Pues vaya, otro ataque de borracheras anoche.
Hay que ver, no sé qué me pasa últimamente.
Primero fui a la inauguración de María, una colectiva de acuarelas en una galería en el barrio de Santa Cruz, hasta aquí todo normal y decente ¿no? ¿cómo puedo yo convertir eso en una orgía de alcohol duro y desenfrenos de todo tipo? Pues allí tomando los vinitos de la inauguración y los canapés y eso y llegaron Pastora y Maria José y fuimos con Miguel a la galería de fotografía Cobertura, donde yo voy a hacer la proyección de los maniquíes, y así Miguel me presentó a Alberto que es quien lleva todo el tinglado y yo tenía ganas de conocerlo. Pues qué guay el sitio, acababa de haber otra proyección, de un fotógrafo italiano, llegamos tarde para ver la proyección (yo siempre tarde pató) pero aquello estaba lleno de gente de fotografía y yo conocía a montones de gentes y conocí a montones más, me encantaba el sitio. Y más vinitos, y cervecitas, porque había una mesa llena de alcohol y yo estaba al lado de esa mesa, y fue inevitable ponerme completamente peo con toda la alegría del mundo, jó, cuando empiezo no puedo parar. De allí fuimos a Triana, Miguel me llevó sentada en la barra de la bici y claro nosotros llegamos los primeros porque los demás venían todos andando, y claro, eso significa tiempo para otra cerveza más hasta que llegaban ellos. Ya a estas alturas todo el mundo estaba bastante trompa, yo entre ellos, claro, yo estaba convencida de que el fotógrafo italiano era el fotógrafo inglés de la semana pasada y le solté un rollo en inglés hasta que empezaba a ver que no se enteraba de nada porque no era el fotógrafo inglés sino el fotógrafo italiano, y después (o antes) estuve hablando con uno que le pregunté cuatro veces cómo se llamaba y cada vez que me contestaba le decía, ostias, es verdad, te lo acabo de preguntar, bueno, después de esas cervecitas nos fuimos a una terraza al lado del río y yo no podía más y pedí una coca-cola, pero la mala suerte quiso que estuviera sentada al lado de Miguel con su ron con coca-cola y las dos coca-colas parecían iguales y yo bebía alegremente de cualquiera de las dos, creo que casi siempre de la suya. Pues menuda tranca cogimos todos, jó, y luego hala, otra vez salté a la barra de la bici de Miguel y me llevó a mi casa, no sé cómo conseguimos llegar vivos porque aquello debía de parecer un ataque suicida con un par de kamikazes montado encima de un vehículo cargado de explosivos, y yo gritando todo el rato "¡¡Aaaaaa que me duele el cuuulooooooo!!"
Bueno, la cosa es que llegué (relativamente) sana y (relativamente) salva a mi casa, me senté en el sofá y no me dió tiempo ni de poner la tele a ver documentales (dos a la vez siempre a esa hora, uno con cada ojo) ni a beber mis tres vasos de agua, la cosa es que de repente me desperté y era de día ya, y yo sentada en el sofá, y digo bueno, me voy a la cama porque en realidad debería levantarme a las 8 pero es que ya eran las 8, y digo, bueno, pues no me levantaré a las 8 entonces, me levantaré a las 11, o me levantaré cuando Dios quiera, porque no tenía trabajo ni ná, últimamente los de mi empresa parece que me quieren matar de hambre y puedo tomar estas libertades.
A las 11.30 me levanté y recibí una traducción urgente que me habían mandado a las 8.40.
Hice la traducción (que no sería tan urgente), eché el pato y me acosté otra vez.
Ahora (8 de la tarde) me siento algo mejor. Hoy es jueves cultural.
Las otras noticias del día son que mi hermana Lumière ha empezado un blog (le pongo un link aquí a la izquierda) y que Virgen y Furioso me ha puesto en su Messenger, qué guay, mencantaría hablar con él algún día. Tiene mucho arte, da gusto leerle sólo por leerle y además te hartas de reir (toda la gente que pongo aquí en "Blogs que me gustan" me han hecho soltar carcajadas, ¡si no no los pongo, es un requisito!), leete alguno de sus archivos, son buenísimos. Esto de los hombres que escriben diarios me encanta porque yo siempre pensaba que era algo más bien femenino, que las chicas escribimos diarios pero los chicos no, pero curiosamente veo que hay muchos más blogs de hombres que de mujeres. Anoche pude ver un diario de un chico (pero uno de verdad, cuadernos llenos de una letra muy pequeñita), que se llama Rodrigo y ya me había comentado que escribía un diario y yo me acordaba de eso porque pienso que los diaristas debemos formar una piña, pues eso, lo vi, ¡pero no os voy a contar qué ponía! Me gustaría saber de más gente que escribe un diario, y si alguien lo usa como yo, para meterse con todo el mundo cuando no se pueden defender. empollado y puesto por
Pau
20:20