Todavía no puedo contar lo de mi segundo viaje por las nieves para encontrarme con mi amante, porque todavía tengo que leer esa parte en el diario, leerla, entenderla, digerirla, y luego lanzarla. Pero como algunos lectores tienen prisa .... pues vale. A ver si para mañana. Si no, como tarde para pasado, ¿vale?
Mientras tanto, otras historias de Toulon. Susana y yo llegamos allí para hacer un curso en la universidad porque se suponía que estudiábamos francés. Empezamos el curso y el primer día "un hombre peludo y aburridísimo nos ha hablado durante dos horas. ¡Ha sido horrible! No volveremos nunca más a sus clases". Tampoco volvimos muy a menudo a las clases de "filosofía, y de fonética, que son las peores, seguidas muy de cerca por las de vocabulario científico y técnico" ... ohú qué curso más insoportable, no me extraña que abandonáramos rápidamente la idea de estudiar algo y nos dedicáramos a otros menesteres.
No queríamos vivir en la residencia estudiantil, que nos parecía un gueto, pretendíamos hablar algo de francés durante nuestra estancia así que nos buscamos una habitación en el Foyer de la Jeunesse, sí, territorio de la temible Mademoiselle Marx, que como bien dice Javi es un "personaje digno de protagonizar un cómic". Teníamos un pequeño problema: nosotras vivíamos en el centro de Toulon y la universidad estaba a 8 kilómetros y uuh, chungo, no teníamos pelas para el autobús (si no teníamos ni para comer, recuerdo lo duro que era la dieta de "tartines de beurre", que suena bien pero que significa pan con margarina). Las pocas veces que fuimos a la universidad - casi siempre para ir a alguna fiesta - íbamos en autoestop, era por autopista practicamente todo el camino, yo no sé por qué pero me acuerdo que un día me habían dejado a la mitad del camino e iba yo transitando por donde no debía y oigo "clonc" y de repente me encuentro como en cuclillas ... mirando hacia arriba a un gran panel de señalización que me acababa de dar un porrazo en la cabeza.
Nuestro principal foco de interés en la universidad eran dos chicos irlandeses que nos parecían bastante sexys o ... algo así, yo qué sé qué vimos en ellos. Trabamos amistad y semi-ligue con ellos, pero sólo dieron lugar a desgracia, frustraciones y varias insondables borracheras, todo culminando en el día que nos apuntamos a una excursión de la uni, incluida en el precio del curso, claro, pero como nosotras no vivíamos en la residencia la uni pasaba de nosotras, no nos tenía en la lista de la excursión ni siquiera, y después de pasar una frustrante tarde en Nice viendo como ellos hacían buenas migas con todas las chicas que había en la excursión menos con nosotras vimos como salía el autobús de la uni hacia el próximo destino delante de nuestras propias narices con todos ellos a bordo .. y dejando a Susi y a Pauli de patitas en la calle. Sacamos el dedo, lo único que sabíamos hacer, y paró un Volvo (sí, el Señor obra por senderos misteriosos, y no lo hace nada mal, oye) y saltamos dentro y le dijimos al conductor, "SIGA ESE AUTOBUUUUUUUS!!!!!!", que ahora se alejaba en la distancia, pues en el poderoso Volvo conseguimos alcanzarlo y claro, nuestro vehículo siendo de techo retractrable (es que en la Côte d'Azur ... ) yo me pude poner de pie sobre el asiento y sacar el cuerpo por el techo gesticulando locamente al autobús, "EEEYYYY, OS HABÉIS IDO SIN NOSOOTRAAAS!" Toda la excursión se precipitó a la ventana trasera para deleitarse con el escándalo ... y conseguimos que pararan. Pero aún así no había nada que hacer con los dos tontos estos ... y muy poco tiempo después yo empecé a salir con Philippe, así que (gran corte de mangas virtual).
Estas sólo son unas poquitas aventuras, podría contar muuuuuchas más .... ¿mañana? ¿O mañana cuento lo de las nieves?
Bueno, a ver si alguien recuerda o conoció estos maravillosos jabones atornillados a la pared en los retretes franceses, yo nunca los he visto en otro país ni en otra época, los llamábamos los "Donge" porque Donge (como por ejemplo en "Need a giant Dong?" - texto de un spam de alargamiento de pene -) era una marca de jabón y nos pareció un nombre idóneo, porque para lavarte las manos con un jabón de esos tenías que ... ummm, a ver cómo me explico, bueno, al grano, tenías que hacerle una paja, y la metáfora era particularmente redonda cuando el jabón estaba un poco gastado ya y de forma alargada ..... nos reímos mucho mucho con los Donge, sobre todo cuando un cargamento de tres amigas llegó de Inglaterra a visitarnos y en los servicios un día las muy diabólicas desatornillaron todo el artilugio de la pared (vete a saber por qué llevaban un destornillador en el bolso, eso no lo encuentro en el diario) y lo volvieron a atornillar pero al revés, mirando hacia arriba ...
Bueno, si he encontrado a alguien que conoce el Focking Gin seguro que algún lector ha tenido la experiencia Donge. ¿Le suena a alguien?