Interesante cosa la webcam (wc). Por fin he conseguido ponerla funcionando y de repente, ¡plof! aparezco yo con una iluminación terrorífica, medio decompuesta en píxeles y aparentando una edad indefinida entre ochenta y noventa años. ¿Esto es lo que queréis ver en el Messenger? ¿Eh? ¿Eh? Me voy a desmitificar ante vosotros si empiezo a utilizar el diabólico artilugio este. Aunque bueno, después de experimentar durante una media hora o así he conseguido mejorar la cosa un poco. Me he dado cuenta de la importancia de la luz y he hecho unas enmiendas allí, también he observado que cuánto más lejos está la cámara mejor salgo (no tengo donde ponerla, le voy a construir un podio especial en medio del salón), y sé que si la dejo apoyada en la mesa (que sería su sitio) lógicamente me regala un primer plano atroz de mis narices. Luego he experimentado con arreglos melénicos (muy dificil ahora porque me he pelado y me han dejado como una jodida egipcia) y expresiones faciales, y ahora sé que si sonrío como una plasta todo el tiempo tengo la posibilidad de quedar bien, y entre todo me quita unos veinte años (o sea que ahora aparento 65, vamos bien). Bastante peor que José, que es la única persona ajena que yo he visto por la wc, que me ha parecido guapo y todo a pesar de su pixelación, pero cuando estaba serio se parecía al asesino de la costa y cuando sonreía era otra cosa totalmente, así que le voy a imitar. Tiene posibilidades la wc esta, sí. Ya os aviso cuando me sienta preparada para usarla en público.
Escribiré un libro un día de estos. Lo he estado pensando (un año por lo menos, hay que empezar tranquilo ¿no?) e incluso tengo algo hecho, aunque lo más seguro es que luego lo borre todo, como buena artista que soy. Mi libro tendrá 45 capítulos muy cortitos y es sobre 45 personas distintas y yo. Personas masculinas todas, y verdaderas, de carne y hueso. Sobre 45 relaciones o roces. Es que la ficción no me sale ahora, pero teniendo la realidad pa qué quiero la ficción, no sé, es una fase que tengo que pasar seguramente. Pero quiero escribir. Es que anoche quedé con Pepe y qué hartada de reir nos dimos porque nos pusimos a hablar de las experiencias de los 13-14-15 años ... qué cosa. Es que yo tenía unas anécdotas que me daba demasiada vergüenza ponerlas en el libro porque son muy casposas, pero al atreverme a contarlas me he dado cuenta de la gracia que tienen, y antes no quería ni pensarlas. Sobre todo la del limpiador de cristales con peinado Jackson Five (estamos hablando plenos años setenta aquí)... bueno, mejor me callo pero he revivido casi con cariño unas escenas más bien bochornosas de mi primera juventud, y .... voy a escribir ese libro. Si algún lector se ha quedado con las ganas (cosa difícil dicho lo dicho), no se preocupe porque anécdotas habrá muy pronto, estoy a punto de retomar la lectura de mis diarios y se asoma una fase loca loca loca así que ... más autoestop, hambre, carcajadas y amores imposibles dentro de pocos días.
Me he puesto esta foto de fondo de escritorio en mi ordena, ¿os gusta para la pantalla?
Queda la mar de bonita, aunque es un poco peligrosa porque me relaja mucho y me quita las ganas de trabajar.
Y vosotros, ¿qué tenéis de fondo de escritorio? Tengo curiosidad.