martes, 22 de abril de 2003

 

Martes 22 Abril 2003
pau365@hotmail.com

Tengo el pelo largo ahora y eso me da una grandísima alegría, oye, cuando me veo en el espejo me recuerdo a cuando tenía 18 años, y a cuando tenía 26 y 28 también, y me encanta. Y con el pelo largo puedes hacer muchas cosas. Puedes ser un inutil adorno en las fiestas y en las discotecas. Puedes experimentar con muchos tipos de peinados y ver como tu pelo se suelta y se cae de todos, ver como es libre. Puedes comer más, porque con el pelo largo pareces más delgada, son las leyes de la óptica. Puedes ponerte una minifalda y ver como tu pelo creciente y tu falda menguante se aproximan pero no se tocan. Puedes darle dos besos a alguien y sentir como le dan los dos besos a tu pelo y no a ti. Puedes ir al baño sólo a peinarte y a mirarte al espejo, que ya tienes excusa.

Cuando hay tantas personas que tienen sus prioridades tan desarregladas y desordenadas, Pastora es una persona que tiene todas sus prioridades justamente en el orden en el que deben estar, así, tan naturalmente, tan lógicamente, sin forzarlas de sitio, sin presumir de nada, sin cuestionarlo ni siquiera. A ella le parece normal. A mí me parece admirable.
Y pienso que yo siempre seré un desastre.
No, un desastre no, no soy un desastre exactamente, yo soy .... otra cosa.
Yo pongo las zapatos por encima de la espiritualidad, los peinados por delante de los ideales políticos, le doy más importancia a la coherencia entre mi chaqueta y mis pendientes a mi coherencia lingüistica, profesional y como artista.
Yo hablo seis idiomas, y todos mal. Y encima quiero aprender más.
Y estoy llena de horribles contradicciones como que me gustaría olvidar el pasado y estar tranquilamente en pareja, y a la vez me encanta estar sola y comer porquerías y estoy escribiendo un libro sobre mis 45 ex-novios. En el pasado tenía mi punto frío y calculador, y sin embargo he sufrido, he sufrido y siempre he sido muy pasional. Las pasiones siempre han sido lo que más me ha importado. Buscaba la libertad, y la encontraba, y buscaba la inestabilidad, y la encontraba, y ahora no la quiero, y la tengo, pero quizás si no la tuviera la echaría de menos.
Y a pesar de todo soy feliz y sí, me siento coherente.
Soy coherente conmigo misma, porque yo soy así.
Habría que sacarle provecho a todas estas cosas, ¿no crees? y nunca quejarme de ellas.
¡Muchas reflexiones filosóficas para un martes a las dos de la tarde! Pero es que llueve mucho y no he querido salir a buscar los papeles de Hacienda. Así que me quedo aquí haciendo esto, ¡os aguantais!
Luego voy a la exposición de Victorio y Lucchino con Amelia, tal vez con Olga, o tal vez no voy si sigue esta porquería de lluvia.
Ya veremos.

empollado y puesto por Pau 14:11

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