primera, sí, ¡yo la primera! a la inauguración del tal Manolo, que luego resultó ser la inauguración del tal Manolo y de 41 personas más, sí, una colectiva de fotografías y pinturas de paisajes, no de pintura abstracta como yo pensaba. Me encontré con algunos colegas de la profesión y les parecía bastante divertido que yo estuviera en la inauguración pero sin ni idea de lo que se inauguraba allí, ni de quién exponía. Mis nerviosas miradas en todas direcciones dejaba claro que había venido más bien en busca de copitas y de canapés, pero de eso ni rastro. Ya llegaron, pero después de una buena espera pasando hambre y sed, sed sobre todo.
Al final me encontré con varios colegas de mi antigua profesión, y estuvo bien poder saludarles y preguntar por sus exposiciones sin tener que preocuparme por las mías, yo ahora siempre contesto con la misma frase cuando me preguntan: "No tengo nada, a ver si monto algo, ya te avisaría". Es pura fabricación, no tengo ninguna intención de "montar" nada, ni montar ni cabalgar ni trepar ni nada, mis jineteos en el mundo del arte forman parte del pasado ahora mismo. Pero ya sabéis, a ver si monto algo un día de estos. Ya os avisaría.
Llegaron un total de cinco culturaleros más y nos fuimos a un bar a hacer lo que mejor hacemos. Siempre llevo la cámara a los jueves culturales, pero como estoy a punto de comprar una cámara digital (¿alguien me puede recomendar alguna que cueste unos 200 euros y que sea de buena marca?) pero no la he comprado, estábamos sin cámara y para la imagen del día tuve que dibujarnos. Mucho más divertido que hacer la foto, y no menos realista ... bueno, con un poco de licencia artística porque dibujo fatal y faltaban y sobraban cosas por todos lados: barbillas, manos, tetas, orejas, cinturas ... la que peor me salió fue Catt, la pobre, porque ella fue la primera que dibujé y estaba fría todavía, y los que mejor me salieron, pues Marcos, al que le quité veinte años de un plumazo, y yo misma, porque .... pues claro que sí. Dibujando a una misma no se andan con tonterías, no señor. Si ellos quieren salir más despampanantes en los dibujos que se dibujen a si mismos.
Después de varias copas en el bar y de escuchar todos los relatos veraniegos de todo el mundo y reirnos de muchas cosas, los seis nos subimos al coche de Raquel y ella se dispuso a repartirnos por toda Sevilla. Seis no caben en un coche, lo sé, bueno sí caben, claro que caben, y yo estaba muy contenta de demostrar lo fácil y cómodo que es ir dispuesta horizontalmente en el asiento de atrás, encima de los demás como un fardo empaquetao, hubiera sido muy bonito mirar las estrellas y las copas de los árboles tranquilamente todo el viaje si no fuera porque una de las señoritas jueveras viéndome tan inmovilizada e indefensa insistía en levantarme las faldas y preguntarme donde compraba mis bragas ("¿En Inglaterra? ¿En Portugal?" "¡Noooo! ¡En Sevilla! ¡En la Calle Sierpes, deja de levantarme la falda, tía!") y esto entre muchos gritos y alborotos y bueno, todo lo que sería normal en una reunión de personas instruidas en misión de satisfacer sus inquietudes culturales.
Llegué a casa a muy buena hora y como era temprano todavía me metí en Internet a ver quién andaba por el Messenger (y hablé con dos amigos blogueros, sí, hay asín de gente en el Messenger a la una y media de la mañana). Aunque es un pelín arriesgado navegar cuando estás borracho (como fue mi caso) porque a raiz de las conversaciones te metes en sitios raros e incluso dejas comentarios que a la mañana siguiente quisieras borrar (bueno, ya lo borrará Borjamari). Después de más amables conversaciones me retiré a la cama a leer otro más de mis antiguos diarios ... qué bueno, yo seguía en el tercer curso de la universidad y sí que fue el mejor año de mi vida, antes de que se me fue la olla vamos, divertidísimo, me retorcía y me partía de la risa de tal manera que le daba a la pared con los pies por encima de la cabeza, como en los dibujos animados, y los vecinos habrán pensado que ... estaba en el tercer curso de la universidad y disfrutando del mejor año de mi vida, que efectivamente es donde estaba.