Sí, lectores, ya se me pasaron las borracherassss ...
Un momento, estoy escuchando un disco de ñoñi-pop ruso que como os podéis imaginar me está desconcentrando bastante, voy a quitarlo .....
Me encanta el pop ruso, pero me chupa el intelecto.
Bueno, me han dado una patada en el culo y me han botado a donde la normalidad.
Yo quería seguir viviendo lo anormal, porque estaba bien, sin comer, sin dormir, alucinando con conversaciones surrealistas y escribiendo sevillanas necrófilas. Pero no me han dejado, así que, aquí estoy, dentro de la realidad, hola.
Tengo visita, pero no lo sé, porque la visita se ha ido a dar una vuelta llevándose todas sus cosas consigo, quizás no vuelva.
Es que todavía no sabe en casa de cuál de sus tres amigas se va a quedar esta noche.
Bueno, a mí me da igual ganar o perder esta batalla, ya le he dicho que se puede quedar aquí si quiere, pero que no perderé horas de sueño si no lo hace.
Yo siempre me alegro de verlo.
Se llama Eduardo y si alguna vez habéis hojeado El País por la sección de Andalucía y os habéis fijado en unos retratos de la Teófila Martínez donde tiene una joven y despampanante belleza natural, pues suyas son, se dedica a eso, a mejorar a Teófila. Tiene otras fotos que siempre tienen un estilo y una línea muy especial, muy suya, yo sé que son fotos suyas cuando las veo, tienen como una diagonal pero no es una diagonal, es un bisector pero no centrado, un semiplano interior que descompone a un diedro en otros 2 ligeramente desiguales, y siempre hay una pequeña persona, un árbol, mucho espacio ... no sé explicarlo pero así son sus fotos en El País. Me gustan mucho.
Oye, lo del semiplano interior que descompone a un diedro es de broma ¿eh?, lo copié de una página en Internet. Me apetecía decir algo absurdo a ver si colaba.
¿Os gusta la foto que he pegado arriba? Es del otro día cuando fuimos mi Hermana Lumière y yo a La Peseta. Pues yo no me acuerdo de haber salido de casa desnuda, pero en este foto no veo ni rastro de ropa en mi persona. Además me parezco extrañamente a alguien de Operación Triunfo, no sé cuál de ellas. O a un mejunje de todas (pero con el doble de años, claro). Las velitas piel de animal son chulísimas ¿verdad? Son de puro adorno (como el filósofo), arden 5 ó 10 minutos y luego el propio liquidillo que sueltan las apaga. Pero nos han gustado mucho a nosotras y al camarero. (Nota para Carmen: Carmen, a mí no me gusta el camarero, ¡para nada! Me gusta el farmaceútico de enfrente).
Y ahora es cuando todo el cansancio, y toda la resaca, y todo el hambre de ayer de repente aparece y empieza a devorarme desde dentro. Creo que estoy hecha polvo, necesito descansar.
Hablando de extrañas imágenes esta mañana voy al blog de Diego y veo que me ha sacado a mí en tamaño mural, ohú, joé, soy su chica del día ..... pero oye Diego, ahora todos van a pensar que soy tu amante o algo ...... bueno, yo sé que ha pegado mi foto allí porque estaba pensando en mí, por una cosa, y claro, mejor que escribir todo el bochornoso culebrón que nos acaba de pasar, que nos está pasando, ha preferido decirlo en una palabra, y la palabra es la foto. Y bueno, aunque la foto me resulta un pelín extraña (o yo me resulto extraña), estoy contenta porque creo que aguanto bastante bien la prueba del primer plano en colosales proporciones a millones de píxeles, la prueba de la epidermis y de los pelos en la nariz.
Pero jó, es que parece que todos los días Diego me tiene un gran susto preparado. ¿Esto dónde acabará?
La cosa es que, y por pura casualidad por lo visto, porque Sevilla definitivamente NO es un pañuelo, que resulta que el nuevo novio de la ex-novia de él, pues resulta que es mi ex-novio.
Tiene c*****s la cosa, ¿no crees?
Pues casi me da un patatús cuando lo leo en el blog ayer por la mañana, me duró una media hora aproximadamente el patatús, qué bomba, joé, y lo pasé un poco mal en un momento, pero ahora estoy plenamente recuperada de ese patatús (hasta el próximo, seguramente). Ya no pienso en eso, joé, que sean felices, que seamos felices todos, ¿no? Eso sí, que aunque después de la media hora me sentía bien, no pude comer en todo el día. Desayuné a las 7 de la tarde, y después a eso de las 11 de la noche me tomé una larga hilera de copas de manzanilla y de finosssss, así que un día muy normal no fue.
Ya se me pasó lo de floren, no me veo ya saliendo con él, yo lo único que quiero ahora son mis bragas, y él lo sabe, pero no me las devuelve. Mis bragas y mis otras cositas que tiene, pero para mí todo va resumido en la palabra "bragas", son el símbolo de toda esta aventura. Le digo en mis mensajes que se las puede dejar a Carmen, porque él la ve, pero nada, y me da coraje que no conteste a mis mensajes, porque eso es lo mismo que despreciarte, y ya sé que tiene otras cosas mejores que hacer, pero podría devolverme mis cosas ¿no? Y es que me hacen falta. Mis pendientes verdes, y mi libro, el libro que yo escribí, quiero tenerlo, se lo quiero pasar a más personas que no lo han leido, y quiero que me lo dé.
Y estas cosas, quieras o no, son dolorosas para mí, yo lo pasé mal y quiero terminar con esto, joder.
Pero bueno, eso y otras cosas hablamos mi Hermana Lumière y yo en nuestras seis horas y cuarto de conversación en el Messenger. Es una absoluta barbaridad, lo sé, seis horas hablando por el Messenger, pero ha sido una de las conversaciones mejores y más originales que he tenido nunca (por eso duró seis horas, es que hablamos de cosas interesantísimas), y yo estaba tan rara ayer que necesitaba hablar. Y por fin he arrancado y he dicho toda una serie de cosas que me hacía falta decir porque yo necesitaba ver las cosas claras y despejar esos cielos. Hablé de cosas que parecen mentira, pero que son verdad, y creo que ahora puedo aceptarlas y me he liberado de ellas (ahora las tiene Clumi, ji ji). Bueno, hablamos de miles de cosas, guardé la conversáción y hay 61 páginas de ella. Toma ya, lo sé, pero 6 horas dan para mucho. Seis horas sin parar (sólo parábamos para liar un porro o buscar otra botella de fino, según qué hermana Lumière).
Pues nada, estoy realmente hecha un trapo por la falta de comida, de sueño, las correrías de esta mañana, no, no estoy bien, hoy por lo menos he comido al mediodia.
¿Una ducha será suficiente para devolverme a la vida?
Porque tengo la obligación moral de ir a tomar caracoles con Eduardo y su amiga Pepa (que yo no conozco por cierto). Debo ir.
Me tienen que llamar para decirme dónde es el bar, seguro que me llaman cuando esté en la ducha, ¿qué apuestas?